Por Horacio Bernades
Un poco por afán enciclopédico
y otro poco para sumar argumentos de venta que atraigan potenciales compradores,
los bonus o agregados que se suman a la película completando el
pack en las ediciones en DVD, ya son todo un clásico. Aprovechando
la larga duración y posibilidades de navegación que ofrecen
estos disquitos, cualquier edición regular suele traer un making
off de la película en cuestión, entrevistas a actores y
realizadores, el trailer original y, en más de una ocasión,
tomas descartadas del montaje final y hasta juegos interactivos. Este
material se expande cuando se trata de ediciones especiales, que son cada
vez más frecuentes y suelen incluir varios discos, presentados
en caja. Dos recientes lanzamientos adquieren particular relevancia, por
la calidad e interés histórico de los nombres involucrados
así como del material añadido. Por un lado, El Padrino -
Colección DVD, un pack presentado por AVH, que contiene 5 discos
y cuyo costo ronda los 100 pesos. Los cuatro primeros discos contienen
las tres partes de la saga dirigida por Coppola, con la calidad de imagen
y sonido que hacen de este formato un enorme salto adelante. Pero la novedad
está en el quinto disco. Exclusivamente dedicado a los bonus, totaliza
cerca de cuatro horas de documentales, entrevistas y material de archivo
sobre la saga de los Corleone, muchos de ellos jamás vistos antes.
Por otro lado, la misma editora lanzó la Colección Stanley
Kubrick, una caja con las seis películas que el cineasta fallecido
en 1999 filmó a lo largo de su vida para la Warner Brothers. Las
películas incluidas en esta colección (que se consigue por
alrededor de 125 pesos) son 2001, La naranja mecánica, Barry Lyndon,
El resplandor, Nacido para matar y Ojos bien cerrados. Como en el caso
anterior, aquí la diferencia la marca el séptimo disco,
que contiene un documental de 140 minutos sobre vida y obra del realizador
de La patrulla infernal. Como correspondía tratándose de
él, Stanley Kubrick - A Life in Pictures se filmó en el
2001. Realizado por Jan Harlan, hombre de confianza del cineasta, su interés
se acrecienta si se tiene en cuenta la naturaleza reclusiva de Kubrick,
quien durante su último cuarto de siglo eligió aislarse
y vivir como un ermitaño. O eso es lo que se creía, dada
la escasa, contradictoria y muchas veces errónea información
que se tenía sobre su vida.
Este documental viene justamente a demostrar que ese Kubrick era más
una construcción de los medios que un personaje real, casado desde
fines de los 50 y padre de tres hijas. A Life in Pictures muestra,
a través de una montaña de fotos, filmaciones caseras y
testimonios de primera mano, a un Kubrick insospechablemente dado a los
afectos, cálido y hasta generoso. Lo que no quita, claro, que más
de un actor, técnico o asistente confirme que en el set de filmación
podía llegar a resultar insoportable. Sin embargo, abundantes fragmentos
filmados detrás de cámara lo muestran pícaro, distendido,
entusiasta y lleno de buen humor, facetas difícilmente asociadas
con él. Para no hablar de esas home movies de fines de los años
30, donde se ve al pequeño Stanley bailando o haciendo monerías.
Una revelación, que no hace más que multiplicar a la enésima
potencia el misterio Kubrick.
Un asunto de familia es también, obviamente, todo lo relacionado
con los Corleone. El material que incluye El Padrino - Colección
DVD es verdaderamente enciclopédico, y va desde una lectura al
cuaderno de notas que llevaba Coppola durante el rodaje, hasta detallados
storyboards de secuencias completas. No falta el momento en que Nino Rota
toca por primera vez en su casa la melodía central de la película,
o la explicación que hace el director de fotografía, Gordon
Willis, sobre sus criterios a la hora de decidir la puesta de luces. Son
imperdibles los entretelones de la primera parte, cuando los ejecutivos
de Paramount rechazan, airados, el nombre de Marlon Brando en el papel
de Don Vito. Así como las pruebas de cámara de Martin Sheen
y James Caan, alternándose en el papel de MichaelCorleone. Todo,
porque aquellos mismos company men no querían saber nada con cierto
jovencito sin ninguna pinta de galán, llamado Al Pacino.
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