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UN INFORME DEL ORGANISMO ANALIZA Y CONDENA DURAMENTE A VARIOS DIBUJOS ANIMADOS
El Comfer le declara la guerra a Homero Simpson

El estudio �Una cuestión preliminar al análisis de contenido de los dibujos animados� reparte críticas a series que van de �South Park� a �Tom y Jerry�, pasando por el animé japonés y �Los Simpsons�. Es el paso previo a una �Guía de observaciones� con sus correspondientes multas.

Por Mariano Blejman

Según un informe al que accedió Página/12, el Comfer estaría evaluando la posibilidad de entrenar a su “Equipo de evaluadores” para multar aquellos dibujos animados que pueden ser considerados como negativos. “Los dibujos animados constituyen uno de los géneros de la programación en los que la temática de la violencia, bajo sus distintas modalidades y formatos de presentación, registra notables niveles de difusión en los medios audiovisuales del país”, explica el informe, denominado “Una cuestión preliminar al análisis de contenido de los dibujos animados”. Esto es un paso más del organismo oficial por regular el contenido de televisión, complementario a la “Guía de contenidos” sancionada hace dos años. Intenta, en definitiva, organizar una guía para calificar –y en su caso multar– a los canales que emitan dibujitos “no del todo apropiados”, una calificación que podría englobar, en rigor, a casi todos. Para el equipo de evaluadores, “Los Simpsons”, por ejemplo, encierran una “metáfora de los años 90 que descree de las utopías”; los animé de procedencia japonesa “ocultan valores antioccidentales” en cada pelea galáctica; los cartoons clásicos estadounidenses tienden a “difundir y exaltar el American Way of Life”, y los dibujos argentinos son, en su mayoría, una expresión criolla influida por los cartoons de tipo “post Simpsons”.
El estudio consistió en realizar un seguimiento a veinte dibujos animados que se encuentran en la TV argentina, a cargo de los científicos sociales Guillermo Cairo, Beatriz Rotundo y Renzo Moyano. Según ellos, su análisis pretende “contribuir a la reflexión sistemática sobre el contenido en televisión”. En verdad, lo que intenta el Comfer es sistematizar el análisis de la temática de la violencia, y así lo admite: “La mayoría de las infracciones provienen de la vulneración de los límites en el contenido”. Aún así, los investigadores intentan “desvincularse de las aseveraciones en pro o en contra de la televisión como agente de socialización”, esto es: la televisión no es mala ni buena, su contenido sí puede serlo.
Para el análisis, los dibujos animados fueron divididos en cuatro rubros: cartoon tradicional, nuevos cartoons “post Simpsons”, animé japoneses y dibujos nacionales. Los estadounidenses “clásicos”, dice el equipo de evaluadores, como Popeye, Tom y Jerry, Mickey, La Pantera Rosa, Bugs Bunny y el Pato Donald, “tienden a difundir y exaltar distintos aspectos vinculados con el American way of life de la sociedad industrial. Existe cierta orfandad de forjamiento de un espíritu crítico sobre la mirada del espectador. En este tipo de cartoons, los personajes suelen estar investidos de ductilidad motriz y gestual”. Se reproduce “indefinidamente”, bajo el modelo estereotipado del personaje, que enfrenta a un animal fuerte y torpe contra un diminuto, débil y hábil, que terminará en una “laceración física” del malo (Tom contra Jerry). Los personajes recrean situaciones donde la agresión corporal y sus consecuencias lacerantes “son el motivo fundante del efecto cómico” y sus escenas de deformación y despedazamiento corporal excluyen –eso sí– la exhibición del interior de los cuerpos (Correcaminos)”.
Sin embargo, con la aparición de “Los Simpsons” –la genial realización de Matt Groenig– las reglas de animación estadounidense se modificaron. “Las historias fueron desplazadas de la ficción, la aventura y el cuento fantástico”, aseguran. “Los Simpsons” son una metáfora de los años noventa, es cierto. Pero esta metáfora sugiere para el informe que “estos personajes han relegado del discurso a la creencia en las utopías, en las epopeyas sociales, políticas o ecológicas. Son un universo de definiciones en las que las mentes de occidente han dejado de creer”, aseguran ellos. Si bien es verdad que incorporaron el lenguaje cinematográfico –planos medios, primeros planos y travellings–, eso le dio a las travesuras de Bart y Homero, un realismo inusitado. Pero las grillas estadounidenses –y por ende argentinas– reciben, dicen, “las miradas antiépicas de ‘Ren &Stimpy’, ‘Beavis and Butthead’, ‘Pinky y Cerebro’, ‘South Park’ y ‘Casa de Mutantes’, con espacios críticos y reflexivos, que carecen de la moral de las animaciones anteriores y desafían la idea de que hay una sola manera de hacer, un cuestionamiento del americanismo, del estilo de vida y cierto sarcasmo”.
Por otro lado, los animé –dibujos japoneses– son los cartoons donde, según el informe, más claramente se muestra la violencia. “Caballeros del Zodíaco”, “Dragonball Z”, “Pokémon” y “Sailor Moon” (e incluso el extinto “Mazinger Z”) muestran a un “héroe que suele sugerir la consecución de acciones violentas y una cierta inclinación natural por enfrentamientos físicos y verbales, incluso contra sus propios amigos”. Para el informe, en “Dragonball” o “Los Caballeros del Zodíaco”, la guerra es presentada directamente como un objetivo valioso en sí mismo, como medio legítimo y deseable para expresar y confirmar la excelencia del héroe. Incluso, dice el equipo. “existe deificación de la muerte y de la resistencia ante el dolor físico ineludible de toda contienda. La serie “Ranma 1/2” toca temas inherentes a la sexualidad. Todas –sentencian– cuestionan implícitamente la moral cristiana y occidental”. La tesis de los investigadores intenta basarse en raíces demasiado lejanas. Antes –asegura el informe–, los hombres se encontraban en estado de guerra permanente, donde, “previo a la constitución de la Ley, el recurso de la fuerza se imponía sobre la persuasión”. Y esto se refleja, de algún modo, en los miles de Pokémon. La caracterización física de personajes masculinos y femeninos “se exhibe de manera desproporcionada. Las muecas repetitivas provocan un realismo exacerbado”. Estos dibujos se convierten en un corolario de moralejas “no siempre felices”, donde los buenos no siempre ganan, los malos son en verdad buenos y viceversa.
Por último, en el escueto panorama de dibujos animados nacionales, el único trabajo analizado, “Mercano, el marciano”, (actualmente en el circuito cerrado de Metrovías) tiene una gran influencia de los cartoons “post Simpsons”, por un lado, junto a cierta concepción criolla de sus guiones. Aunque “Mercano, el marciano”, ya dejó el espacio de televisión que tenía en Much Music, el rol de los dibujos animados nacionales no queda bien claro. En todo caso, el punto vinculante, según el análisis, es que todos “se centran sobre la hegemonía de una modalidad de relato dentro del cual la constitución de la Ley usualmente está asociada al alcance de poderes extraordinarios”. En tal caso, a partir del estudio “preliminar”, probablemente, el Comfer pretenda usar poderes extraordinarios para reglamentar el contenido en televisión. Aunque en este caso parezca que está tratando de encontrarse en los dibujos mucho más de lo que los dibujos tienen.

