Por
Gustavo Veiga
Los números en rojo, los presupuestos convertidos en cartón
pintado, los sueldos incobrables, los gastos impagables, todo, absolutamente
todo, conforma un cóctel explosivo que ya insinúa para el
2002 la parálisis de esa industria sin chimeneas llamada fútbol.
Julio Grondona le confirmó la posibilidad a Página/12 hace
unas horas: Si esto sigue así, no puede empezar ningún
campeonato. Sergio Marchi, el secretario general de Agremiados,
fue más allá: No sé si vamos a tener país
en febrero. Apenas te podría decir lo que va a suceder la semana
próxima. Por su parte, Armando Capriotti, el vicepresidente
de Chacarita, se atribuyó la instalación del tema hace ya
un tiempo: Yo planteé que esto no iba más hace cuatro
o cinco meses. La crisis explotó por el mazazo que nos dieron con
el IVA.
Estos testimonios abren un interrogante sobre el futuro del fútbol
bajo las actuales condiciones. El presidente de la AFA lo entiende así:
Los problemas siguen, aunque no tanto por culpa de los clubes. Fíjese
que ya no hay pases estridentes, ni locuras de ese tipo. Lo que no se
puede bancar más es, por ejemplo, el costo que insume la policía.
Si continuamos de este modo, con gastos que superan a los ingresos, esperaremos,
se abrirá un paréntesis. En el 2002 está el Mundial,
veremos.... Resulta cuanto menos curioso que Grondona se exprese
en estos términos. Sugiere que hoy no resulta descabellado pensar
en una especie de lock-out impulsado por los dirigentes.
Pero en el enfoque de muchos directivos, hay un problema adicional que,
recién ahora, el propio titular de la AFA reconoce como grave.
Se trata del acuerdo que firmaron la asociación encabezada por
Grondona y Agremiados el 10 de mayo pasado y que homologó el Ministerio
de Trabajo. Este compromiso les permitió a los planteles de las
tres categorías profesionales ir cobrando los salarios, primas
y premios adeudados al 30 de abril.
No me arrepiento de haber hecho el convenio. Aunque, sí,
los plazos de pago debieron haber sido más grandes. Recuerde que
estaba el Mundial Sub-20, se jugaban las últimas fechas del campeonato
local y, además, teníamos el Congreso de la FIFA en Buenos
Aires. No hubiese resultado muy lindo sufrir una huelga en el medio de
todo eso, confesó el dirigente. Aquel conflicto que finalizó
con un rotundo triunfo de los futbolistas, provocó que, con el
correr de los meses, Grondona comenzara a recibir críticas hasta
desde su entorno más cercano. La semana pasada, Eduardo Deluca,
un hombre que lleva treinta años a su lado en la conducción
del fútbol nacional, cuestionó el arreglo durante una entrevista
que le concedió a este diario. Capriotti piensa igual: No
compartimos lo que se firmó y lo dijimos en su momento.
La visión de Marchi es muy diferente. El éxito que logró
el sindicato cuando ya se vislumbraba una crisis económica casi
terminal lo lleva a reivindicar aquel acuerdo, que fue la consecuencia
de dos paros de futbolistas en el transcurso del año. Logramos
cobrar entre 50 y 60 millones en un país donde se cortó
la cadena de pagos. Considero que el fútbol requiere hoy un plan
de saneamiento integral, en el que se debe involucrar al Estado, que es
uno de sus mayores acreedores. Habría que concretar lo que yo llamo
un mega-fideicomiso, algo así como lo que se hizo con la deuda
contraída con los jugadores, propuso el ex defensor de Gimnasia
y San Lorenzo.
Según Marchi, los depósitos de valores en el Banco Credicoop,
la entidad que opera el fideicomiso, se han ido cancelando sin problemas.
Por eso, en su voz se adivina la satisfacción de quien cree haber
bregado por algo trascendente en el medio de una crisis galopante. Los
muchachos de la Primera B Metropolitana y la B Nacional cobraron el ciento
por ciento de lo que reclamaban hasta abril y los de Primera recibieron
cerca de un 50 por ciento. Si hasta se cobraron intereses. La confianza
con que se expresa el secretario general de Agremiados también
lo llevó a preguntarse: ¿Que ellos paren el fútbol?
Hay que tener autoridad para plantear ciertas cosas. Porque después
del convenio que firmamos en mayo, hubo dirigentes que se dedicaron a
dormir la siesta. Capriotti, desde la otra vereda, le respondió:
No, nada que ver. Estamos superados por la situación del
país. Le doy algunos ejemplos: la plata de la televisión
se agota. A Chacarita le pagan por año 1.800.000 pesos en doce
documentos. Tenemos cuatro de 120.000 pesos cada uno y no los podemos
cambiar en ningún lado porque nos quieren cobrar una tasa del 60
por ciento anual. Los otros problemas son el costo de la policía
y el IVA. Nosotros debutamos con este impuesto el día que jugamos
con River en el estadio de Vélez. Nos salió 70 mil pesos
y apenas recaudamos 25 mil.
Este tipo de cuestiones se analizaron la semana pasada durante la última
reunión del Comité Ejecutivo de la AFA. Y algunos de sus
miembros pusieron el dedo en la llaga. Nos preguntamos cómo
hacemos para arrancar en el 2002. La única solución que
yo veo es que los clubes no paguen más la policía y el IVA.
Solamente así vería una luz, como decía el Cardenal
Samoré durante el conflicto con Chile, sugirió Capriotti.
Con respecto al impuesto del 21 por ciento que grava el consumo, su aplicación
a las entradas de los partidos ha sido neutralizada por un recurso de
amparo que tiene un fallo favorable de Primera Instancia, todavía
vigente.
Sea como fuere, entre el carácter provisorio de la resolución
judicial sobre el IVA y la segura resistencia que opondrá la policía
a cualquier intento de no pagar sus servicios adicionales de cancha, el
porvenir se presenta muy delicado para los clubes. Hace un tiempo, la
AFA dejó librados a su suerte a ciertos partidos del ascenso considerados
de alto riesgo. Abogó para que, si la institución local
no podía hacerse cargo de los costos, se suspendiera el encuentro
y perdiera los puntos en juego. Lo primero redundó en sucesivas
postergaciones y las sanciones quedaron sólo en amenazas.
Más allá de estos asuntos, Marchi es optimista con respecto
al futuro de la actividad. Confía en que hay una salida: El
fútbol tiene viabilidad, pero hay que comprometer al Estado en
esta problemática. Yo invité a varios dirigentes para que
trabajemos a la par en este sentido. El desafío está
lanzado, pero antes cabe preguntarse a qué Estado se le demandarán
soluciones. Si es el que condena a la inanición a miles de jubilados
o el que no garantiza trabajo a los más jóvenes, la AFA
y Agremiados seguirán cortando clavos. Confiar en que la ayuda
caerá como maná del cielo, supone creer que al fútbol
se le extenderá una mano.
Ese privilegio se tornaría hoy insoportable y le daría la
razón al desaparecido periodista Dante Panzeri, quien en 1974 escribió:
El fútbol es el único moroso impune ante el Estado.
|