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RODRIGUEZ SAA LE DIO PLANES TRABAJAR A ANIBAL IBARRA
5000 razones para abrir el diálogo

El Presidente citó al jefe de Gobierno el lunes y lo volverá a ver mañana.
El trato fue cordial y se pactó que habrá 5000 planes de empleo para los porteños más necesitados. Qué más hablaron.

Aníbal Ibarra a la salida de su reunión el lunes.
El Presidente hizo un gesto amigable con la oposición.

Por Santiago Rodríguez

Adolfo Rodríguez Saá sólo tiene, en principio, dos meses para mostrarse como Presidente; dos meses en los que debe demostrar su capacidad de gestión, si aspira a quedarse dos años más en ese cargo. Por eso trata de perder el menor tiempo posible y el lunes por la mañana, cuando Aníbal Ibarra lo llamó para saludarlo, aprovechó la oportunidad: “Venite hoy mismo”, propuso cuando el jefe de Gobierno porteño, después de las palabras de rigor, le dijo que sería bueno conversar personalmente en algún momento. De la reunión que se realizó esa misma tarde, Ibarra se llevó cinco mil planes Trabajar para distribuir en la ciudad y el compromiso del puntano de impulsar los asuntos y las obras que son comunes a la administración nacional y porteña, como por ejemplo el manejo del puerto y el traspaso de los terrenos ferroviarios a la comuna. Mañana se juntarán otra vez en la Casa Rosada para avanzar en esos temas.
Los cinco mil planes Trabajar que el gobierno porteño administrará a través de la Secretaría de Desarrollo Económico son parte del millón que Rodríguez Saá anunció al asumir la Presidencia que distribuirá en todo el país. “Esas 5000 personas estarán vinculadas con servicios y producción”, explicó Ibarra al salir de la reunión con el Presidente y precisó que se dedicarán a la “limpieza de plazas, de escuelas, hospitales y demás servicios”.
Pero ése no fue el único saldo de la reunión entre Rodríguez Saá e Ibarra. Lo que al frepasista más le interesa es poner en marcha la serie de obras y asuntos que requieren de decisiones y acciones conjuntas de su administración y del gobierno nacional. En carpeta tiene, por caso, la transferencia del puerto y de los predios que pertenecían a los ferrocarriles, la demolición de la cárcel de Caseros y la construcción de la autopista ribereña. Dos cuestiones más complejas son el traspaso de la Policía Federal y la Justicia.
Por ese motivo, Ibarra fue el lunes a verlo a Rodríguez Saá con el planteo de que “hay muchas cosas que podemos hacer juntos”. En el año y medio que lleva de gestión, el jefe de Gobierno trató infructuosamente de llevar a la práctica alguna de esas obras, pero no pudo hacerlo porque nunca obtuvo respuestas concretas del ex presidente Fernando de la Rúa. Ahora advierte que la llegada de Rodríguez Saá a la Casa Rosada y su necesidad de mostrar hechos concretos en muy corto plazo abre nuevas posibilidades para la ciudad.
Sin ir más lejos, cuando Ibarra le planteó que podían avanzar en asuntos comunes de gestión, Rodríguez Saá le respondió “dalo por hecho” y le propuso que volvieran a juntarse ya con una agenda concreta de las obras y los temas que se podrían impulsar. En un tramo de la reunión participó también Alberto Rodríguez Saá y se manifestó en la misma línea que su hermano: “En 24 horas te resuelvo lo que se puede hacer y lo que no”. No por nada, Ibarra afirmó que la reunión con Rodríguez Saá fue “muy buena” porque “pusimos en marcha temas pendientes” con la nación.
Rodríguez Saá e Ibarra no han tenido hasta ahora mayor trato. En 1994 coincidieron en la Convención Constituyente y desde que el frepasista conduce la Ciudad de Buenos Aires compartieron varias reuniones de gobernadores. Los caminos de ambos se cruzaron también hace unos años, cuando Ibarra era legislador porteño y viajó a San Luis para sumarse al repudio por la destitución de las juezas Ana María Careaga y Adriana Gallo, quienes fueron desplazadas de sus cargos por un tribunal adicto al entonces gobernador puntano.
De ese tipo de cuestiones, sin embargo, nada se habló y por el contrario Ibarra destacó la “buena relación de convivencia” que se percibió en la reunión. Desde la caída de De la Rúa y la asunción de Rodríguez Saá en el gobierno porteño exhiben cautela. En el análisis político que se hace se descuenta que, si le dan a elegir, el puntano prefiere quedarse por dos años en la Casa Rosada en lugar que 60 días, pero que en cualquiera de lasdos hipótesis tiene dos posibilidades: atiende sólo los susurros del peronismo y se pelea con el resto del mundo o da muestras de su “amplitud” y es ahí donde entra a tallar la ciudad.
En otros términos, lo que Rodríguez Saá puede conseguir en la ciudad es un escenario para mostrar que no está en sus planes arrasar con todo lo que encuentra a su paso e Ibarra, a su vez, puede aprovechar esa situación para exhibir acciones de gestión.

