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Menos heridos por pirotecnia, el
único mérito del “plan candado”

En hospitales de Capital atendieron a 139 personas,
casi un 40 por ciento menos
que en 2000. Once muertos en accidentes.

Quemados: �Desde el año pasado se vienen registrando menos lesionados por pirotecnia. Pero este año, por la situación económica, se acentuó más�.

En el Hospital Santa Lucía se atendieron ayer 64 lesionados.
La disminución de pacientes se estimó en un 30 por ciento.

Si el “corralito” a los depósitos bancarios arrojó algún beneficio, este bien puede ser el menor gasto en artículos de pirotecnia, lo que se tradujo –al menos en los festejos de Navidad– en menos cantidad de heridos por efectos de cohetes y fuegos artificiales. La disminución fue estimada por las autoridades sanitarias entre el 30 y el 50 por ciento respecto de año anterior. Con restricciones y todo, sólo en los hospitales porteños hubo que atender a 139 personas, víctimas de la pólvora y los corchos, mientras que otras 37 personas recibieron heridas de bala o arma blanca. En el interior los heridos fueron, por lo menos, 163. Los hechos más graves se produjeron, otra vez, por la insensatez criminal de las balas perdidas, especialmente en el Gran Buenos Aires y en Rosario, y por una botella lanzada desde un balcón, en la Ciudad de Buenos Aires, que provocó una grave lesión a un niño de tres años. Una persona murió electrocutada y se registraron por lo menos ocho incendios, por efecto de los fuegos artificiales. En accidentes de tránsito se registraron en todo el país 11 muertos (ver nota aparte).
“Desde el año pasado se vienen registrando menos lesionados por pirotecnia. Pero este año, por la situación económica, se acentuó más”, evaluaba ayer Azucena Marchioni, jefe de Guardia del Hospital del Quemado. En la Navidad del 2000, en los hospitales porteños se habían atendido en total a 222 personas con quemaduras y lesiones en los ojos.
Más que la cordura, la causa de la disminución puede estar en la drástica caída en las ventas de pirotecnia: solo hubo alguna demanda el mismo 24, cuando muchos puestos salieron a la calle con importantes descuentos, como para sacarse de encima la explosiva mercadería.
En el barrio de San Cristóbal, un chico de tres años resultó gravemente herido tras ser golpeado en la cabeza por una botella que un hombre arrojó desde un sexto piso. El hecho ocurrió en Alberti al 1600, poco después de la medianoche. El agresor fue detenido al mediodía, por orden del juez.
De acuerdo con un parte del SAME, en la Ciudad de Buenos Aires se atendió ayer a 321 personas, entre las que se incluyen –además de quemados y lesionados en los ojos– 19 heridos en choques vehiculares, 34 alcoholizados, 53 personas con heridas cortantes, 25 lastimados en riñas callejeras y ocho mordidos por perros. Las cifras representan una disminución de “entre el 30 y el 40 por ciento respecto de los casos atendidos el año pasado”, dijo el coordinador del organismo, Carlos Russo.
En el Hospital del Quemado fueron atendidas 37 personas, heridas tras manipular elementos de pirotecnia. “Dos de estos casos fueron de gravedad: el de un hombre de más de 20 años que sufrió la amputación parcial de una mano, y una niña con quemaduras en el 12 por ciento de su cuerpo, cuando se le cayó una bolsita con agua y alcohol y encendida”, informó la jefa de guardia del hospital. El resto de los pacientes sufrió quemaduras de segundo grado en manos, brazos, piernas y rostro. “Se atendió la mitad de casos que el año pasado”, agregó la médica.
En el Santa Lucía la disminución de pacientes se estimó en un 30 por ciento. Allí, entre las 7 de la mañana del 24 y las 11 de ayer se habían atendido 64 personas, 41 de ellos por pirotecnia, 16 por corchazos, uno por herida de bala y otro por un accidente de tránsito. “El caso más grave es el de un chico de 16 años, de Monte Grande, que sufrió el estallido del globo ocular por la explosión de un cohete”, informó Luis Collado, jefe de guardia del hospital. De las personas atendidas, la mayoría son varones y “30 de los 64 son menores de 15 años”, agregó.
En el Lagleyze, en tanto, se atendieron 21 personas, también por causa de la pirotecnia e impacto de corchos, según informó la jefa de Guardia, marcela Rempel.
En el Conurbano, la gran amenaza fueron las balas perdidas. Ezequiel Hereñú, de 19 años, recibió un balazo en la cabeza cuando estaba en la puerta de su casa, en San Francisco Solano. Martín Castillo, de 17, fue herido de bala frente a su casa, en Remedios de Escalada. En Rosario, una mujer y un chico de 10 años también fueron víctimas de balas perdidas. Con respecto a los incendios, cuatro de ellos se registraron en el partido bonaerense de San Martín: dos talleres, una vivienda precaria y un baldío. En Ciudadela, el fuego destruyó un depósito de calzado, y en Caseros, una fábrica de cosméticos quedó reducida a cenizas. También hubo fuego en San Cristóbal: un departamento de Moreno al 1300 ardió después de que fuegos artificiales entraran por una ventana abierta y, además, hubo un incendio en la Reserva Ecológica.
En fenómeno similar se registró en el interior. En La Plata y alrededores fueron atendidas 30 personas por quemaduras, traumatismos y una herida de bala. En Córdoba, los lesionados fueron 22. En Mendoza, hubo 6 personas baleadas y 26 asistidas por quemaduras. Con mayor o menor intensidad, los hechos se repitieron en todo el país.

