Por Raúl
Dellatorre
Pese a las indefiniciones políticas
y las contramarchas, ayer el justicialismo ratificó, a través
de varias declaraciones y algunos trascendidos, las medidas económicas
que intentaría poner en práctica Adolfo Rodríguez
Saá. Sin muchas sorpresas, pero con algunos condimentos nuevos
sorprendentes. No habrá devaluación y el país suspenderá
el pago de los vencimientos de la deuda cosa que, en la práctica,
ya hizo el viernes antes de encarar una renegociación; la
convertibilidad será formalmente ratificada, aunque una tercera
moneda sin respaldo y no convertible, las Lecop, circularán masivamente.
Se implementará un seguro de empleo y un conjunto de planes para
reactivar la inversión (forestación, vivienda, infraestructura
vial). Pero, además, ayer se agregó un nuevo elemento que
podría rendirle al nuevo presidente no pocas simpatías en
la opinión pública: medidas concretas para reducir el costo
de la política, con fusión y desaparición de
áreas y venta de edificios públicos en el país y
en el exterior. De acuerdo con una de las hipótesis en estudio,
el Ejecutivo podría pasar a funcionar en el nuevo esquema con apenas
tres ministerios.
La nueva reforma del Estado dejaría la estructura de gabinete con
tan sólo tres titulares de cartera con rango de ministro: Jefatura,
Interior y Cancillería. Las áreas desjerarquizadas
a secretarías pasarán a depender de algunas de aquéllas
o directamente de Presidencia. Pero muchas ex secretarías serían
disueltas, con la transferencia de sus funciones a las provincias. Se
va a federalizar todo lo que sea posible, anticipó una fuente
cercana al nuevo Presidente. El recorte de gastos también le alcanzará
al cuerpo diplomático y a las representaciones en el exterior,
ya que se propondrá que, en varios países, la embajada argentina
comparta edificio con otras representaciones para reducir costos y enajenar
los inmobiliarios que hoy ocupan.
Carlos Ruckauf, gobernador de Buenos Aires y precandidato cantado
para las elecciones del 3 de marzo, ratificó con sus declaraciones
la intención del justicialismo de ir a la cesación de pagos.
Reiteró que el default ya es un hecho, desde la gestión
del gobierno saliente, pero también sostuvo que es muy importante
que Argentina le diga a los acreedores externos que, así como el
país tomó créditos que no debía tomar, ellos
dieron créditos que no debían dar. Esta realidad deberá
producir una quita en el capital de la deuda y una actitud de comprensión
de los acreedores.
La postergación forzosa de los pagos de la deuda es una condición
necesaria para el nuevo gobierno para poder poner en funcionamiento una
política de Estado. Otra cuota de oxígeno la obtendrá
con la emisión por montos importantes comparables al circulante
en pesos de las Lecop, el bono que ya se entrega a las provincias
para cancelar sus compromisos con proveedores y que, en parte, aplican
a sueldos. Los proveedores y trabajadores de la administración
pública nacional también pasarán a cobrar, al menos
parcialmente, con los jóvenes bonos. La intención, no enunciada,
es que paulatinamente dichos bonos reemplacen al peso como moneda corriente.
La liberación de recursos le permitiría a Rodríguez
Saá poner en práctica un plan de emergencia social, consistente
en la multiplicación de los programas de ayuda alimentaria y laborales,
además de implementar un seguro de desempleo de 300 pesos para
jefes de hogar. También habrá incentivos directos a la inversión,
y las áreas elegidas para recibir el impulso han sido Forestación
y Vivienda. En carpeta también figura un plan de obras viales.
Las mayores expectativas en torno a estos planes de inversión están
centradas, naturalmente, en su capacidad de generación de puestos
de trabajo.
Jorge Capitanich, interinamente a cargo de Economía en las pocas
horas de la administración de Ramón Puerta, admitió
una caída de la recaudación tributaria del 9 por ciento
por debajo de las previsiones. No obstante,habría
recursos financieros para afrontar el pago de salarios, pero será
necesario ajustar el cronograma correspondiente, señaló.
