La jueza federal María
Romilda Servini de Cubría denunció ayer que la están
presionando para que no avance en su investigación
sobre las muertes de la semana pasada en los alrededores de la Casa Rosada
y el centro porteño. Me están apuntando porque fui
a la Plaza de Mayo a intentar parar la represión, pero voy a llegar
a los responsables, declaró la magistrada, a propósito
de una denuncia penal por incumplimiento de los deberes de funcionario
público y mal desempeño de sus funciones que radicaron en
su contra. Servini de Cubría cuenta ya con los informes de los
médicos forenses que realizaron las autopsias y con otros elementos,
como los registros de los traslados del SAME, que fortalecen la hipótesis
de que hubo un plan y una orden de matar.
Ya hay presiones y empiezan con las denuncias contra mí.
Casi siempre se utiliza la Justicia penal para presionar, explicó
Servini de Cubría frente a la denuncia que recibió de parte
de un particular llamado Rubén Allaud, y agregó: Son
maniobras para que me asuste y deje de investigar. Pero voy a llegar a
los responsables. No les tengo miedo y no voy a parar aunque me sigan
presionando. La jueza no dudó en vincular esa presentación
con su presencia en Plaza de Mayo el jueves de la semana pasada para ordenar
que cesara la represión de los manifestantes y recordó que
fue a ese lugar porque desconfiaba de que la cosa (el operativo
de seguridad) se estuviera desarrollando con normalidad y vi cómo
se actuó contra la gente, vi cómo reprimieron.
La pesquisa que desde entonces conduce Servini de Cubría y
en la que intervienen también los fiscales Luis Comparatore y Patricio
Evers apunta a determinar quiénes fueron los que ordenaron
la represión que terminó con ocho muertos y numerosos heridos.
No sabemos cómo fue dirigido ese operativo. Tenemos la impresión
de que estaba ordenado por distintas unidades y reparticiones de la Policía
Federal, dijo la jueza, quien adelantó que hasta no
tener todas las pruebas, no vamos a indagar a nadie.
En la mira de los investigadores están el ex presidente Fernando
de la Rúa y el ex secretario de Seguridad, Enrique Mathov, quienes
en los respectivos escritos que presentaron ante la magistrada deslindaron
su responsabilidad en el caso. Los otros que aparecen involucrados son
el ex ministro del Interior Ramón Mestre y el ex jefe de la Federal
Rubén Santos. Funcionarios judiciales vinculados a la causa no
descartaron que finalmente sean citados a indagatoria.
Por el momento, sin embargo, Servini de Cubría y los fiscales están
dedicados de lleno a recopilar la mayor cantidad testimonios y datos sobre
lo ocurrido. De hecho, Comparatore encabezó ayer una inspección
ocular en la Plaza de Mayo y a lo largo de toda la Avenida de Mayo.
Una de las cosas que se pudo establecer en las últimas jornadas
es que Gustavo Benedetto, quien cayó muerto en la zona de Avenida
de Mayo y Chacabuco, recibió disparos efectuados según
los investigadores por personal policial que se encontraba en el
interior del Banco HSBC situado en esa esquina. Los registros retirados
de las oficinas del SAME durante el allanamiento ordenado por Servini
de Cubría confirmaron también que las muertes se produjeron
casi al mismo tiempo.
Se están reconstruyendo los hechos pero hasta ahora no hay
un sólo indicio respecto de que los manifestantes fallecidos estuvieran
destruyendo bienes o atacando a otras personas. A ninguno se le ha atribuido
ningún delito, precisaron fuentes de la pesquisa.
Denuncia de Madres
Integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo denunciaron
ayer al ex presidente Fernando de la Rúa ante la Justicia
por la golpiza que recibieron durante las manifestaciones
de hace una semana. La denuncia, por los presuntos delitos de lesiones,
abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario
público en perjuicio de siete madres, también apunta
al ex ministro del Interior Ramón Mestre, el ex secretario
de Seguridad Enrique Mathov y el ex jefe de la Policía Federal
Rubén Santos. El caso quedó en manos del juez Rodolfo
Canicoba Corral, pero las Madres pidieron que por conexidad
sea pasado a la magistrada María Servini de Cubría.
