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Servini de Cubría podría citar a indagatoria al ex presidente

De la Rúa deslindó responsabilidades en un escrito ante la jueza, pero podría ser citado junto con otros ex funcionarios.

Horas: Servini está abocada
a reconstruir las últimas horas
del gobierno de De la Rúa para determinar las responsabilidades en la represión.

Ex presidente Fernando de
la Rúa, tras el cacerolazo.

Fernando de la Rúa negó ayer haber sido el responsable de la represión y las muertes que se produjeron en Plaza de Mayo y el centro porteño horas antes de su caída. El ex presidente deslindó su responsabilidad en un escrito que presentó ante la jueza María Romilda Servini de Cubría, cuya investigación arrojó como primeras conclusiones –tal como anticipó Página/12– que hubo plan, organización y orden de matar, ya que a todos los muertos les dispararon a quemarropa en la cabeza o en zonas vitales de sus cuerpos. Tanto es así que la magistrada maneja como una posibilidad cierta citar a indagatoria al propio De la Rúa y a ex funcionarios de su gobierno. Con la misma intención que la jueza, los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers le solicitaron al nuevo jefe de la Policía Federal, Roberto Giacomino, “un informe detallando la cadena de mandos, desde el Presidente hasta las autoridades policiales de menor jerarquía”.
El escrito que De la Rúa le presentó a Servini no es muy extenso. Aunque en la causa pesa aún el secreto de sumario, trascendió a la prensa que el ex presidente se limitó a repetir las palabras que pronunció el viernes antes de dejar la Casa Rosada, cuando dijo que no fue responsable de los crímenes que se cometieron durante sus últimas horas en la Casa Rosada, y fijó el domicilio donde puede ser citado por la Justicia.
La reserva alrededor del expediente trajo también confusión con respecto a la defensa del ex mandatario. La agencia DyN afirmó que el escrito fue elaborado por Gustavo Díaz Cantón, socio de De la Rúa en su estudio y compañero suyo en la cátedra de Derecho Procesal Penal de la Universidad del Museo Social Argentino. Según la misma agencia, una fuente cercana al abogado admitió que “estamos trabajando en la defensa, pero por ahora preferimos no dar información. Posiblemente mañana difundamos un comunicado”. Pero el hermano de Díaz Cantón y también abogado aseguró a Página/12 que “para nada estamos con ese asunto” e indicó que el defensor de De la Rúa es su ex secretario de Legal y Técnica, Virgilio Loiácono.
De la Rúa hizo su presentación 24 horas después de que trascendiera que el defensor del ex secretario de Seguridad Enrique Mathov, el ex camarista Jorge Valerga Aráoz, lo había apuntado como responsable de las muertes en una conversación informal con los fiscales. Valerga Aráoz negó a este diario que su estrategia fuera ésa, pero lo cierto es que en su explicación ante Servini el ex funcionario se lavó las manos y señaló que sólo había ordenado proteger la Casa Rosada.
Servini está abocada a reconstruir las últimas horas del gobierno de De la Rúa para determinar las responsabilidades en la represión. Los fiscales van por la misma línea y analizan pedir la indagatoria de De la Rúa a partir de los testimonios recogidos. Ayer declaró Martha Pinedo –cuyo esposo Alberto Márquez murió baleado a metros del Obelisco– y confirmó que los policías dispararon contra los manifestantes.
Comparatore y Evers pidieron al jefe de la Federal que informe cómo fue la cadena de mandos y “el carácter de las órdenes impartidas por cada una de las autoridades a efectos de custodiar los paseos públicos y sofocar los distintos tipos de manifestaciones que se hubieren registrado”. Además, solicitaron saber si esas órdenes “incluían la represión y, de ser así, bajo cuáles circunstancias” y los datos sobre los móviles, su tripulación, domicilios y armas que tenían asignadas. En el marco de la investigación, fueron allanadas oficinas del SAME. De allí se retiraron los registros de los traslados de pacientes a la red de hospitales porteños durante la represión.

 

Denuncias

La Liga por los Derechos del Hombre abrió la recepción de denuncias por la represión que tuvo lugar la semana pasada con el fin de demandar a los responsables. La entidad solicitó a todos aquellos que hayan registrado imágenes fotográficas o en video que aporten ese material para aportar a la recolección de pruebas e información sobre lo ocurrido. También convocó a todos los que hayan estado detenidos, heridos o testigos para que acerquen datos sobre el modo en que se desarrollaron los hechos. El lugar al que hay que dirigirse para hacerlo es Corrientes 1785, 2º “C”, Capital Federal, de lunes a viernes entre las 15 y las 18. Los teléfonos son
4371-8066/3939.