Oscar Lamberto, que acompañó la breve transición
como responsable de Hacienda y Finanzas, puso en duda ayer la posibilidad
de flexibilizar el retiro de depósitos. No veo que haya posibilidad
de realizar grandes extracciones, porque no hay con qué pagar,
sostuvo, y comparó las consecuencias de levantar las barreras a
los depósitos bancarios con las que tendría gritar
fuego dentro de un teatro. El viernes, las autoridades transitorias
habían prometido liberar totalmente el retiro de sueldos, pero
ayer se admitía que esa posibilidad será conversada con
los banqueros el lunes próximo, a fin de medir su factibilidad.
El frente de batalla que se le abrirá a Rodríguez Saá
en el exterior con la declaración de default será
inmediatamente atendido a través de negociadores de prestigio,
aunque resulten ante la opinión pública más identificados
con los intereses de los bancos que del país. Será algo
así como el contrapeso de algunas figuras progresistas
que el dirigente puntano incorporará a su gabinete.
La designación de Rodolfo Frigeri en Economía (o Hacienda,
si la reforma de la estructura se ejecuta a partir de su gestión)
intenta ser otra señal de que algo cambió y
la reactivación del aparato productivo pasa a ser prioritario.
Lo curioso es que se esté planteando un plan tan ambicioso para
apenas 70 días de gestión. Quienes lo justifican, desde
el PJ, dicen que está asegurada la continuidad del
mismo plan con un presidente justicialista que sea elegido el 3 de marzo.
Otros, en cambio, dicen que el Adolfo (como lo llaman amigos
y adversarios en su provincia) proyectó su plan sin pensar en una
fecha límite, al igual que hace con su proyección personal
a partir de la oportunidad que acaba de presentársele.
Categorías
de Don Carlos
Tan irrespetuoso como desubicado, por sus expresiones y su caracterización
política, el economista del CEMA Carlos Rodríguez
señaló ayer que la persona que asuma (la Presidencia)
esperemos que tenga realmente respaldo, no como el salame que habíamos
elegido que fue respaldado por el zurdaje argentino. En diálogo
con Radio América, el economista que asesoró al ministro
de Economía de la dictadura más sangrienta de la historia
argentina, en la segunda mitad de la década de los 70,
y más recientemente al menemismo como cerebro
del equipo económico que tenía al frente a Roque Fernández,
disparó la frase en medio de un discurso prodevaluacionista.
A la pregunta de si en Argentina se puede permitir la flotación
entre el peso y el dólar, respondió que sí.
Si no está acompañada por la emisión
de pesos, no debería generar una situación explosiva,
condicionó luego. Criticó, a su vez, la posibilidad
de imponer un plan que contemple la emisión de una tercera
moneda para estimular el consumo. Afirmó que mantener
la Convertibilidad, el corralito (restricciones al retiro de depósitos)
e inundar el país de Lecops (bonos que se utilizarán
como moneda de cambio), es la locura más grande que pueden
hacer.
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LA
ARGENTINA NO CORRE PELIGRO TRAS EL DEFAULT
No queda nada por embargar
Por
J. N.
La cesación
formal en los pagos de la deuda externa no generaría el peligro
de sufrir embargos judiciales de bienes del Estado argentino en el extranjero,
ante todo porque ya no posee prácticamente ninguno, y porque los
pocos que conserva son inembargables, como las sedes de embajadas y consulados.
Las dudas sobre lo que podría ocurrir con las reservas del Banco
Central movió en su momento al presidente de la entidad, Roque
Maccarone, a mudarlas preventivamente desde la Reserva Federal de Nueva
York al Banco de Inglaterra, porque los estrados londinenses ofrecen casi
plena certeza de intangibilidad. En realidad, las que parecían
correr peligro apremiante eran las reservas correspondientes al sistema
bancario y no las que respaldan la convertibilidad. En otros tiempos hubiesen
podido ser requisados los buques de ELMA, los aviones de Aerolíneas
o el petróleo de YPF, pero, afortunadamente, la primera de esas
empresas fue disuelta y las otras dos, privatizadas.
