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La Justicia le prohibió salir del
país a De la Rúa por los muertos

El ex presidente, Mestre, Mathov y Santos fueron acusados por
los siete homicidios producidos durante la brutal represión del jueves. �Yo no estaba al frente de eso�, se defendió De la Rúa.

Para la Justicia, el estado de
sitio fue un abuso de autoridad.

Ya desnudo de sus fueros, en sus primeros minutos como un ciudadano más, Fernando de la Rúa recibió ayer la noticia de que no puede abandonar el país. La Justicia impartió esa orden a raíz de las denuncias que pesan en contra del ex presidente como presunto responsable de los siete homicidios cometidos durante la brutal represión policial perpetrada en los alrededores de la Plaza de Mayo y el Congreso. La misma prohibición alcanza al ex ministro del Interior Ramón Mestre, al ex secretario de Seguridad Interior Enrique Mathov y al tambaleante jefe de la Policía Federal, Rubén Santos. El hasta hace horas jefe de Estado rechazó tener alguna responsabilidad en los homicidios que se produjeron cuando se desobedeció la orden judicial de detener la represión: “Se dictó el estado de sitio y debía actuar la ley. Yo no estaba al frente de eso”, se defendió De la Rúa.
Las denuncias contra los ex funcionarios se multiplicaron ayer. A las presentadas por fiscales federales y legisladores del ARI, se sumaron las de organismos de derechos humanos, numerosas personas damnificadas y las defensorías del pueblo de la Nación y la Ciudad.
La interdicción de dejar el país para los denunciados fue elevada, simultáneamente, por los jueces federales María Servini de Cubría y Norberto Oyarbide. Dentro de la causa iniciada por homicidio, abuso de poder y violación de los deberes del funcionario público, la jueza tomó la decisión al hacer lugar a una presentación de los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers. En diálogo con Página/12, una fuente de la fiscalía detalló: “Pedimos la interdicción para salir del país y la orden de comparecencia para De la Rúa, Mestre, Mathov y Santos. También pedimos todos los videotapes sobre los hechos y el secuestro de las actuaciones administrativas que derivaron en la represión”. En su pedido de impedirles a los denunciados la salida del territorio nacional, los fiscales destacaron “la gravedad de los acontecimientos” y “la existencia de un clima generalizado de violencia y menoscabo de los derechos básicos de los ciudadanos”. También ordenaron a las fuerzas de seguridad reportar todas las intervenciones en actos de violencia y llamaron a declarar ante la Justicia a los testigos de los operativos represivos del miércoles y el jueves. Para eso, libraron oficios al COMFER y la Secretaría de Prensa de Presidencia “para que se haga saber a la población la necesidad” de aportar a la fiscalía o el juzgado “toda información útil para el esclarecimiento de los hechos y la identificación de las personas involucradas”.
Como si fuera poco para el mismo día en que se despedía de lo que una vez fue un Gobierno, también Oyarbide decidió prohibirle dejar el país al mismo cuarteto de ex funcionarios, en un proceso penal abierto por la denuncia de otros fiscales, Eduardo Freiler y Federico Delgado, ahora por los delitos de “homicidios reiterados, privación ilegal de la libertad, lesiones graves y gravísimas, abuso de autoridad y violación de deberes del funcionario”. Anticipando las excusas de De la Rúa, Freiler y Delgado denunciaron que es “inexcusable la responsabilidad política y penal de los imputados en los aberrantes hechos... en los que se reprimió brutalmente a los ciudadanos que ejercían el derecho constitucional de peticionar a las autoridades”. Los fiscales argumentaron que las ex autoridades pretendieron justificar “semejante violencia” con el “anómalo estado de sitio decretado” y que “es claro que el Poder Ejecutivo se extralimitó en su actuación”. Se prevé que Oyarbide deberá declinar su competencia en el caso, en favor de las actuaciones abiertas por Servini de Cubría.
Ayer a la tarde, la jueza recibió los resultados de las autopsias realizadas por el Cuerpo Médico Forense a los restos de los siete hombres asesinados, todos heridos por balas de plomo. Esas balas serán una de las claves de la causa. Con las pericias balísticas pedidas por los fiscales a la Gendarmería Nacional se espera poder determinar a qué armas corresponden los proyectiles y quiénes apretaron el gatillo. Hasta ahora, las versiones indican que habrían sido policías: algunos uniformados, otros de civil. Un funcionario judicial aseguró a este diario que, hasta ayer, no se habían presentado testigos de los disparos homicidas y que tampoco habían aparecido otros indicios.
Por otro lado, el jefe de la Policía se negó a revelar públicamente el nombre de quien le dio la orden de proseguir con la acción policial cuando mediaba una orden judicial previa de detener la represión: “Los pormenores puntuales se los dimos a la jueza. Preferiría que se me exima de la respuesta”, dijo Santos. En su particular interpretación de los excesos de sus subordinados, dijo que las características de los disturbios “no fueron las habituales y, por ende, las respuestas de contención que se dieron tampoco fueron las habituales”.

 

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