Aunque su paso por el Palacio
de Hacienda sea efímero, Jorge Capitanich ya dejó establecido
que se eliminarán las restricciones para sacar dinero de las denominadas
cuentas sueldo y de las correspondientes al pago de jubilaciones.
El Ejecutivo tendrá que llevar a cabo la liberalización
de los salarios. Ya veremos cómo se garantizará este esquema,
señaló Capitanich. En el Banco Central aseguraron que no
habrá inconvenientes en cumplir con la medida, ya establecida en
una ley de intangibilidad de los salarios sancionada pocas
horas antes de la renuncia de Fernando de la Rúa. En el Central
estiman que la medida podría instrumentarse a partir del próximo
miércoles, antes de que los empleados empiecen a cobrar los sueldos
de diciembre. Sin embargo, banqueros consultados por este diario admitieron
que para los sueldos más altos podrían seguir las restricciones.
En torno de la flamante conducción del justicialismo ya se empezó
a discutir qué hacer con otros temas candentes heredados de la
administración anterior, como el corralito de los depósitos.
Consultados por Página/12, técnicos del Central dijeron
que el retiro completo de los salarios de los bancos tendrá un
efecto económico marginal. En el BC explicaron que la masa
salarial que está bancarizada asciende a 5000 millones de pesos
mensuales. Y que el 80 por ciento de ese total corresponde a sueldos de
entre 600 y 800 pesos. Por lo tanto, consideran que las entidades financieras
no tendrán problemas en efectivizar la totalidad de los salarios,
una visión que difiere con algunos banqueros. Un alto ejecutivo
de una entidad extranjera manifestó a este diario que será
imposible liberar todos los salarios. Según este banquero,
las restricciones seguirían para quienes ganan más de 1500
pesos.
El corralito en el sistema financiero ya fue tema de discusión
entre los economistas y técnicos que ayer se reunieron con los
flamantes funcionarios. Al respecto, por ahora coexisten diversas posiciones,
dependiendo de la política monetaria que se termine adoptando.
Además de la intención
de que los salarios se paguen en efectivo, los dirigentes del PJ acordaron
en otro punto de vista. Sería prácticamente imposible liberar
los depósitos el día 91. Curiosamente, ese día es
el 3 de marzo, fecha de la próxima elección presidencial.
La razón refiere a la imposibilidad de que los bancos puedan hacer
frente a los retiros masivos. Ningún país del mundo
podría devolver los depósitos todos juntos: quebraría
el sistema, señaló una alta fuente del Central a este
diario.
Las diferencias surgen cuando
se analiza un escenario de pesificación de la economía
y una libre flotación de la moneda. En ese caso, existen dos posturas
en torno de qué hacer con los depósitos en dólares.
Dentro del PJ hay quienes creen que también se debería pesificar
las colocaciones en dólares y, a lo sumo, compensar la pérdida
atando el rendimiento de los depósitos a la inflación. Pero
por otro lado se discute si no sería más óptimo respetar
los contratos de los ahorristas y mantener los plazos fijos en dólares.
Como los bancos no podrían devolverlos en lo inmediato, se los
congelaría a lo largo de uno o dos años. Los ahorristas
que prefirieran contar con el dinero podrían retirarlo pero en
pesos.
También se analiza poner
en marcha medidas para limitar las extracciones de aquellas personas que
hayan abierto más de una cuenta bancaria.
Si bien ya quedó prácticamente
descartada la posibilidad de una dolarización, tanto economistas
del PJ como técnicos del Central advirtieron a las nuevas autoridades
que, en caso de optarse por una salida de la Convertibilidad, deberán
fijar reglas claras sobre la política monetaria. Es decir, qué
camino se elegirá para defender el valor de la moneda. Por ahora,
cada dólar atesorado en el Central respalda cada peso en circulación.
Si se quiebra esa regla, la clave para evitar un pico inflacionario será
la nueva manera en que el Central garantizará la emisión
de moneda. Más allá de los matices, los técnicos
coinciden en que la emisión de moneda debería acompañar
el crecimiento del PBI. Y que en elcaso de que la economía siga
contrayéndose, la emisión debería atarse a la cantidad
de divisas que ingrese al Central.
Extendieron el feriado
El Banco Central extendió al próximo lunes el feriado
cambiario y las restricciones bancarias. Tal cual sucedió
ayer, será imposible realizar operaciones en dólares.
Tampoco se podrán comprar divisas. En cambio, los bancos
estarán abiertos en sus horarios habituales y podrán
pagarse impuestos y servicios o bien retirar dinero en efectivo
de acuerdo a los topes vigentes. Como el martes 25 es feriado por
Navidad, la normalidad recién volvería el miércoles
que viene, siempre y cuando la autoridad monetaria no dictamine
lo contrario. El día que Domingo Cavallo presentó
su renuncia, las reservas del Central bajaron 200 millones. La explicación
que dieron en el Central fue que en esa jornada se cumplieron con
pagos atrasados de comercio exterior. Un día antes, el miércoles
que recrudecieron los saqueos y se enrareció el clima político,
los plazos fijos cayeron en 538 millones. No obstante, los depósitos
totales bajaron apenas en 13 millones no sólo por la existencia
del corralito sino porque ese día las empresas empezaron
a acreditar los aguinaldos. Desde que se puso en funcionamiento
el corralito, el último día 3, los depósitos
totales cayeron en 833 millones. En los plazos fijos la baja fue
más dramática: 7474 millones.
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EL
CEA Y LA CAC, CONTRA LAS URNAS
Poco afectos a los votos
El Consejo Empresario Argentino,
entidad que nuclea a bancos, empresas privatizadas y demás ganadores
del modelo, dio su opinión sobre lo que debería hacer la
dirigencia política en este momento. Lo hizo a través de
su presidente, el banquero Manuel Sacerdote titular del BankBoston,
quien manifestó su preferencia de que no haya elecciones y que
la Asamblea Legislativa elija un gobierno para completar el mandato de
Fernando de la Rúa. El consejo fue expresado antes de que Ramón
Puerta comunicara la designación de Adolfo Rodríguez Saá
y la convocatoria a elecciones para el 3 de marzo.
Tampoco es muy afecto a que la ciudadanía elija al nuevo jefe de
Estado el titular de la Cámara Argentina de Comercio, Jorge Di
Fiori, quien consideró que no hay que llamar a elecciones
porque generará conflictos, pujas y demorará la solución
del problema de fondo. No parece casual que el CEA y la CAC, de
excelentes relaciones con el menemismo, hayan sostenido la misma postura
que el ex presidente.
Cualquier persona que resulte designada con carácter temporario
carecerá de legitimidad y de la autoridad, así como de la
fuerza necesaria para llevar adelante estas medidas de inmediato,
había pronosticado el comerciante. En la situación
de extrema emergencia que vive el país, no podemos postergar decisiones
de fondo, porque quien tenga que tomarla necesita de una autoridad que
solo la da el ejercicio legítimo de una facultad constitucional,
completaba Di Fiori. Por su parte, otro que no quería elecciones
era Enrique Braun, de la Cámara de Supermercados, quien consideró
que en la gravedad de la crisis no hay espacio para un gobierno
de transición.
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