Aunque algunas versiones insinuaban que la amenaza de embargos podía
pender también sobre bienes de residentes privados argentinos en
el exterior, los expertos niegan de plano ese riesgo, ya que los tenedores
de bonos que acudieren a los tribunales señalados en la emisión
de los correspondientes títulos plantearían su demanda contra
el Estado argentino y no los particulares, ya que se trata de papeles
soberanos, es decir, gubernamentales.
Sí es muy probable que el default perturbe seriamente el financiamiento
comercial para el sector externo argentino. Esto es, que los bancos internacionales
rehúsen confirmar las cartas de crédito cuya apertura es
indispensable para realizar cualquier importación. Para que el
exportador de un país equis embarque un cargamento rumbo a otro
país necesita saber que el importador le pagará, pero éste
para pagar debe constatar que le ha sido enviada la mercancía por
él comprada.
La mediación bancaria resuelve este dilema mediante la apertura
de un crédito documentario, que cubre la operación, mecanismo
que queda trabado cuando un país (en este caso la Argentina) ha
establecido el control de cambios y caído en el impago de sus compromisos.
En esta situación, el único remedio que le queda al importador
es pagar por anticipado, lo cual ya ha venido sucediendo en creciente
medida durante los últimos meses, a medida que aumentaba la desconfianza.
FONDOS
DE AFJP EN PELIGRO
Privados de jubilarse
Por
J. N.
Entre la cesación
de pagos y el cerrojo bancario, más de un 80 por ciento de los
23 mil millones de pesos reunidos, aproximadamente, en los fondos jubilatorios
que manejan las AFJP quedan en una situación incierta. Sus dueños,
que son los trabajadores aportantes al sistema, irán con sus acreencias
a la masa de acreedores del Estado argentino, sin idea precisa de cuánto
lograrán rescatar del siniestro. Esto dependerá del arreglo
que finalmente alcance el país con los tenedores de los títulos
que colocó en los mercados. Se supone, desde ya, que el capital
de esos bonos sufrirá una quita importante, pero es por ahora imposible
saber cuánto será el perjuicio patrimonial que soportarán
los afiliados a las Administradoras.
La deuda estatal en manos de éstas, que al caer Domingo Cavallo
estaba en proceso de convertirse canje mediante en préstamos,
no está contabilizada a valor pleno sino a diferentes porcentajes
del valor nominal, dependiendo del precio de mercado que tenía
el correspondiente título al ser adquirido por la jubiladora. En
concreto, esto significa que hay un abanico de valuaciones, que va del
30 al 90 por ciento, y que puede promediar 60 ó 65 por ciento.
En tal caso, si la quita que se convenga fuese de un 50 por ciento, el
daño que sufrirían las carteras de las AFJP, que contienen
los ahorros de los asociados, sería sensible pero no catastrófico.
Sin embargo, al peligro de una dañina licuación de los fondos
se le suma la posibilidad de que el nuevo Gobierno, que tiene grandes
necesidades y poca simpatía por el sistema jubilatorio de capitalización,
resuelva apropiarse del flujo de aportes que va anualmente a las AFJP
y que suma unos 4000 millones de pesos. Esto coincide, básicamente,
con el planteo de la Unión Industrial.
NOMBRAMIENTOS
DE RODRIGUEZ SAA
El nuevo gabinete
Sin las eternas
dilaciones de Fernando de la Rúa, que tardaba siglos en cambiar
el gabinete, ayer Adolfo Rodríguez Saá comenzó a
delinear el perfil de su posible gobierno. Aunque aún no hay nombres
definitivos, los primeros ofrecimientos revelan que el puntano planea
distribuir los cargos entre las diferentes líneas internas de su
partido.