 

TRES OPINIONES SOBRE LA POSIBLE REGULACION

Ayar Blasco*.
Hay dibujos animados bien hechos y mal hechos. Muchos de estos productores de dibujos bastante vacíos, creen que porque son para chicos pueden hacer cualquier cosa. De todos modos, el asunto de la violencia ya está controlada en los canales para chicos. Nosotros quisimos entrar en Nickelodeon y nos dieron indicaciones claras, que terminamos descartando: no mostrar sangre, ni escenas de sexo, ni gente tomando alcohol. Además, si un personaje moría durante la serie teníamos que reaparecerlo vivo antes que termine el capítulo. Entonces no entramos. Si se implementara algún tipo de reglamentación de contenidos, no sé qué pasaría con dibujos como “South Park”, que supuestamente “atentan contra la moral”. Creo que se corre el riesgo de convertir un estudio en una propuesta conservadora. Sería peligroso porque la libertad creativa estaría cercenada.
* Codirector de “Mercano, el marciano”.

Pablo Marcovsky*.
Habría que tomar ciertas precauciones a la hora de controlar el contenido de televisión. El tema debería tratarse con altura, profesionalismo e idoneidad. Si a una señora se le muestra un animé se va a espantar. Acabo de participar en un encuentro de Unicef que se llamaba “TV ¿cómo te quiero?” y, para mi sorpresa, los pibes piden más violencia en los dibujos, sin embargo le tienen miedo al noticiero. En “Pulgas en el 7” nos ocupamos de estar atentos al contenido, entendiendo que también quieren ver animación. Vivimos en un contexto violento, con padres desocupados y condiciones básicas irresueltas. Por lo tanto, creo que existen otros aspectos más atendibles que la TV. Es cierto que algunos animé deberían ser pasados en horarios de protección al menor, como “Evangelion”, que yo considero una obra de arte. Lo demás corre por cuenta de los padres.
* Conductor de “Pulgas en el 7”.

Mex Urtizberea*.
Que exista un comité que decida qué le hace bien y qué no a un niño es una actitud donde se debe analizar al adulto que hace ese trabajo. Siempre se criticó a “Tom y Jerry”, a “Los Simpsons”, a “South Park”. Pero ese es el pensamiento que puede tener un grande, y no lo que le pasa al chico. Los dibujos animados son la evolución de lo que sucede en la cultura y la gente. Pero Hansel y Gretel, por ejemplo, donde se morfaban a los niños, es asumida como parte de la cultura universal. Por lo tanto, es difícil evaluar y decir qué está bien. El Comfer tiene que poner límites, es su función. Pero no creo que modificando el contenido televisivo va a cambiar lo que le pasa a un chico en la cabeza. El padre que le echa la culpa a la TV por la violencia de su hijo está desubicado. Yo, por ejemplo, he visto durante mi extensa vida todo tipo de dibujos animados y soy un tipo extraordinario.
* Creador de “Magazine For Fai”.

 

 

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