Si el corralito
a los depósitos bancarios arrojó algún beneficio,
este bien puede ser el menor gasto en artículos de pirotecnia,
lo que se tradujo al menos en los festejos de Navidad en menos
cantidad de heridos por efectos de cohetes y fuegos artificiales. La disminución
fue estimada por las autoridades sanitarias entre el 30 y el 50 por ciento
respecto de año anterior. Con restricciones y todo, sólo
en los hospitales porteños hubo que atender a 139 personas, víctimas
de la pólvora y los corchos, mientras que otras 37 personas recibieron
heridas de bala o arma blanca. En el interior los heridos fueron, por
lo menos, 163. Los hechos más graves se produjeron, otra vez, por
la insensatez criminal de las balas perdidas, especialmente en el Gran
Buenos Aires y en Rosario, y por una botella lanzada desde un balcón,
en la Ciudad de Buenos Aires, que provocó una grave lesión
a un niño de tres años. Una persona murió electrocutada
y se registraron por lo menos ocho incendios, por efecto de los fuegos
artificiales. En accidentes de tránsito se registraron en todo
el país 11 muertos (ver nota aparte).
Desde el año pasado se vienen registrando menos lesionados
por pirotecnia. Pero este año, por la situación económica,
se acentuó más, evaluaba ayer Azucena Marchioni, jefe
de Guardia del Hospital del Quemado. En la Navidad del 2000, en los hospitales
porteños se habían atendido en total a 222 personas con
quemaduras y lesiones en los ojos.
Más que la cordura, la causa de la disminución puede estar
en la drástica caída en las ventas de pirotecnia: solo hubo
alguna demanda el mismo 24, cuando muchos puestos salieron a la calle
con importantes descuentos, como para sacarse de encima la explosiva mercadería.
En el barrio de San Cristóbal, un chico de tres años resultó
gravemente herido tras ser golpeado en la cabeza por una botella que un
hombre arrojó desde un sexto piso. El hecho ocurrió en Alberti
al 1600, poco después de la medianoche. El agresor fue detenido
al mediodía, por orden del juez.
De acuerdo con un parte del SAME, en la Ciudad de Buenos Aires se atendió
ayer a 321 personas, entre las que se incluyen además de
quemados y lesionados en los ojos 19 heridos en choques vehiculares,
34 alcoholizados, 53 personas con heridas cortantes, 25 lastimados en
riñas callejeras y ocho mordidos por perros. Las cifras representan
una disminución de entre el 30 y el 40 por ciento respecto
de los casos atendidos el año pasado, dijo el coordinador
del organismo, Carlos Russo.
En el Hospital del Quemado fueron atendidas 37 personas, heridas tras
manipular elementos de pirotecnia. Dos de estos casos fueron de
gravedad: el de un hombre de más de 20 años que sufrió
la amputación parcial de una mano, y una niña con quemaduras
en el 12 por ciento de su cuerpo, cuando se le cayó una bolsita
con agua y alcohol y encendida, informó la jefa de guardia
del hospital. El resto de los pacientes sufrió quemaduras de segundo
grado en manos, brazos, piernas y rostro. Se atendió la mitad
de casos que el año pasado, agregó la médica.
En el Santa Lucía la disminución de pacientes se estimó
en un 30 por ciento. Allí, entre las 7 de la mañana del
24 y las 11 de ayer se habían atendido 64 personas, 41 de ellos
por pirotecnia, 16 por corchazos, uno por herida de bala y otro por un
accidente de tránsito. El caso más grave es el de
un chico de 16 años, de Monte Grande, que sufrió el estallido
del globo ocular por la explosión de un cohete, informó
Luis Collado, jefe de guardia del hospital. De las personas atendidas,
la mayoría son varones y 30 de los 64 son menores de 15 años,
agregó.
En el Lagleyze, en tanto, se atendieron 21 personas, también por
causa de la pirotecnia e impacto de corchos, según informó
la jefa de Guardia, marcela Rempel.
