Por Eduardo Videla
Como un Instituto Di Tella,
cuarenta años después, pero con la participación
del Estado como promotor de proyectos y de empresas vinculadas a la producción.
Así sueñan las autoridades porteñas el futuro del
Centro Metropolitano de Diseño, que ayer estrenó nuevo edificio
en el barrio de Barracas, a dos cuadras del Riachuelo. Se trata solo de
la primera parte de un ambicioso proyecto que comprende el reciclado de
lo que fue el Mercado Concentrador de Pescado, una enorme estructura de
hierro y cemento que ocupa una manzana de ese rincón del sur porteño.
La iniciativa se complementa con la convocatoria a un concurso de propuestas
de emprendimientos vinculados al diseño. Los ganadores serán
apoyados durante tres años mediante una incubadora de empresas.
El nuevo edificio del CMD fue inaugurado ayer por el jefe de Gobierno,
Aníbal Ibarra. Es un galpón reciclado, de 800 metros cuadrados
de superficie, con paredes de mampostería y techos de chapa, dotado
de cuatro dúplex donde funcionarán las incubadoras, con
las tuberías del aire acondicionado a la vista. Nuestro objetivo
es que a mitad del año próximo tengamos un espacio cuatro
veces superior a este, dijo a Página/12 el secretario de
Desarrollo Económico, Eduardo Hecker, impulsor del proyecto.
El centro pretende promover una actividad capaz de otorgar valor agregado
a productos de distinta índole: desde ropa y calzado hasta muebles,
herramientas, packaging, juegos y productos audiovisuales. ¿Cómo
lo hace? Capacitando a los diseñadores, brindándoles
asesoramiento y favoreciendo su vinculación con la industria que
utilizará sus diseños, dijo a este diario Adrián
Lebendiker, coordinador del Centro Metropolitano de Diseño.
Con proyectos como este, queremos poner una cuña en la rueda
de la recesión, dijo Ibarra, al dejar inaugurado el nuevo
centro, ante la presencia de diseñadores y empresarios. La obra
se terminó en apenas tres meses, con una inversión de 380.000
pesos. Para el año próximo, el presupuesto que estudia la
Legislatura destina 2 millones de pesos para la continuación del
proyecto.
Para concretarlo, la Sociedad Central de Arquitectos convocó en
virtud de un convenio con la ciudad a un concurso de proyectos para
la remodelación integral del ex Mercado del Pescado. El edificio,
ubicado sobre la calle Villarino al 2500, a 100 metros de la Estación
Yrigoyen del ex Ferrocarril Roca, está abandonado desde que cerró,
en 1980. En estas dos décadas se sumó al paisaje de abandono
del sur porteño. Declarado Area de Patrimonio Histórico,
el lugar será recuperado con la intención de convertirse
en motor de progreso para el barrio.
El lugar, además de cobijar a los diseñadores, pretende
convertirse en un centro de eventos en los que participen empresarios,
productores, universidades y centros de investigación, además
de la gente vinculada al diseño. No será sólo
una suerte de Di Tella del siglo XXI. Le sumaremos la asistencia del Estado
a los emprendimientos y la participación de los empresarios,
dijo Hecker a este diario.
Junto con la inauguración del edificio, se lanzó ayer el
proyecto IncuBA, un programa destinado a impulsar el desarrollo de empresas
y microemprendimientos vinculados con el diseño y las industrias
culturales. En marzo se llamará a concurso y en junio ya
estarán trabajando las incubadoras, anunció Lebendiker.
Las propuestas ganadoras serán incubadas durante tres años:
tendrán un espacio físico, provisión de servicios
(electricidad, teléfono, internet), asesoramiento profesional,
financiero, contable y legal, y contactos con canales de distribución,
empresas e inversores de riesgo.
Es muy importante para los diseñadores tener un espacio de
capacitación y asesoramiento en temas como calidad y costos,
dijo a este diario Nadine Zlotogora, diseñadora de indumentaria
que, merced al programa de la secretaría, pudo exponer este año
su colección en el Consulado argentino de Nueva York. La
propuesta es muy buena. Ahora depende del compromiso delos industriales
que comprendan las ventajas de incorporar el valor agregado del diseño
a su producto, agregó el arquitecto Felipe Casuscelli, que
acaba de presentar un proyecto de diseño sustentable.
La iniciativa deberá sortear, además, los efectos de la
recesión. Ese es el desafío concluyó
Hecker, lanzar este proyecto en un momento en que lo que se busca
es la manera de sobrevivir.
Famosa iglesia en
llamas
El miedo volvió por unas horas a Nueva York. Las nubes
de humo, visibles en buena parte de Manhattan, asustaron a la ciudad,
que se creyó en presencia de otro atentado. Lo que ardía
era la famosa Catedral Saint John the Divine, la mayor iglesia de
Estados Unidos, cuya construcción empezó en 1892.
Según las evidencias reunidas, sin embargo, el fuego no fue
intencional: se habría iniciado por algún desperfecto
en la tienda de la iglesia. Tras cinco horas, los bomberos lograron
apagar el fuego y aunque aún deben evaluarse los daños,
ya se sabe que la parte principal de la iglesia fue salvada.
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