Por Cristian Alarcón
Esta vez, parece, están
convencidos de que sí agarraron a los asesinos de Miguel Angel
Lecuna. Ayer, en operativos en diferentes puntos del Gran Buenos Aires,
cayeron, a pesar de que anduvieron escapando durante horas, cinco ladrones
que se dedicarían hace un tiempo a robar con pésimos modales
a los pasajeros de taxis. De pintorescos sobrenombres como los anteriores
asmáticos, Walter Omar Jorge, alias Pipí;
Antonio Arregui, conocido como El Viejo; Oscar Segundo Barros,
sin apodo alguno; el Loco Hugo y el más rudo de todos,
Daniel Gómez, el Cara de Goma, tienen en contra varias
pruebas que cuidan con celo los investigadores. Una de ellas son las dos
camionetas blancas, una Mercedes Benz y un minibús, que les fueron
secuestradas. Otra, la abundante documentación trucha para alquilar
taxis. Y la más importante, en la que la Policía Federal
y los fiscales se juegan como a una fija cantada por Gardel y Lepera:
un taxi con el asiento de atrás manchado de sangre.
Ayer se negaron a declarar dos de los detenidos ante el juez Velázquez.
La lista de cinco se completaría durante el día de hoy.
Ayer a última hora una alta fuente de la fiscalía le dijo
a Página/12 que ya habían encontrado al quinto personaje,
el único que avisado por las filtraciones de información
de que lo buscaban estuvo prófugo por unas horas. El propio
fiscal general Norberto Quantín se quejó ante este diario
por la burocracia judicial en los juzgados federales y provinciales
del Gran Buenos Aires que retrasaron el envío de las órdenes
de detención que se libraron en la ciudad. Acá hubo
un problema que muestra el estado en que esta la justicia: no se pudieron
hacer las detenciones simultáneamente, porque los señores
jueces federales del Gran Buenos Aires se negaron a tramitar los exhortos,
los provinciales dieron otros exhortos y se fue tardando en dar las órdenes,
poniendo sobreaviso a algunos, golpeó Quantín a los
bonaerenses.
Quantín venía de una fallida apuesta a lo que se conoció
como la banda de los Lecuna, un grupo de ladrones que estuvieron sospechados
por el hecho hasta que fue imposible reunir pruebas para incriminarlos
en el crimen. Pero en los tribunales esta vez aseguran no equivocarse.
Antes sosteníamos que había posibilidades de que El
Chueco, El Asmático y Sieteculos fueran. Ahora estamos convencidos
de que éstos son los que lo hicieron, sostienen las fuentes.
En la anterior banda acusada, la que había provisto la información
había sido la Bonaerense. De hecho, ayer el vocero del ministro
de seguridad confirmó hasta última hora que su gente había
detenido solo al principal acusado, Gómez, el Cara de Goma. Nada
sabían los provinciales del resto de la troupe, aunque algunas
fuentes aseguraban que la pista seguida esta vez venía del mismo
testigo de identidad reservada o buche, que en ocasión
de los asmáticos. Desde la Federal lo desmintieron.
