Las figuras del espectáculo
argentino, actores, músicos, cineastas, coincidieron en sus sensaciones:
la situación que vive la Argentina produjo una mezcla de tristeza,
angustia, enojo e incertidumbre por el futuro, que encontró diversas
formas de expresión. En la tarde de ayer, mientras la situación
política y social se agravaba minuto a minuto, diversos artistas
decidieron aportar sus opiniones y comentar su impresión por una
situación evidentemente terminal. Virginia Lago no dudó
al decir que esto tenía que pasar: antes de que se
conociera la noticia de la renuncia de Fernando de la Rúa, la actriz
afirmó que tienen que renunciar todos, y deben venir dirigentes
que piensen en nosotros y no en los financistas. Esperamos que alguien
pueda administrar esto con amor, pensando en la gente. No se puede vivir
en un país sin proyectos, sin esperanzas. Desde su casa en
la localidad bonaerense de Luján, el cantante folklórico
Horacio Guarany se mostró exasperado. ¡Yo quiero estar
en la calle con toda esa gente! Pero yo sé que no me van a dejar...
¡A los dos minutos me van a levantar del piso!
Por su parte, el cineasta Eduardo Mignogna, cuya película La fuga
competirá por un premio Goya (ver página 37), dijo sentirse
reconfortado porque la gente salió a la calle en una expresión
pacífica, sin ningún interés partidista, y
añadió que se pudo comprobar que hubo pandillas parapoliciales,
organizadas por los servicios, que se infiltraron entre los desocupados.
Pablo Trapero, realizador de Mundo grúa (un film que, precisamente,
tomaba como tema central el vacío laboral argentino), comentó
que ésta es una situación muy confusa y contradictoria,
porque me generó una alegría intensa por la reacción
genuina y espontánea de la gente, pero al mismo tiempo me produce
pánico lo que se viene. A su vez, Miguel Cantilo, ex líder
de Pedro y Pablo, reveló estar a la expectativa de que esto
sea el quiebre de una historia de un cuarto de siglo, de toda una forma
de hacer política. Lo bueno de esta crisis es que veo reaccionar
a la gente, despertar de un largo letargo. Por eso tengo la sensación
de que es el pueblo, otra vez, el que decide el rumbo a tomar. En
los últimos dos días, en obvia concordancia con lo que sucedía
en las calles, más de una emisora de radio o TV eligió reflotar
a aquel mítico dúo junto a Jorge Durietz, musicalizando
con la Marcha de la bronca.
Estuve el miércoles a la noche en Plaza de Mayo, y en un
punto sentí una energía positiva, por el hecho colectivo
y espontáneo que significó la concentración,
relató la actriz Valentina Bassi. Vi los saqueos como una
consecuencia lógica de la perversidad de este gobierno, que llegó
a un límite. Hasta ahora sólo veo como salida que sigamos
unidos y en rebelión, analizó. Su colega Roberto Carnaghi
optó por la esperanza: Ojalá que esta situación
nos posibilite empezar a pensar desde otro lado, pero por ahora la mayor
expectativa que tengo es que esto se solucione pacíficamente, y
que no muera más gente. Lo que más me preocupa es que no
hay dirigentes que puedan conducir esta situación. El veterano
director de cine José Martínez Suárez (Los muchachos
de antes no usaban arsénico) consideró que éstas
son las consecuencias de la degradación que viene sufriendo el
pueblo desde hace años, por falta de educación y de cultura.
A mis 75 años, aunque vi varias crisis, creo que ésta es
la peor que me tocó vivir. Estoy realmente avergonzado.
Algo similar apuntó el notable bandoneonista Daniel Binelli: El
momento que estamos pasando es consecuencia de la corrupción generalizada
de los organismos de poder, por un lado, y por el otro, de la hipocresía
absoluta y el robo que provocó este desastre en el pueblo. El pueblo
debía salir a la calle, no para pelear sino para reclamar lo que
le corresponde. Otro músico, Jairo, admitió que desde
que pusieron a Cavallo en Economía, yo, que al principio tuve simpatía
por el gobierno de la Alianza, me pasé a la vereda de enfrente.
Tras quejarse por esta lamentable represión y calificar
al gobierno de De la Rúa de anodino y alejado de la realidad,
el cantante se preguntó qué alternativa hay entre
este gobierno incapaz y los otros, que son chorros. Desde Rosario,
el director de El asadito, Gustavo Postiglione, afirmó que la
situación no daba para más. Por algún lado tenía
que explotar. Estamos en un momento en que no sabemos qué hacer
y qué pasa.
Desde el lugar nuestro, el del artista, sólo queda mirar, no tenemos
muchas herramientas. Todo esto que pasa no va a ningún lado, no
tiene dirección: la única dirección es la del estado
de ánimo, del hambre y de la bronca. Para Adrián Caetano,
codirector del filme Pizza, birra, faso y director de la premiada Bolivia,
esta situación es un bajón. Era algo en un punto previsible,
pero es una situación muy crítica, en la que no hay manera
de prever qué sucederá en el futuro. Mucho más
sintético fue otro cineasta, Fabián Bielinsky, realizador
de la exitosa Nueve reinas: Me siento muy consternado por todo lo
que está pasando en el país. Finalmente, el bandoneonista
Rodolfo Mederos argumentó: Estoy expectante, con mucho odio,
pero también con satisfacción al ver cómo reacciona
la gente, porque si hay reacción, puede haber cambio. El riesgo
ahora es cambiar de nombres y no de ideologías. Me pregunto dónde
está la izquierda. El gremialismo y la izquierda han perdido una
gran oportunidad histórica.
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