Hebe de Bonafini aseguró que ni en la dictadura militar
fue tan impresionante la embestida contra las Madres y señaló
que, mientras por la espalda nos atropellaron con los caballos
de frente teníamos a la guardia de infantería
con los rifles con gases.
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FUNERAL
CIVICO EN MEMORIA DE LOS ASESINADOS
La memoria no va a dejar la calle
Por R. C.
Para terminar, pido un
minuto de aplauso y no un minuto de silencio para los 32 compañeros
muertos por la represión, dijo el periodista Miguel Bonasso
casi al final del funeral cívico que realizaron ayer diferentes
organizaciones para homenajear a las víctimas de la represión
durante la movilización popular que terminó provocando la
renuncia de Fernando de la Rúa. Pasaron 18 años de
la vuelta de la democracia y la policía no se enteró. La
represión que ordenó De la Rúa fue incluso peor que
la que había en la Plaza en la época de la dictadura,
dijo Bonasso. En el acto también hablaron amigos de las víctimas
y ciudadanos comunes. No faltaron las lágrimas, pero tampoco las
exhortaciones a persistir en la lucha. La diputada de Izquierda
Unida Patricia Walsh recordó a los caídos y llamó
al pueblo a no dejar la calle. Al final, todos entonaron el
Himno Nacional.
Estuvieron ayer frente al Congreso, entre otras organizaciones, los HIJOS,
las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la Asociación
Abuelas de Plaza de Mayo, gente de la Unión de Empleados de la
Justicia de la Nación (UEJN), la Correpi, partidos de izquierda
y un grupo de motoqueros que recordaron a sus dos compañeros muertos
por la policía y denunciaron que los siguen persiguiendo y amenazando
hasta el día de hoy cada vez que los encuentran en un semáforo.
Se vio gente lagrimeando por los muertos, señoras que insultaban
a los habitantes del congreso de cara al edificio sin que nadie las escuchara
-ayer no hubo sesión, exigiendo enfáticamente
a los diputados y senadores que trabajen porque les pagamos nosotros.
Basta de inmolar víctimas en el altar del dios Mercado,
pidió un hombre cuando le cedieron el micrófono. Un amigo
de Carlos Almirón, el militante de la Correpi que mató la
policía, recordó enojado y triste a su amigo Petete.
Dice la autopsia que lo mató una bala que le atravesó
el corazón. Cómo mierda no le iba a atravesar el corazón
si tenía un corazón enorme, dijo antes de pedir disculpas
por la emoción.
En un momento del acto, Bonasso leyó la carta de María Elena
Guzmán, una ciudadana que perdió a su marido el 14 de octubre,
día de las elecciones legislativas. Desde ese día, María
Elena decidió no quedarse más en su casa y salir a pelear
por un país más justo. Aseguró en el
texto que además de la represión policial, hay gente que
muere en el país por los disgustos y la mala sangre cotidiana.
También escribió que es una burla que Cavallo siga
hablando en los medios después de lo que hizo.
Estuvieron en el Congreso las columnas del MST, Patricia Walsh y Patricio
Echegaray, de Izquierda Unida, y Alberto Roselli, diputado de Autodeterminación
y Libertad, en representación del líder del partido, Luis
Zamora.
Hacia el final y antes de entonar el Himno, los presentes se unieron en
un mismo cantito. La sangre obrera/ es lucha y es bandera
gritaban. Un cartel recordaba lo que la movilización del 19 y 20
de diciembre no supo conseguir. Lo echamos a Cavallo. Lo echamos
a De la Rúa. Ahora es el turno de la Corte Suprema de Justicia,
podía leerse. Es que parece que en un saludable ejercicio de memoria,
algunos ciudadanos no terminaron de tragar el sapo de la liberación
de Carlos Menem merced a un fallo del máximo tribunal. El mismo
tribunal que, según hicieron trascender algunos de sus miembros,
dirá próximamente que en marzo no habrá elecciones
el 3 de marzo.
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