 

OPINION
Por Diana Kordon *

Memorias del futuro

Días después parece flotar todavía el estruendo de la batalla. Si se escucha con atención, detrás de los ruidos de la normalidad –colectivos, autos, peatones– es posible escuchar el ladrido seco de los disparos, el estruendo de las pistolas lanzagases, de las Itakas, de los cascos de los caballos, los cacerolazos, los gritos: “¡Qué se vayan!”, “¡Oíd mortales!”, “¡Argentina!”. Pero, sobre todo, lo que se escucha es el sordo rumor de una marea que crece aceleradamente y es imparable: la gente en las calles.
Nuestro país acaba de ser sacudido por jornadas que dejarán marcas históricas.
Uno de los fenómenos que más claramente podemos constatar, como profesionales del campo de la salud mental, es que se produjo un cambio brusco en la subjetividad.
Fue como si el discurso de quien todavía era presidente de la Nación, un discurso que respondió a la necesidad de sostener el modelo con represión, hubiese generado un rechazo tan unánime como decidido, eficaz, directo y combativo y una respuesta masiva y unificada.
Nunca, en nuestra experiencia al menos, habíamos vivido un fenómeno de esta magnitud. Aun quienes esperábamos que se produjera un estallido social, no imaginábamos que pudiera alcanzar tal intensidad ni las formas concretas que asumió.
Así, la emergencia de la rebelión en el punto máximo de la desesperanza paradójicamente se transforma en la esperanza la que renace.
Las manifestaciones del miércoles 19 y el jueves 20 fueron un rotundo mentís a las teorías escépticas sobre el poder transformador de la acción colectiva y sobre la posibilidad misma de esta acción colectiva, que sostienen que la preservación personal pasa en esta época, no ya por el sálvese quien pueda o el individualismo a ultranza que proponía el posmodernismo sino por la recuperación de los lazos afectivos y solidarios en los pequeños grupos familiares y amistosos.
Discutimos con los que tienen preocupación por lo social pero, como suponen que no hay ninguna posibilidad de resolución en ese terreno, terminan valorizando como única la esfera de lo micro y proponen, para salir de la pesadilla cotidiana de la depresión, del stress, de los colapsos, de los ataques de pánico, refugiarse en lo íntimo, en lo familiar, en la creatividad personal.
La mayor expresión de creatividad fue el propio argentinazo. La salida es colectiva, con los otros, en la práctica social, para permitir restablecer el lazo social dañado.
Al movilizarse, esa marea humana operó una poderosa y conmovedora transformación de la vivencia de impotencia, en potencia.
La experiencia de estos días demuestra una vez más que, a pesar de que frecuentemente lo individual y lo social aparecen como escindidos e independientes, o en el mejor de los casos relacionados con una relación de exterioridad, lo contextual es texto mismo de la subjetividad, y la elaboración personal de las crisis sólo puede ser resulta en el encuentro del individuo con lo social.
¿Por qué insistió tanto buena parte de los medios y cierta opinión “calificada” en separar dos categorías: santos y demonios?
Los santos habrían salido el miércoles a golpear cacerolas, en un movimiento llamado espontáneo. Los demonios habrían salido el jueves a golpear policías, con saqueos, robos y militantes organizados.
Es lógico que el establishment sienta miedo, porque la gente salió a discutir el poder de cuerpo presente y en el espacio público.
Hubo en Plaza de Mayo, una disputa de poder territorial.
Si bien los hechos se fueron encadenando de manera casi espontánea, el proceso de levantamiento popular fue la expresión concentrada de una larga experiencia de luchas, de victorias y derrotas. Contiene prácticas y propuestas anteriores. La memoria del pueblo se puso en acto y en ese actose creó lo nuevo. Hay un antes y un después de esta jornada, como ocurrió con las invasiones inglesas o con el 17 de octubre.
Los hechos ocurridos rebaten la idea de un desarrollo lineal de la historia. Hay movimientos subterráneos, procesos de acumulación que determinan luego estos bruscos y profundos cambios sociales y sus correlatos en la subjetividad.
Por eso, este proceso es a la vez memoria y construcción de algo nuevo.
El Gobierno de Fernando de la Rúa comenzó matando y se fue matando. Mató en Corrientes y en Plaza de Mayo. Reprimió brutalmente en Tartagal y en Mosconi y reprimió, con ferocidad, en Plaza de Mayo.
En esa memoria se inscriben los nuevos mártires populares, los del 19 y 20 de diciembre. Con las mismas banderas de los 30 mil desaparecidos y de los asesinados por la represión de los gobiernos constitucionales posteriores.
Estos hechos vuelven a poner de relieve que la posibilidad de amar, crear y trabajar, como condición de la salud mental, está ligada indisolublemente a la práctica transformadora de la realidad.

* Escrita junto con Lucila Edelman, Darío Lagos y Daniel Kersner, todos miembros del Equipo Argentino de Trabajo e Investigación Psicosocial.

 

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