Por Carlos Polimeni
En su disco Próxima
estación... Esperanza, el francés Manu Chao incluyó
varios grafitis, citando frases e ideas recogidas en su deambular por
el Tercer Mundo y sus arrabales. Una de ellas, made in Argentina, provenía
de un tema que Miguel Cantilo escribió durante los años
de plomo, aunque es posible que Chao lo ignorase. En esta selva
tropical, si no fuese por la música, no nos salva ni Tarzán,
imaginó Cantilo durante el carnaval del horror. Reseñar
canciones populares que fueron importantes durante 2001 podría
ser una fruslería o un acto de autismo, en un país en el
estado de la Argentina de estas semanas. Sin embargo, bajo la idea paraguas
de Cantilo reciclada por Chao, debe entenderse este recorrido como un
ejercicio de autodefensa. Fue Friedrich Nietzsche, tan mal leído
tantas veces, el que acuñó la idea de que el arte, el ocio
y el espectáculo no solucionan los problemas urgentes de una sociedad...pero
a veces ayudan a soportarlos. La cultura como quitapenas y espanta fantasmas.
Este no es, ni quiere ser, entonces, un resumen discográfico, en
un año en que la industria está hecha trizas, pero en las
disquerías sigue intentándose vender compacts a 20 pesos
(o patacones, o dólares o, bonos provinciales o, en breve, argentinos).
Es un recorrido por canciones que la gente escuchó en su casa,
cantó, disfrutó por radio y bailó y que sobrevivirán,
que es bastante más de lo que puede decirse de hechos que llenaron
páginas y páginas de diarios y revistas. Hay pocas cosas
que tengan mayor perdurabilidad que las buenas canciones. Eterno
como un dios, o como un disco, escribió Humberto Costantini
sobre Carlos Gardel.
Las quince canciones están en el recuadro de la página de
enfrente, abajo. Esta nota intenta justificarlas, contextualizando su
importancia artística, ¿anímica?, ahora que tantas
cosas se terminan y tantas otras debieran empezar.
1. Canción clave para entender porque Jorge Drexler, uruguayo radicado
en España, se convirtió en un artista imprescindible de
la temporada que termina en Buenos Aires. En ella se cruzan varios de
los mundos que Drexler enhebra al hilo, con el mismo desparpajo y garbo
de Caetano Veloso.
2. En un disco conmovedor, destinado a profundizar líneas y posibilidades
ocultas en sus canciones, Gustavo Cerati hace una verdadera obra de un
tema de Soda Stereo inspirado en un relato de Edgard Allan Poe. No apto
para puristas ni para ser oído de una vez, de un tirón,
el disco tiene un par de perlas históricas.
3. León Gieco tuvo un gran año, el de sus 50. Bandidos rurales
se nutrió de canciones combativas y briosas, arropadas por un aire
de disco conceptual casi sin parangón en la producción de
este año. El tema que se elige es un paréntesis: una canción
de belleza estremecedora, con una letra confesional rara en la historia
del santafesino.
5. En su segundo disco solista luego del híper exitoso Clandestino,
el francés Manu Chao insistió en su concepción de
las canciones como rompecabezas de sonoridades, ideas y voces de un mundo
de sueños chiquitos y verdades muertas, pero esperanzas posibles.
Obviamente, su minimalismo progre irritó a aquellos que creen que
arte siempre se escribe con mayúsculas.
5. Caetano Veloso en estado puro: un tributo, en italiano, al genial cineasta
de La aventura. El tema parte en dos Noites do Norte, que
empieza como una reflexión, dulce y dolorida, sobre Brasil como
un país esclavo de su ex esclavitud. La percusión sobre
la que cabalga el disco impresiona. La delicadeza del arreglo del tema
elegido también.
6. Integraba en los 80 el dúo Instrucción Cívica,
pero al volver desde los Estados Unidos, Kevin Johansen fue promocionado
como un hijo de finlandeses con parientes uruguayos, aunque usted no lo
crea. El tema en que ironiza sobre todos los que se dejan la barba como
el Che, pero no son el Che, explica bien su mezcla, sabrosa, de influencias
e ironías.