 


 

REGRESO TRIUNFAL DE GROSSO COMO ASESOR DEL JEFE DE GABINETE
Un blanqueado entró a la Casa Rosada

Hasta hace unos días, vendía prótesis ortopédicas. Pero Papá Noel le trajo un regalo de Navidad inolvidable. El ex intendente Carlos Grosso fue nombrado por el presidente Adolfo Rodríguez Saá como asesor de la Jefatura de Gabinete, a pesar de que es uno de los símbolos de la corrupción de la etapa menemista. El mismo reconoció que su trayectoria no es precisamente intachable al explicar a los periodistas su nombramiento. “El Presidente no eligió mi prontuario sino mi inteligencia. Así como mucha gente critica mi nombramiento, habrá otra a la que le parezca bien”, dijo en su primer discurso como funcionario, un rato después de haber entrado por la puerta grande a la Casa Rosada. Esa por la que De la Rúa no quiso salir el día de su renuncia, cuando prefirió viajar en helicóptero hasta Villa Rosa.
Más viejo y mucho más gordo que cuando dejó la función pública, Grosso volvió. En su primer contacto con la prensa, explicó que su función será “asistir al jefe de Gabinete en el análisis de problemas que tengan que ver con su jurisdicción, elaborar ideas, proponer problemas y trabajar en la asistencia intelectual”. El ex intendente aseguró que desde hace rato está trabajando en política, pero con perfil bajo. “No he estado esperando ningún cargo, pero agradezco la deferencia del Presidente”, dijo. Modestia aparte, aventuró que Rodríguez Saá lo eligió “no por mi prontuario, sino por mi inteligencia”. Inteligencia que según aventuraron ayer algunos radicales, podría ser usada para el mal: en las filas de la UCR hay quienes opinan que el regreso de Grosso apunta a destruir la carrera política del jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, una suerte de venganza por los tiempos en que el entonces concejal lo denunciaba por hechos de corrupción.
Rodríguez Saá y Grosso se conocen desde hace tiempo y tienen muy buena relación. Grosso trabajó en San Luis en un proyecto llamado “Provincia Informática” y dicen que colaboró en la redacción del discurso que pronunció el Presidente el domingo. “Es el juego de la democracia, las mayorías y las minorías... estoy aquí por una propuesta del Presidente y su jefe de Gabinete”, resumió. El secretario general de la Presidencia a cargo de la jefatura de Gabinete, Luis Lusquiños, justificó el nombramiento de Grosso. “Todo el mundo tiene derecho a la reivindicación”, dijo. Grosso estuvo procesado por presuntos hechos de corrupción durante su paso por la intendencia porteña, en la primera época de la gestión del ex Presidente Carlos Menem. Renunció a ese cargo para atender las veinte causas que llegó a acumular en la justicia. La única que sigue abierta hoy es la de la escuela-shopping, un cuestionado proyecto que instaló un centro comercial en el mismo predio donde funciona una escuela.
“Su designación fue una sorpresa para mí. Es como que aparece nuevamente en escena todo un valor emblemático de una etapa de la vida argentina signada por la corrupción”, se lamentó ayer ante Página/12 Norberto Laporta, quien lo denunció reiteradamente cuando era concejal porteño. “Es como si repitiéramos la historia”, resumió.

 

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