 

Accidentes fatales

Por lo menos 11 personas murieron, entre ellas un chico de 7 años, y otras 54 resultaron heridas en accidentes de tránsito ocurridos en distintos puntos del país durante los festejos de Navidad. El hecho más grave ocurrió ayer a la mañana en San Javier, Misiones, donde murieron cinco jóvenes de entre 16 y 20 años, al chocar dos autos cuyos ocupantes regresaban de un baile. Otros nueve jóvenes quedaron internadas. También en Misiones hubo otros dos muertos en choques ocurridos en Leandro N. Alem y Oberá.
Otro grave accidente ocurrió en Mar del Plata, donde murió Gustavo Romano, de 28 años, hijo del subsecretario de Pesca bonaerense, Francisco Romano. En Río Cuarto, Córdoba, un chico de 7 años falleció al ser atropellado por un auto, quince minutos después de la medianoche. Otro accidente se registró en Bariloche, donde una mujer murió cuando su auto embistió un cerco de maderas. En Quilmes, un motociclista de 28 años murió al ser embestido por un auto, en Calchaquí y Jujuy.

 

42 MUERTOS Y 60 DESAPARECIDOS
Temporal en Río

En sólo 16 horas, la lluvia superó al promedio de todo el mes de diciembre. Ocurrió ayer en Río de Janeiro, donde el gravísimo temporal dejó un saldo de 42 muertos, 60 desaparecidos y 2000 evacuados. Además, Defensa Civil informó que hubo aproximadamente 90 aludes y 200 derrumbes de casas en todo el estado carioca.
La localidad de Petrópolis, ubicada a 65 kilómetros de la capital del estado, fue una de las más afectadas. Allí murieron 26 personas -incluidos 6 niños– y resultaron heridas cerca de 100. La propia Río tuvo víctimas fatales: una mujer de 36 años y sus tres hijos fallecieron sepultados por un alud de piedras y barro en la favela de Alemao, donde vivían. También otra persona murió arrastrada por la corriente de un canal de agua desbordado.
El subsecretario de Defensa Civil, Jorge Lopes, aclaró que todavía no está listo el registro de personas que perdieron sus viviendas. “Nuestra prioridad es el trabajo de rescate y el recuento será realizado después”, indicó. Por su parte, el gobernador de Río de Janeiro, Antonhy Garotinho, sobrevoló las regiones más afectadas para definir el orden de prioridades en el desembolso de recursos para paliar la crisis.
En tanto, el ministro de Integración Nacional, Ney Suassuna, confirmó que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso liberará los fondos necesarios para recuperar las carreteras de las ciudades más perjudicadas por las fuertes lluvias, que sorprendieron a la población en pleno verano. Según el Instituto de Meteorología, el temporal puede extenderse con menor intensidad en las próximas horas.
Las autoridades decretaron el estado de emergencia y admitieron que puede aumentar el número de víctimas, porque las tareas de rescate que realizan bomberos y cerca de 400 voluntarios todavía continúan. Sin embargo, algunos tramos de la ruta de 92 kilómetros que une Río de Janeiro con Teresópolis fueron cortados por vecinos que protestaban contra la falta de asistencia.

 

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