Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


“Sería bueno hablar sólo de libros,
pero ¡qué difícil que se me hace!”

Guillermo Saccomanno fue distinguido ayer con el Premio Nacional de Literatura, en la categoría novela, por �El buen dolor�. En la nota se pregunta
dónde fue a parar el país de los sueños colectivos.

Guillermo Saccomanno es colaborador de Página/12, tiene
55 años y vive entre Capital y Villa Gesell.

Por Emanuel Respighi

El escritor y periodista Guillermo Saccomanno fue distinguido ayer por la Secretaría de Cultura de la Nación con el Premio Nacional de Literatura del año 2000, en la categoría Novela. El galardón lo recibió por su obra El buen dolor, una novela autobiográfica que narra el dolor que atraviesa una familia cuando una letal enfermedad invade el cuerpo del dueño de la casa. “La novela cuenta la historia de un padre y un hijo, pretendiendo retratar el declive familiar cuando una enfermedad invade, en este caso, a mi padre. Cuando las fruteras, en vez de llenarse de frutas, se colman de remedios”, explica colaborador de Página/12. El jurado, compuesto por Jorge Panesi (docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA) y por los escritores Liliana Heker y Antonio Dal Masetto, también premió en el segundo puesto a Guillermo Piro (por Versiones del Niágara) y en el tercer lugar a Esther Cross (El banquete de la araña).
El escritor de 53 años, que vive entre la Capital Federal y Villa Gesell, ha publicado hasta ahora 8 novelas y pese a que recibirá una recompensa notable, 15 mil pesos y un subsidio vitalicio de 700), no oculta su fastidio por la situación económico-social que actualmente sacude a la Argentina. “Como escritor, sin dudas, el premio me estimula porque significa un reconocimiento de los pares, antes entregado a escritores de la talla de Tizón o de Rivera. Pero yo no puedo, ni debo, abstraerme de lo que ocurre a mi alrededor. Sería bueno hablar sólo de libros, pero ¡qué difícil que se me hace!”, plantea.
–A pesar del premio, parece enojado...
–Estos premios son importantes porque constituyen un aporte al trabajo intelectual en la Argentina, que actualmente está totalmente desprestigiado. Es un premio importante porque me lo otorgan mis pares: escritores. Pero me molesta ver a la Secretaría de Cultura de la Nación en ruinas, justamente a tres cuadras del Hotel Alvear, donde Cavallo casó a su hija después de correr entre las tumbas. Que la secretaría esté ubicada en plena Recoleta en tal estado de decadencia, con empleados que no saben si van a cobrar el sueldo o no, es una muestra de la Argentina de hoy.
–¿Es de alguna manera esta sociedad la que el libro intenta retratar?
–Yo quiero que sea leída como una novela, como una exploración a través de la memoria, pero también cómo a partir de una historia íntima se puede contar la historia colectiva. El libro intenta demostrar que existe una dignidad, una ética y una solidaridad en la pobreza que las clases altas de la sociedad no poseen. Cuando uno ve que el día del casamiento de su hija Cavallo tiene que correr entre las tumbas, esta imagen es mucho más poderosa que lo que cualquier texto puede decir. En un país en que los torturadores y los estafadores están en libertad, hay ciertos valores que hay que reivindicar. Cuando pienso lo que este libro significa, que trata sobre la pérdida de mi padre, un proletario que se interesaba por la lectura, me pregunto ¿dónde fue a parar ese modelo de país? Por eso digo que no da para que hable sólo de literatura, a pesar de que el trabajo intelectual está desprestigiado.
–¿Por qué motivos cree que los intelectuales han retrocedido en su relación con la sociedad?
–Está desprestigiado el trabajo en sí y, particularmente, el trabajo intelectual. Justamente en estos días (el jueves) la gestión de Telerman tratará el recorte de los subsidios municipales a artistas de la talla de Roa Bastos, Abelardo Castillo, Tito Cossa, Lidia Lamaison o Alfredo Alcón. Que ahora se quiera recortar también estos subsidios es otra muestra más de cómo este gobierno está respondiendo al FMI y los capitales extranjeros. Estoy convencido de que en un momento tan dramático para el país, los tipos que dicen las cosas más interesantes y más lúcidas vienen del campo de la cultura, esfera que Telerman y el gobierno desean recortar. Estos son recortes que tienen que ver con el proyecto de dependencia de capitales extranjeros que se comenzó a implantar en el país desde el ‘76 y que aún no ha cambiado. Estamos sujetos al imperialismo.

 

PRINCIPAL