ERUPCION Por J. M. Pasquini Durán Estaba
cantado que sucedería en cualquier momento. Aun así, ahora
que está pasando, el dolor, la indignación, la incertidumbre
encogen el alma. Sobre todo, porque las soluciones siguen a oscuras, y
las instituciones democráticas aparecen tan impotentes como cualquier
ciudadano para ofrecer perspectivas diferentes. Las fórmulas económicas
de los gurúes del mercado o los temas que tenían tan atareado
al Gobierno (renegociar la deuda, escuchar sólo las voces del exterior,
pisar los depósitos bancarios), perdieron peso específico
a la misma velocidad que se generalizaba la erupción social, puesto
que no hay dimensión comparable a la tragedia humana cuando se
presenta así, en llagas y de frente.
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