En el Conurbano, la gran amenaza fueron las balas perdidas. Ezequiel Hereñú,
de 19 años, recibió un balazo en la cabeza cuando estaba
en la puerta de su casa, en San Francisco Solano. Martín Castillo,
de 17, fue herido de bala frente a su casa, en Remedios de Escalada. En
Rosario, una mujer y un chico de 10 años también fueron
víctimas de balas perdidas. Con respecto a los incendios, cuatro
de ellos se registraron en el partido bonaerense de San Martín:
dos talleres, una vivienda precaria y un baldío. En Ciudadela,
el fuego destruyó un depósito de calzado, y en Caseros,
una fábrica de cosméticos quedó reducida a cenizas.
También hubo fuego en San Cristóbal: un departamento de
Moreno al 1300 ardió después de que fuegos artificiales
entraran por una ventana abierta y, además, hubo un incendio en
la Reserva Ecológica.
En fenómeno similar se registró en el interior. En La Plata
y alrededores fueron atendidas 30 personas por quemaduras, traumatismos
y una herida de bala. En Córdoba, los lesionados fueron 22. En
Mendoza, hubo 6 personas baleadas y 26 asistidas por quemaduras. Con mayor
o menor intensidad, los hechos se repitieron en todo el país.
Accidentes fatales
Por lo menos 11 personas murieron, entre ellas un chico de 7 años,
y otras 54 resultaron heridas en accidentes de tránsito ocurridos
en distintos puntos del país durante los festejos de Navidad.
El hecho más grave ocurrió ayer a la mañana
en San Javier, Misiones, donde murieron cinco jóvenes de
entre 16 y 20 años, al chocar dos autos cuyos ocupantes regresaban
de un baile. Otros nueve jóvenes quedaron internadas. También
en Misiones hubo otros dos muertos en choques ocurridos en Leandro
N. Alem y Oberá.
Otro grave accidente ocurrió en Mar del Plata, donde murió
Gustavo Romano, de 28 años, hijo del subsecretario de Pesca
bonaerense, Francisco Romano. En Río Cuarto, Córdoba,
un chico de 7 años falleció al ser atropellado por
un auto, quince minutos después de la medianoche. Otro accidente
se registró en Bariloche, donde una mujer murió cuando
su auto embistió un cerco de maderas. En Quilmes, un motociclista
de 28 años murió al ser embestido por un auto, en
Calchaquí y Jujuy.
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42
MUERTOS Y 60 DESAPARECIDOS
Temporal en Río
En sólo 16 horas, la
lluvia superó al promedio de todo el mes de diciembre. Ocurrió
ayer en Río de Janeiro, donde el gravísimo temporal dejó
un saldo de 42 muertos, 60 desaparecidos y 2000 evacuados. Además,
Defensa Civil informó que hubo aproximadamente 90 aludes y 200
derrumbes de casas en todo el estado carioca.
La localidad de Petrópolis, ubicada a 65 kilómetros de la
capital del estado, fue una de las más afectadas. Allí murieron
26 personas -incluidos 6 niños y resultaron heridas cerca
de 100. La propia Río tuvo víctimas fatales: una mujer de
36 años y sus tres hijos fallecieron sepultados por un alud de
piedras y barro en la favela de Alemao, donde vivían. También
otra persona murió arrastrada por la corriente de un canal de agua
desbordado.
El subsecretario de Defensa Civil, Jorge Lopes, aclaró que todavía
no está listo el registro de personas que perdieron sus viviendas.
Nuestra prioridad es el trabajo de rescate y el recuento será
realizado después, indicó. Por su parte, el gobernador
de Río de Janeiro, Antonhy Garotinho, sobrevoló las regiones
más afectadas para definir el orden de prioridades en el desembolso
de recursos para paliar la crisis.
En tanto, el ministro de Integración Nacional, Ney Suassuna, confirmó
que el gobierno de Fernando Henrique Cardoso liberará los fondos
necesarios para recuperar las carreteras de las ciudades más perjudicadas
por las fuertes lluvias, que sorprendieron a la población en pleno
verano. Según el Instituto de Meteorología, el temporal
puede extenderse con menor intensidad en las próximas horas.
Las autoridades decretaron el estado de emergencia y admitieron que puede
aumentar el número de víctimas, porque las tareas de rescate
que realizan bomberos y cerca de 400 voluntarios todavía continúan.
Sin embargo, algunos tramos de la ruta de 92 kilómetros que une
Río de Janeiro con Teresópolis fueron cortados por vecinos
que protestaban contra la falta de asistencia.
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