Por
Sergio Moreno,
Felipe Yapur y
Diego Schurman
La
preocupación de varios gobernadores peronistas con aspiraciones
presidenciales creció en relación directamente proporcional
al tamaño de la sonrisa que ayer supo derramar Adolfo Rodríguez
Saá en cada una de sus apariciones públicas, desde antes
de su asunción como presidente de la Nación. Tanto el cordobés
José Manuel de la Sota, cuanto el bonaerense Carlos Ruckauf comenzaron
a evaluar la posibilidad de que la realización de elecciones generales
que ellos forzaron a incluir en el acuerdo para designar a Rodríguez
Saá, se pierda en los corredores del Parlamento o a la sombra de
una hipotética exitosa gestión que pudiera desarrollar el
puntano en los próximos 60 días. Tal preocupación
lejos está de ser antojadiza: no hay, a estas horas, dirigente
peronista que no contemple un escenario distinto al propuesto en la Asamblea
Legislativa para la sucesión presidencial, alternativa que tuvo
su antecedente en la dura discusión previa a la entrega de mando
que concretó Ramón Puerta, a pesar de las desmentidas del
novel Presidente.
El acuerdo por el cual el gobernador de San Luis saltó a la Rosada
estipulaba un interinato por 60 días que desembocaría en
elecciones el 3 de marzo de 2002. El comicio se realizaría mediante
ley de Lemas, por la cual podrían presentarse varios candidatos
por partido. De la Sota y Ruckauf fueron los ardientes fogoneros de esta
variante, aceptada por los gobernadores del Frente Federal, la entente
política más exitosa que supo parir el peronismo en los
últimos meses. Los demiurgos y conductores del Frente son Rodríguez
Saá, Puerta y los gobernadores Néstor Kirchner, de Santa
Cruz, y Juan Carlos Romero, de Salta. Al grupo tributan, además,
los mandatarios de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti y de Formosa,
Gildo Insfrán.
Carlos Menem se opone a las elecciones: el riojano está inhabilitado
por la Constitución para competir hasta el 2003.
La Asamblea Legislativa consiguió por 169 votos cinco más
de los necesarios aprobar la propuesta integral del PJ (Rodríguez
Saá más elecciones en marzo). Ese proyecto de resolución
deberá, ahora, atravesar los rigores del trámite parlamentario.
Lo que entra al Congreso es carne de negociación y está
sujeto a sus tiempos, especulaba un mandatario provincial ante Página/12.
Su tesis remitía a la posibilidad de que, en primer lugar, la elección
se haga pero no en marzo. El proyecto tiene que pasar por varias
comisiones de ambas Cámaras; eso se podría demorar y convendría
a todos: a los candidatos porque tendrían más tiempo para
hacer campaña, a Adolfo para poder desarrollar su proyecto,
especuló otro gobernador federal.
La reflexión invoca a la posibilidad de que el flamante Presidente
intente, como primera chance, competir en la elección. El
discurso de asunción de Rodríguez Saá es para quedarse,
reflexionó ante los suyos Carlos Reutemann, el único presidenciable
que no develó públicamente su ambición. Uno de sus
hombres de confianza dijo a este diario: (A Reutemann) lo veo pinchado.
Su esquema de carrera de regularidad desapareció porque se aceleraron
los tiempos. Ahora, habrá que ver si hay elecciones: Rodríguez
Saá apuesta a que no haya porque él se comprometió
a no presentarse. Obviamente, el operador santafesino no descartó
que, llegado el momento, el Presidente deje de lado el compromiso.
Lejano a la parquedad de Reutemann, De la Sota se apuró ayer a
recordar que él sí correrá. Dijo, en casa de Gobierno,
que tenía un plan similar al del puntano, y que había que
bajar impuestos, su marketinera Marca Córdoba. El
Gallego está convencido de que Rodríguez Saá
será un escollo a vencer. Se va a largar, va a competir e,
incluso, puede no haber elección, se confesó con amargura
uno de sus centuriones. También amenazó: No vamos
a dar lugar a que este acuerdo para que haya comicios no se
cumpla. A Ruckauf lo preocupa que el Adolfo no llame a elecciones,
según las palabras de un fiel operador suyo. Para colmo, Eduardo
Duhalde, su sostén, apostó en un primer momento a que el
Presidente electo cumpla el resto del mandato que dejó trunco Fernando
de la Rúa, claro que el senador quería ocupar el sillón
en que hoy se empezó a acomodar Rodríguez Saá. Además,
la entronización del puntano pone en otro brete al bonaerense que
aspiraba a que Puerta fuese su candidato a vice. Ahora, Ruckauf cree que
Puerta no podrá ya traccionar el apoyo de los federales,
jugados con Rodríguez Saá.
La pelea por el poder, gimnasia por antonomasia del peronismo, está
desatada. Y recién comienza.
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