Hacienda: aunque aún no está definido, podría
desdoblarse de Economía. Asumiría el economista Rodolfo
Frigeri, que trabajó en los primeros años del menemismo,
durante la etapa Bunge y Born.
Seguridad Interior: el organismo, con rango de ministerio, fue
ofrecido a Juan José Alvarez, ex intendente de Hurlingham, actual
ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y hombre cercano
a Carlos Ruckauf.
Justicia: la cartera que ocupaba Jorge de la Rúa quedaría
a cargo de Alberto Zuppi, abogado de Memoria Activa y representante de
la Embajada de Italia en el juicio por la extradición de Erich
Priebke. La subsecretaría de Derechos Humanos, que sería
convertida en secretaría, fue ofrecida a Jorge Taiana, de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos.
Trabajo: el diputado Oraldo Britos podría asumir la cartera
que ocupó José Dumón. Ex sindicalista ferroviario,
Britos tiene un excelente relación con los capos de las dos CGTs.
Cancillería: anoche se comentaba en el PJ que podría
quedar a cargo del ex gobernador de Santa Fe José María
Vernet. La cartera de Defensa podría unificarse con la Relaciones
Exteriores, eliminando una estructura sin mezclar la seguridad interior
con la exterior.
Deportes, Turismo y Medio Ambiente: la cartera, una de las últimas
creaciones de De la Rúa, quedaría a cargo de Daniel Scioli,
que asumiría como representante del menemismo en el nuevo Gabinete
del PJ.
Educación, Salud y Desarrollo Social: los tres ministerios
se convertirían en coordinaciones, una categoría inferior
a la de secretaría. Es una vieja aspiración del peronismo
que basándose en el hecho de que las escuelas, los hospitales
y la ayuda social se encuentran a cargo de las provincias viene
insistiendo en que no tiene sentido mantener estructuras nacionales. Para
la coordinación de Educación ayer sonaba el nombre del ex
gobernador mendocino Rodolfo Gabrielli.
Interior: Rodríguez Saá le ofreció la cartera
política a Jorge Obeid, un ex gobernador de Santa Fe, que responde
a Carlos Reutemann.
Anoche quedaban pendientes algunas cuestiones. En primer lugar, quién
ocupará la jefatura de Gabinete, uno de los cargos claves del Gobierno
que hasta hace dos días comandaba Crhystian Colombo. Faltaba, además,
definir quién representará a José Manuel de la Sota
en el Gobierno de transición.
Uno
a uno, y a penales
Por
Julio Nudler
Mantener la convertibilidad
y el 1 a 1 es firmar la continuidad de la depresión económica.
Nadie lo ignora. Empapelar el país con lecop (que, según
se estima, llegarían pronto a los 6000 millones, o 60 por ciento
de la circulación de pesos) servirá, en medio de la caída
vertiginosa de la actividad, para intentar apagar los peores focos de
incendio social, al precio de empobrecer a los empleados públicos
provinciales (y con ello a las tramas económicas que en el interior
dependen de su demanda), a proveedores de esos estados y a todo otro perceptor
obligado, quienes empezarán a sufrir la creciente devaluación
de esa moneda de segunda. Aun así, es previsible que parte de la
emisión de esas letras vaya a alimentar la demanda de dólares
en el paralelo. Es preciso recordar además que las lecop no tienen
poder cancelatorio de deudas con acreedores privados, por lo que no ayudarán
mucho a reparar la cadena de pagos. Como perspectiva para el verano, se
parece más a unas vacaciones en el penal de Olmos que en la riviera
francesa. Pero la pregunta es qué puede hacer un gobierno provisional,
más allá del gesto patriótico de formalizar el default.
