Por José
Natanson
Por una vez, los radicales
no perdieron el tiempo y sin internas de por medio fijaron su postura:
rechazar la decisión peronista de imponer una elección presidencial
el 3 de marzo bajo el sistema de ley de lemas. En la Asamblea Legislativa
que comenzó anoche, el jefe del bloque de senadores, Carlos Maestro,
dijo que el nuevo Presidente debería gobernar hasta el 2003. Aunque
esgrimió argumentos institucionales, en la UCR admiten que una
elección presidencial en pocos meses, con un sistema electoral
que favorece al justicialismo, los expone a una paliza irrecuperable.
Sin embargo, anoche admitían que tampoco tienen mucho margen para
resistir. Lo que quiere hacer el PJ es una barbaridad. Pero ¿qué
pasa si al final no se puede votar al Presidente por culpa nuestra? La
gente nos mata, preguntaba y respondía un importante legislador
radical.
La sesión comenzó con un proyecto ómnibus presentado
por el PJ que incluye tres puntos básicos: fija el 3 de marzo como
fecha para las próximas elecciones, propone a Adolfo Rodríguez
Saá como Presidente hasta ese día y establece el sistema
de ley de lemas. Dueño y señor del Congreso, el peronismo
decidió comenzar la sesión sin haber logrado un acuerdo
por la oposición de un puñado de legisladores menemistas
y provinciales.
Golpeada y sin muchas fuerzas, la UCR fijó su posición y
aguardó a que el PJ llegara a un consenso interno que le permita
acceder al número de legisladores necesarios. Una escena que parece
destinada a repetirse en los próximos días (o años):
el peronismo enfrascado en su interna, tomando todas las decisiones, con
el radicalismo como espectador pasivo.
La postura de la UCR, a la que sumaron los ocho diputados frepasistas
que integran la bancada de la Alianza, había sido consensuada la
noche anterior.
Convertido en vocero de los bloques, Maestro dijo ayer en una conferencia
de prensa que la fecha propuesta es una irresponsabilidad por la
inseguridad jurídica que generaría para el gobierno de transición.
Además, el chubutense añadió que el sistema
de ley de lemas sólo sirve para dirimir la interna del Partido
Justicialista. En su discurso en la Asamblea, Maestro agregó
que la movida del PJ es irregular desde todo punto de vista.
La explicación es que la elección de un nuevo presidente
dentro de poco tiempo violentaría el sistema institucional, generaría
un gobierno de transición débil, y que la ley de lemas es
un engendro jurídico que puede parir un Presidente vacío
de legitimidad.
Por lo bajo, en el radicalismo admitían otras razones. La fecha
de los próximos comicios le impide a lo que queda de la Alianza
regenerar una alternativa coherente para enfrentar al PJ. Para colmo,
el nuevo sistema electoral, con el que el justicialismo resuelve su interna,
los deja sin candidatos taquilleros frente a un peronismo imparable.
Angel Rozas y Rodolfo Terragno son los únicos que podrían
juntar algunos votos, pero la elección parece perdida: quienes
se presenten no sólo deberán competir con los postulantes
del PJ, que son unos cuantos y están y bien posiciones, sino también
con Elisa Carrió.
Sean cuales fueren los argumentos, lo cierto es que la UCR decidió
oponerse en la Asamblea al proyecto del PJ. Hubo intentos del peronismo
por convencerlos. Por la tarde, antes de que comenzara la sesión,
el jefe del bloque de senadores, José Luis Gioja, y el vicepresidente
del Senado, Juan Carlos Maqueda, se acercaron a la sede de la bancada
radical para pedir que faciliten el trámite. No lo lograron.
Pero los radicales también tiene sus dudas. Están convencidos
de que la designación de un Presidente interino y el llamado a
elecciones bajo el sistema de ley de lemas sólo sirve para profundizar
la crisis. Sin embargo, también corren el riesgo de aparecer públicamente
como los responsable de trabar el proceso institucional que ellos mismosprecipitaron.
Para colmo, con argumentos incomprensibles para el común de los
mortales. Estamos en el peor lugar, resumía anoche
un legislador radical.
QUE
ESTAN HACIENDO DE LA RUA Y CAVALLO
Lejos, guardados, en privado
Cada uno por su lado, quienes
hasta hace dos días eran los dos hombres más poderosos de
la Argentina decidieron pasar las fiestas con su familia, recluidos y
sin ganas de salir a la calle. Después de abandonar definitivamente
Olivos, Fernando de la Rúa se trasladó a su quinta de Pilar.
Sorpresivamente, Domingo Cavallo viajó a San Martín de los
Andes junto a Sonia y uno de sus hijos.
Después de la caótica situación de los últimos
días, y mientras el peronismo se hace cargo del poder, los ex funcionarios
van preparando sus próximos pasos.
El jueves, desbordado y con el país totalmente fuera de control,
De la Rúa anunció su renuncia a la Presidencia. Esa noche
durmió en Olivos y al día siguiente volvió a la Rosada
por última vez. Sin embargo, el hombre retornó a la quinta
presidencial a supervisar el embalaje de sus cosas y a despedirse del
personal. Se reunió con algunos amigos y recién por la noche
partió hacia Pilar.
Según comentaban ayer en su entorno, De la Rúa tiene previsto
pasar la Navidad junto a Inés y sus hijos: Aíto, Agustina
y Antonio, que hizo el sacrificio y, en lugar de seguir tomando sol en
Miami, decidió quedarse junto a su padre en estos días terribles.
Juntos, los De la Rúa estarán en la quinta de Pilar, en
el mismo barrio en el que tienen sus casas de fin de semana Enrique Coti
Nosiglia y su ex secretario Leonardo Aiello. Después, aseguraba
ayer uno de sus amigos, el ex Presidente se tomará unas largas
vacaciones. Incluso podría viajar a Europa.
Cavallo tiene otros planes. Ayer, a las siete de la mañana, el
ex ministro aterrizó en el aeropuerto de San Martín de los
Andes y partió en un auto a una de las estancias de la zona. De
acuerdo a versiones que circularon ayer, el economista cordobés
podría quedarse en una de las estancias que posee el empresario
norteamericano Ted Turner, La Primavera o Collón
Cura. Otra versión afirmaba que Cavallo se habría
trasladado al campo Parque Diana, de Fernando De Santibañes.
En cualquier caso, la llegada de Cavallo a San Martín de los Andes
desmiente los rumores que indicaban que temía por su vida y había
decidido exiliarse en Uruguay. Ayer, su abogado y colaborador, Alfredo
Castañón, sintetizó en declaraciones radiales el
estado de ánimo de Cavallo. Ahora estoy un poco más
tranquilo, tuve mucho temor en los días pasados, pero todavía
la situación social está muy dura y creo que el pobre Mingo
está siendo tomado como un chivo expiatorio en todo esto.
Aunque aún saben qué harán en el futuro, De la Rúa
y Cavallo tienen planes de corto plazo: han decidido no mostrarse públicamente
ni, mucho menos, salir a la calle.
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