Después del fracaso de la pista anterior, el fiscal Quantín
prefirió que la investigación la coordinaran en Delitos
Complejos y la Brigada de Investigaciones Antiterroristas. Evaluamos
muchas hipótesis y una surgida de la investigación de un
oficial de la comisaría 35ª en la zona de la fiscalía
de Quantín nos pareció seria, dijeron fuentes
judiciales. Fue de allí de donde salió el dato para encontrar
un taxi Renault 9 manchado con sangre supuestamente en el sitio donde
fue acorralado Lecuna el 2 de noviembre por la tarde. No podemos
tener tanta mala suerte de que no sea la sangre de Lecuna la que está
en el taxi, le dijo ayer un vocero a este diario. Sobre todo porque
también podría ser de Lecuna, o de su agresor, la sangre
encontrada en el asiento de una camioneta. Esto es: el asesino del empresario,
con las manos ensangrentadas después de clavarle una y otra vez
el puñal, debió ensuciar la butaca no solo del taxi sino
también de la camioneta. Los análisis de la mancha del Renault
9 estarían listos entre hoy y mañana. Aun así los
investigadores aseguran que en este caso los elementos para probar que
a Lecuna lo mataron estos ladrones de taxis son muchos más que
los que ayer trascendieron. La preocupación de los pesquisas tiene
sus motivos: fue duro el momento en que el juez Enrique Vázquez
tuvo que desvincular del crimen a Marcelo El Asmático
Martínez y sus amigos, que quedaron adentro, pero por ladrones
y por 150 gramos de cocaína. En este caso dicen tener tan clara
la historia que saben que fue Cara de Goma el que cortajeó a Lecuna
y que sus compañeros podrían dejarlo en banda
para no responder por el homicidio. El hombre, fuerte y rudo como para
desarmar a una víctima del tamaño del Vasco,
tenía una colección de cuchillos. ¿Esa es la mafia
de los taxis? Mafia de los taxis es un nombre que le ponen... le
dijo a Página/12 Quantín. Son varios los grupos que
se dedican a robar de esta manera. Estamos hablando de una modalidad,
de un adjetivo más que un sustantivo.
DOS
ARGENTINOS MUERTOS TRAS EL ROBO DE UN AUTO
A los tiros en la ruta paraguaya
Dos argentinos un padre
y su hijo fueron asesinados a balazos en Paraguay, presuntamente
en medio del robo del auto en el que viajaban. Los cuerpos fueron encontrados
en un descampado de la localidad paraguaya de Carmen del Paraná,
a 35 kilómetros de Encarnación, una zona cercana a Posadas
conocida como un área de contrabando de cigarrillos y drogas. Según
los investigadores, los crímenes se cometieron entre la noche del
viernes y la madrugada del sábado, cuando las víctimas emprendían
el regreso a Buenos Aires. La justicia paraguaya intenta ahora encontrar
a María del Pilar Duarte, una mujer de nacionalidad paraguaya que
había viajado a la ida con los argentinos.
Anselmo Kloster, de 51 años, y su hijo Raúl, de 30, habían
llegado a la ciudad paraguaya de San José de los arroyos el viernes
7 de diciembre, acompañados por la pareja del primero, Duarte,
quien planeaba pasar las fiestas de fin de año junto a su familia.
La idea de los Kloster era dejar a la mujer junto a sus familiares y volver
a La Matanza, donde vivían en el conurbano bonaerense, pero un
desperfecto mecánico en el Seat Córdoba en el que viajaban
los obligó a quedarse algunos días en San José.
De acuerdo con la reconstrucción realizada por la Justicia, recién
una semana después padre e hijo emprendieron el regreso hacia Buenos
Aires: El viernes 14 a las 19.03 pasaron por el peaje de Coronel
Bogado, una ciudad que queda a 50 kilómetros de Encarnación
y a 12 kilómetros de donde finalmente se encontraron los cuerpos,
afirmó el fiscal del caso, Eduardo Petta San Martín.
Al parecer, momentos después de pasar el peaje, una banda interceptó
a los Kloster con el fin de robarles el auto. Para los investigadores,
las víctimas quisieron escapar de los criminales y se produjo
una persecución. Es posible que hayan intentado defenderse
y allí habrían sido asesinados, agregó el fiscal.
Los cadáveres fueron encontrados a unos 500 metros de la Ruta 1
de Paraguay, en un camino vecinal del barrio San Jorge de Carmen del Paraná;
mientras que el automóvil fue hallado a 40 kilómetros del
lugar con varios raspones en un lateral e impactos de bala en la parte
posterior. Al respecto, Petta San Martín dijo que el coche fue
abandonado por los ladrones porque tenía problemas de motor, el
tablero destruido y el parabrisas trasero roto.
Si bien en un primer momento se sospechó que el doble crimen podría
haber tenido relación con un posible ajuste de cuentas, el propio
fiscal desestimó esa hipótesis y afirmó que el móvil
del hecho fue el robo de vehículo.
Por su parte, el cónsul argentino en Encarnación, Miguel
Borzi, precisó que la esposa de Anselmo Kloster estaba viajando
al lugar para retirar los cuerpos.
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