7. En un año sin discos de muchas figuras grandes de la historia
de la música popular de acá, Luis Alberto Spinetta iluminó
con Silver Sorgo, que presentará finalmente este sábado,
en Obras. Vale la pena repasar ahora la letra de El enemigo.
8. El grupo argentino de música electrónica Intima le puso
laboratorio musical al discurso de Fidel Castro conocido como Segunda
Declaración de la Habana. Una obra de colección, por
varias razones.
9. Uno de los temas más conflictivos de la historia de Celeste
Carballo, compuesto en el momento de su estallido punk, cuando estaba
al frente de La Generación Fusilada. Charly García canta
las partes más comprometidas, en un dúo que interactúa
como si todo hubiese sido muy ensayado, en un disco que funciona como
resumen de la carrera de Celeste.
10. El disco doble Hola y Chau, un guiño sobre la separación
y el final del contrato con una multinacional, está lleno de altibajos.
Esta canción, plena de resonancias de verano y alegría,
es una especie de muestra homeopática del valor de los Cadillacs
como grupo ideal para ponerle música a un fiesta.
11. Un acto de justicia artística: Rubén Rada logró
un éxito de ventas en la Argentina. El tema abrasilerado que da
nombre al disco Si cada pueblo tiene un presidente/que por
lo menos rime con la gente funciona hoy como una alegoría
de lo que pasó independientemente de su buen gusto y calidad.
12. El disco debut de Moreno Veloso fue deslumbrante. El hijo de Caetano,
físico de vocación, consumando un trabajo de relectura de
la música brasileña desde las posibilidades del siglo XXI
y sus máquinas. En Deusa do amor está Bahía,
nada menos, flotando en cada nota.
13. El público que abarrotó sus shows en La Trastienda disfrutó
a más no poder de esta versión acústica de la famosa
canción de Chao. El show y el disco fueron idénticos. Sólo
que en el show podía disfrutarse de la performance de esta gran
artista de Porto Alegre.
14. Algún día habrá que separar a los leogarcístas
de Leo García, un artista muy interesante que fue tomado como botín
de guerra por un grupo de opinión. Morrisey el tema
que preludió la salida de Mar es apenas la introducción
a un mundo ecléctico, en que un vasto conocimiento pop se suman
a una voz que dará más que hablar.
15. ¿Está todo bien o está todo como el orto?
se pregunta desde hace meses la voz de Erica García, que suena
por las radios en el tema de difusión o en las ¡cuatro versiones
remixadas! que acompañan su compact promocional. ¿Todo bien,
o todo como el orto? Las respuestas, amigos, están flotando en
el viento.
Quince canciones para no
dejar de escuchar
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Estas son quince canciones que no pueden dejar de obviarse a la
hora de pensar qué temas se escucharon con placer este año
en el sur de América. Deliberadamente están obviados
los temas cantados en inglés.
1) El pianista del guetto de Varsovia (Jorge Drexler,
de su disco Sea).
2) Corazón delator (Gustavo Cerati, de Once episodios
sinfónicos).
3) Sin querer (León Gieco, de Bandidos rurales).
4) Me gustas tú (Manu Chao, de Próxima estación:
Esperanza).
5) Michelangelo Antonioni (Caetano Veloso, en Noites do
norte).
6) Che Donalds, McGuevara (Kevin Johansen, en The nada).
7) Mundo disperso (Luis Alberto Spinetta, de Silver Sorgo).
8) Fetiche, la musicalización de un discurso de
Fidel Castro (del disco Intima, del grupo Intima).
9) Buscábamos vida (por Charly García y
Celeste Carballo, en Celeste acústica).
10) Carnaval toda la vida (Los Fabulosos Cadillcs en Chau).
11) Quién va a cantar (Rubén Rada, en Quién
va a cantar).
12) Deusa do amor, (de Moreno Veloso, en Máquina
de escrever música).
13) Clandestino (versión del tema de Manu Chao
por Adriana Calcanhotto, en Público).
14) Morrisey (Leo García, en Mar).
15) Positiva (Erica García, de Amorama). |
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