Antes que analizar si las opciones elegidas por Adolfo Rodríguez
Saá son las apropiadas, lo que parece evidente es que lo inapropiado
es que un país en estado cataléptico se dé el lujo
de designar una conducción provisoria, a la que por ese mismo carácter
no le será posible adoptar decisiones de fondo, las que recién
llegarían en abril o mayo. Es lógico que el puntano, en
lugar de flotar el peso, haya resuelto flotar él.
Sostener lo que queda del tipo de cambio fijo 1 a 1 exige, obviamente,
mantener el cepo bancario, que sublevó a la clase media y, por
carácter transitivo, provocó la implosión de la economía
informal, tumbando a Domingo Cavallo y catapultando a Fernando de la Rúa
hasta la cabina del helicóptero presidencial para el último
viaje. De todas formas, no hay ningún plan que pueda proponerse
deshacer el corralito, salvo muy paulatinamente. En cuanto al dólar
mismo, será muy complicado mantenerlo sujeto frente al consenso
que existe, en el país y fuera de él, sobre la inevitabilidad
de una devaluación, practíquese por uno u otro método.
El cálculo es que nadie que pesifique los depósitos y devalúe
ganará una elección, y mucho menos a pocas semanas de haberlo
perpetrado. Lo que implica admitir que el gabinete justicialista pretenderá
gobernar pensando en los comicios como prioridad. Correrá por supuesto
el riesgo de que lo arrolle la crisis, pero tampoco podría encarar
grandes decisiones sin contar con posibilidad alguna de negociar un respaldo
externo para reforzar las reservas y ni siquiera poder presentar un presupuesto
2002 creíble. Ocurre, sin embargo, que si para pasar a un régimen
de flotación cambiaria sin exponerse a que se convierta en un salto
al vacío hacen falta muchos dólares en el Banco Central,
¡cuántos no serán necesarios para defender el 1 a
1! En otras palabras: no tomar decisiones implica que las tomarán
los mercados.
Una a favor de los sucesores de Cavallo, que se instalarán en Economía
como quien alquila un piso en este caso el quinto para la
temporada estival, es el amplio superávit comercial, fruto dorado
de la depresión. Aunque es muy malo para la recaudación
tributaria, porque reduce la recogida de aranceles y aumenta el pago de
reintegros, el excedente (más exportaciones que importaciones)
debe generar un importante ingreso de divisas. Pero hay que abrigar serias
dudas sobre la disposición de los exportadores a traer los dólares
al país y vendérselos al sistema bancario, como ordena una
agónica norma de los mediterráneos. Es improbable que acepten
recibir un peso por dólar, y que les alegre además que ese
peso se lo acrediten en cuenta, aunque en este caso sea de libre retiro.
Si la deflación continúa (más recesión, mayor
desempleo), las deudas con los bancos, en dólares o en pesos, seguirán
volviéndose cada vez más impagables, de manera parecida
a como acontecería, más bruscamente, en caso de una devaluación.
La alternativa de desdolarizarlas antes dedevaluar contiene el peligro
de licuarles las deudas locales a fuertes grupos nacionales y a las multinacionales
que operan en el país, únicos que tuvieron acceso fuera
del Estado al financiamiento interno. Es muy difícil diferenciar,
entre quienes están planteando con apabullante lógica la
necesidad de sepultar definitivamente la convertibilidad, cuál
es la intención de cada uno y el interés privado que oculta.
Rodríguez Saá tendrá en su breve singladura el viento
favorable de la elección convocada (según se perfilaba esta
madrugada) para el 3 de marzo. Aunque él no introduzca los cambios
que las clases sociales esperan (unas unos, otras otros), el voto crea
la ilusión de futuras reformas. Esto diferirá de lo que
se vivía en los últimos meses, cuando no había expectativa
alguna de alteración en el implacable proceso de ajuste. Si a la
esperanza se le suma la lecopización se tienen los principales
ingredientes del revuelto que tendrán que digerir como puedan los
argentinos este verano. Bebida podrá no faltarles: algunos camiones
hidrantes van a proporcionarla a chorros.
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