La sangre que manchaba el asiento
trasero del taxi secuestrado días atrás por la policía
perteneció al empresario Miguel Angel Lecuna. Así lo demuestran
los análisis de ADN realizados en los laboratorios de la Policía
Federal, que arrojan una compatibilidad del 99,9 por ciento entre la muestra
analizada y los tejidos de la víctima, según reveló
anoche a Página/12 una fuente vinculada con la investigación.
Con este dato, estaría virtualmente esclarecido el crimen del marido
de la conductora Georgina Barbarossa, por el cual fueron detenidas el
martes cuatro personas y una quinta es buscada por la policía.
Dos de ellas se negaron a declarar ante el juez, mientras que los otros
dos fueron indagados, pero negaron haber participado en el hecho.
La banda había sido detenida en varios procedimientos realizados
en las localidades bonaerenses de Laferrère, Pilar, José
C. Paz, Gerli y Tortuguitas y en los barrios porteños de Constitución
y Villa Lugano.
Se habían secuestrado además dos camionetas Mercedes Benz,
una de las cuales habría sido utilizada en el asalto a Lecuna.
Walter Pipi Jorge y Oscar Segundo Barrios rechazaron su responsabilidad
en el asesinato de Miguel Angel Lecuna, mientras que Hugo El loco
Heinse y Gabriel Cara de Goma Gómez no quisieron declarar
ante el juez Enrique Velázquez, que está a cargo de la causa.
Por la tarde, el fiscal Norberto Quantín había adelantado
que los análisis preliminares de las manchas de sangre halladas
en el taxi Renault 19 indicarían que se trata del mismo factor
que tenía Lecuna. Por la noche, se confirmó además
la virtual coincidencia del ADN. Esto demuestra que la investigación
científica es mucho más efectiva que la picana, dijo
la fuente consultada por este diario, de acceso directo a la causa.
La investigación venía de soportar el fracaso de la detención
de tres presuntos delincuentes, integrantes la banda del Asmático,
a quienes se desvinculó de la causa por falta de pruebas.
Esta vez, por decisión de Quantín, la investigación
quedó en manos de la División Delitos Complejos y la Brigada
de Investigaciones Antiterroristas. La pista para esclarecer el caso surgió
de un oficial de la comisaría 35ª en la zona de la fiscalía
de Saavedra, que a los investigadores les pareció seria.
Fue de allí donde salió el dato para encontrar un taxi Renault
19 manchado con sangre en el tapizado del asiento trasero. Y para desbaratar
a la banda que, se supone, se dedicaría al asalto violento de pasajeros
de taxis. Además de los cuatro detenidos, hay un prófugo,
identificado como Antonio Arregui, alias El Viejo.
Los investigadores están tan convencidos de que dieron con los
autores del hecho que se animan a sostener que fue el Cara de Goma
un hombre grandote y rudo, a quien se le secuestró una colección
de armas blancas el que apuñaló a Lecuna. Aventuran
además que sus presuntos cómplices lo dejarán solo,
para no cargar con el homicidio.
Lecuna fue asaltado el 2 de noviembre último, apenas abordó
un taxi en el barrio porteño de Palermo. A plena luz del día,
dos hombres que bajaron de una combi se subieron a su vehículo,
uno de cada lado, y después de recorrer unos metros, tras un forcejeo,
lo arrojaron a la vereda, herido con varias puñaladas. Sus agresores
huyeron sin robar nada mientras que el empresario se desangró en
la vereda, mientras esperaba la llegada de una ambulancia.
LA
VICTIMA DE LOS SKINHEADS SEGUN ESPECIALISTAS
Un estado emocional penoso
El juicio a dos skinheads llega
hoy a la etapa de los alegatos, después de que ayer dos testigos
dieran cuenta de la crisis que sufrió la víctima, Claudio
Salgueiro, tras la golpiza recibida. La psicóloga Elina Aguiar,
quien lo atendió entonces, explicó que el joven pasaba por
un estado emocional penoso y tenía pánico.
Después de la poco feliz presentación el día anterior
del amigo judío de Luciano Griguol, otro testimonio
terminó favoreciendo al acusado. Se trató esta vez de un
ex compañero de colegio del imputado, quien negó haber escuchado
una autoincriminación de Griguol. Leandro Gorini fue convocado
como testigo porque Claudio Salgueiro había declarado el lunes
que Gorini había escuchado de boca de Griguol el relato de la agresión
y que el imputado reconocía haber participado en ella. El testigo
negó en la audiencia de ayer haber oído esa confesión,
aunque admitió que le contaron lo que había pasado como
producto de un ataque skinhead, pero sin precisarle quiénes habían
sido parte de la agresión. De esta manera, contradijo lo dicho
por Salgueiro y benefició a Griguol.
Por su parte, el rabino Daniel Goldman ratificó que Salgueiro le
había contado que sus agresores se pararon alrededor de él
y gritaban heil Hitler. Goldman contó que tras
la agresión le brindó asistencia espiritual a Salgueiro,
quien estaba desmoralizado y con pocas ganas de vivir.
A su vez, la psicóloga Elina Aguiar recordó que Salgueiro
estaba en estado de pánico, lo que le provocaba trastornos
del sueño, pesadillas, temores nocturnos e insomnio. Las
consecuencias de la agresión, según la profesional, persisten
en la actualidad y recrudecieron cuando la causa se reinstaló en
los estrados. Cuando en 1997 los imputados quedaron libres sostuvo,
Claudio se quería ir del país.
Además explicó que al enterarse de que uno de los imputados
está prófugo, entró en estado de alerta y tensión
constante, lo que complica otras consecuencias del ataque, como
una hernia de hiato y gastritis.
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