Por Raúl
Kollmann
Es categórico: a la
gente no le gusta nada esta serie de negociaciones en el Congreso y claramente
favorece la alternativa de votar un presidente, incluso por la vía
tradicional y no por la ley de lemas. Es un hecho que la bronca continúa
y no sólo se demuestra en que siete de cada diez argentinos se
manifiestan de acuerdo en que haya renunciado Fernando de la Rúa,
sino también en que le echan la culpa a Domingo Cavallo pero también
al conjunto de los políticos. No es casualidad que las medidas
más propuestas por los ciudadanos sean reducir la cantidad de legisladores,
cortar sus sueldos y otras medidas por el estilo. La mayoría de
los consultores creen que puede haber nuevas movilizaciones y protestas
(ver aparte) y nadie se atreve a pronosticar quién puede ganar
la eventual elección de marzo (ver aparte).
Las conclusiones surgen de una encuesta realizada en la tarde y la noche
del viernes por la consultora Ibope OPSM, que conduce Enrique Zuleta Puceiro.
El trabajo es parte de la onda de información semanal conocido
como Monitor de Tendencias Económicas y Sociales y se hizo, a través
del método telefónico, sobre la base de 830 personas consultadas
en todo el país, respetándose las proporciones por edad,
sexo y nivel económicosocial. Se abarcó la Capital Federal,
el Gran Buenos Aires y un total de 56 localidades del interior. La dirección
técnica corrió a cargo de Isidro Adúriz.
En las últimas semanas, la imagen de Fernando De la Rúa
se había derrumbado, al punto que prácticamente batió
un record mundial: a principios de diciembre registraba 0.8 por ciento
de imagen positiva, algo que no se ha visto en un presidente. A esto hay
que agregarle que sus ministros también orillaban el default en
cuanto a imagen y las medidas económicas eran rechazadas por una
abrumadora mayoría de la población. A la luz de esos datos,
no resulta extraño que el 71 por ciento esté de acuerdo
en que De la Rúa haya renunciado.
Pero la encuesta de Ibope demuestra que la bronca está dirigida
al conjunto de los políticos y se evidencia que no gustan nada
las negociaciones que se realizan de cara a la Asamblea Legislativa. El
60 por ciento sostiene que hay que votar al nuevo presidente, algo que
suele ser tradicional en la ciudadanía: hasta las cosas más
elementales, la gente las quiere votar. Otro cantar es qué harán
después con su voto o incluso si no se vuelven a inclinar por variantes
como poner cualquier cosa en el sobre o directamente votan en blanco.
Los encuestadores se encontraron obviamente con que casi nadie sabe lo
que es la ley de lemas, por lo cual se la tuvieron que explicar a la mayoría
de los encuestados. Pese a ello, una mayoría se inclinó
por votar de la forma tradicional -un método que ya conoce
y no con la alternativa de la ley de lemas. Igualmente, una de cada tres
personas no supo o no quiso contestar sobre algo que desconoce y considera
demasiado complicado.
Los datos de la encuesta que condujo Enrique Zuleta Puceiro muestran que
la gente está enojada pero piensa que algo va a mejorar. Es lógico
que no haya euforia ni una mayoría nítida en el optimismo:
es más, casi la mitad de los encuestados piensan que las cosas
van a seguir igual o peor. Y cuando se habla de esa perspectiva debe considerarse
que nada menos que el 97.3 por ciento de los consultados piensan que la
situación es mala o muy mala. O sea que aún los que creen
que las cosas van a mejorar, lo que están diciendo es que peor
ya no pueden estar.
Si se mezclan todas las respuestas de la encuesta se podría trazar
el siguiente mapa de la opinión de la gente.
La situación es catastrófica.
Fernando de la Rúa debía
renunciar.
Todos los políticos
están cuestionados.*Hay una pequeña tregua para ver cómo
hacen para reemplazar al ex presidente.
Los primeros pasos dados por
los políticos en ese sentido no caen demasiado bien y se percibe
que se están privilegiando las internas y no lo que necesita la
gente.
Los mecanismos que aparecen
son complicados y poco transparentes.
La gente quiere votar al nuevo
presidente.
En una palabra, la tormenta no ha pasado y la clave estará en que
le den respuestas rápidas a la gente en temas tan claves como el
pago de los sueldos, las jubilaciones, la distribución de alimentos,
el crecimiento en las ventas de los comercios, algún síntoma
de reactivación. Como señalaba uno de los encuestadores
a los que consultó este diario el ciudadano se dio cuenta
en estos días que ahora tiene otro protagonismo. Marchó,
protestó, hizo caer un gobierno y piensa que ya no está
destinado sólo a votar. Está convencido que tiene un nuevo
poder y lo va a usar otra vez si lo que se hace no le gusta o si no recibe
respuestas a la dramática realidad que vive.
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