Por Verónica
Abdala
La Secretaría de Cultura
de la ciudad de Buenos Aires anulará o recortará los subsidios
destinados a los Premios Municipales de Arte y Cultura, si prospera una
iniciativa política sin precedentes impulsada por Jorge Telerman.
El secretario de Cultura planteará a la Legislatura porteña
que un modo de reducir el presupuesto de su área es derogar o limitar
los subsidios que actualmente reciben 505 escritores y artistas, todos
ganadores de premios municipales. La difusión de la iniciativa
del funcionario motivó una encendida reacción de los potenciales
afectados. Los premios municipales son, en la mayor parte de los casos,
el ingreso principal con que cuenta un número importante de intelectuales
y artistas nacionales. Entre los que actualmente reciben este subsidio
una renta mensual de 1.080 pesos, figuran el poeta Juan Gelman,
los escritores Augusto Roa Bastos y Abelardo Castillo, y los actores Alfredo
Alcón, Tito Cossa y Lidia Lamaison. Figuras de la talla de Jorge
Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Leopoldo Marechal son otros de los
hombres de la cultura que en su momento fueron beneficiarios del premio
cuya continuidad está ahora amenazada.
En el caso de que el proyecto de anulación de los premios no prosperase,
también existe la posibilidad de que éstos pierdan su condición
vitalicia. Esta alternativa que proponen los allegados a Telerman apunta,
como la anterior, a reducir parte de los seis millones de pesos que este
año consumieron los premios, de los 151 millones que conformaban
el total del presupuesto. En ese caso, sólo recibirían la
totalidad de la suma los premiados por trayectoria, y los demás
resultarían beneficiados con una suma que rondaría los treinta
mil pesos y que se cobraría una única vez. Quienes desde
la Secretaría de Cultura aducen la necesidad de estas medidas se
amparan en la previsión de una reducción del presupuesto
de casi treinta millones de pesos, para el 2002.
Nos parece terrible que estos políticos con grandes sueldos,
ayudantes, asesores y fondos reservados pretendan anular un derecho adquirido
que ningún tribunal no corrupto cuestionaría, y así
derivar estos fondos para fines que les sirvan a ellos. De esta manera
dejarían afuera a muchos artistas que siguen trabajando por el
país y que no reciben ayuda de ninguna otra forma. En estos
términos denuncian la situación los artistas, en una carta
firmada por sus voceros, Horacio Salas (ex Secretario de Cultura, cargo
que ejerció entre 1989 y 1990) y Jorge Torres Zabaleta, que ésta
semana fue enviada a distintos medios de comunicación. Es
necesario preservar la seriedad de un premio que han recibido muchos de
los nombres que contribuyeron a que la Argentina sea considerada en el
mundo por su tradición cultural, argumentan. Fue justamente
durante la gestión de Salas como Secretario de Cultura que, tras
una interrupción, se volvieron a pagar los premios.
El escritor Abelardo Castillo, en diálogo con Página/12,
explicó ayer: En virtud del gravísimo estallido social
al que asistimos en estas horas es muy complejo desde el punto de vista
ético referirse a un tema como el de los premios municipales. Seguramente
no correspondería hablar de esto cuando hay gente muriendo en Plaza
de Mayo. Lo único que puedo decir es que estas rentas son, como
es mi caso personal, el único ingreso fijo que tenemos los escritores,
en un país en que el deterioro de la cultura es tan evidente y
en que los derechos de autor nunca se cobran. El pueblo está en
la calle, y los intelectuales, desde nuestro lugar, nos sentimos deshechos:
vivimos en un país que en un año alcanza las cifras de muertos
que los hijos de puta de los militares concretaron en siete, y que ha
acentuado la desocupación en un porcentaje monstruoso. No hace
falta que aclare de qué lado estoy, sólo quiero significar
que a nadie le sorprendería que la agonía que en este marco
sufre el campo de la cultura genere más víctimas, entre
las que seguramente nos incluiremos en el casode que avance este nefasto
proyecto, que atenta contra la cultura en términos masivos y no
contra a uno u otro caso en particular.
El escritor y dramaturgo Roberto Cossa se expresó en término
similares: Me siento, al igual que Abelardo, profundamente incómodo
con este tema, e imposibilitado de hablar. Ante la posibilidad de que
renuncie el Presidente o aumente la cantidad de muertos en las calles,
hablar de la anulación de un premio es casi una cuestión
superficial. Aunque seguramente la idea no esté tan alejada de
lo que vivimos los argentinos, como pueblo, a un nivel más global.
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