Por Ewen MacAskill
Desde
Londres
Los peores choques entre palestinos
durante casi diez años dejaron por lo menos cinco muertos ayer
y más de 70 heridos después de que su líder, Yasser
Arafat, hiciera un renovado intento de tomar medidas enérgicas
con los grupos responsables de los atentados suicidas, Hamas y Jihad islámica.
Casi todas las muertes fueron en una lucha con fuego en el campo de refugiados
Jabilaya en Gaza, desatado por hombres armados palestinos que balearon
una estación de policía. El estallido de violencia revivió
temores de una guerra civil. En un intento de suavizar las presiones israelíes
sobre Arafat, Hamas emitió una declaración donde decía
que suspendía su campaña de atentados suicidas, por lo menos
dentro de Israel. Dejó abierta la posibilidad de continuar con
su campaña contra los soldados israelíes y los colonos en
Gaza y Cisjordania. El gobierno israelí dijo que no estaba convencido
con la declaración, descartándola como un ardid destinado
a ganar tiempo.
Jihad Islámica, cuyos atentados suelen ser menos sofisticados que
los de Hamas, insistió en que continuaría con su campaña
de atentados suicidas. Arafat está atrapado entre el gobierno israelí,
que exige que encarcele a los miembros claves de Hamas y Jihad Islámica,
y la opinión popular dentro de la comunidad palestina. La mayoría
de los palestinos apoya a los militantes, considerándolos la vanguardia
de la batalla contra Israel. Arafat arrestó a figuras claves en
1996 después de una campaña de dos años de atentados
suicidas contra Israel, pero para el horror de Israel, liberó a
muchos de ellos cuando comenzó la intifada en setiembre del año
pasado. La tensión aumentó el jueves cuando la policía
de Arafat intentó por segunda vez arrestar a uno de los más
altos líderes de Hamas en Gaza, Abdel Aziz Rantisi, en uno de los
barrios más pobres de la ciudad.
Hubo esporádicos brotes de violencia durante la noche y ayer por
la madrugada. En Dir al Balah, en el centro de Gaza, la policía
disparó al aire para dispersar a 500 activistas del Hamas que gritaban
No a la detención. Los manifestantes tiraron piedras
contra la estación de policía, rompiendo ventanas y una
puerta. En la ciudad cisjordana de Ramalá, alrededor de 500 militantes
se dirigieron a la sede de Arafat y rompieron su puerta. Cantaban consignas
contra el cierre de las oficinas y de las instituciones de Hamas y chocaron
con soldados israelíes que se encontraban en la cercanía.
El canciller israelí, Shimon Peres, dijo: Debemos juzgar
por los actos. Debo decir que la Autoridad Palestina realmente empezó
a actuar con seriedad. Espero que continúe y que esto traiga un
cese de fuego. La Casa Blanca llamó ayer a Hamas a parar
todos los actos de terrorismo en todas partes e instó
a Arafat a hacer más para detener la violencia. Todas las
actividades terroristas en cualquier lugar deben terminar inmediatamente,
dijo el vocero de la Casa Blanca, Ari Fleischer, sobre el anuncio de Hamas.
Este movimiento dijo que buscaba preservar la unidad palestina. Anunciamos
el cese de operaciones de martirio dentro de los territorios ocupados
en 1948 y el cese de los ataques con morteros hasta nuevo aviso,
decía el comunicado.
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