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La Ciudad les apunta a los híper y a las privatizadas

El gobierno de la Ciudad necesita salvar el bache por la caída del 46 por ciento en la recaudación. Propondrá aumentar impuestos a los grandes comercios, empresas de servicios y restaurantes.

Criterio: �El proyecto se armó con un sentido de equidad, teniendo en cuenta que en la ciudad no se puede hacer ajustes sobre los sueldos del personal�.

Aníbal Ibarra, jefe de Gobierno
de la Ciudad, busca recursos.

Por Eduardo Videla

Un aumento en el impuesto que pagan los hipermercados instalados en territorio porteño y la extensión de ese gravamen a las empresas telefónicas y a Aguas Argentinas es la receta a la que apela el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra, para llenar el agujero que dejó la drástica caída en la recaudación en la ciudad, que en diciembre alcanzó al 46 por ciento respecto del mismo mes del año pasado. El proyecto oficial, que sería tratado hoy en la Legislatura, también prevé gravar el uso del espacio público a los prósperos restaurantes de Las Cañitas y Palermo Hollywood que utilizan las veredas para colocar sus mesas. Ibarra también reclama poderes especiales para renegociar deudas y contratos y la declaración de una emergencia social, que le permita echar mano de los fondos generados por Autopistas Urbanas SA y Banco Ciudad, dos empresas oficiales con superávit, para atender necesidades alimentarias, laborales y de vivienda.
“El proyecto se armó con un sentido de equidad, teniendo en cuenta que en la ciudad no se puede hacer ajustes sobre los sueldos del personal ni aplicar impuestos generalizados”, dijo a Página/12 el frepasista Marcelo Vensentini, titular de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Legislatura, quien encabeza las negociaciones con la oposición.
El paquete fue elaborado por Marta Albamonte, que además de ser la subsecretaria de Hacienda –la segunda de Miguel Pesce–, es la esposa de Raúl Fernández, jefe de Gabinete y mano derecha de Ibarra. Con estas iniciativas, el oficialismo reemplazó el debate sobre el Presupuesto de la ciudad, que venía desarrollándose en la Legislatura hasta que la crisis devoró al gobierno de Fernando de la Rúa. En medio de la incertidumbre económica, cualquier debate sobre el tema era estéril.
La propuesta oficial se resume en los siguientes puntos:
Una reforma a la Ley Tarifaria, que sube la alícuota de Ingresos Brutos para los hipermercados del 3 por ciento actual al 5 por ciento, cifra vigente en la provincia de Buenos Aires.
Fijar una alícuota del 6 por ciento en concepto de Ingresos Brutos a las compañías que prestan servicios de telecomunicaciones –incluida la telefonía celular y los servicios de audiotexto–, la que suministra agua potable por red domiciliaria y las distribuidoras de energía eléctrica. Ambos incrementos sumarían unos 25 millones de pesos en un año.
Los gravámenes alcanzan también a las empresas de televisión por cable y a los restaurantes ubicados en zonas de moda, como Las Cañitas o Palermo Hollywood, en concepto de uso del espacio público. “Si los negocios de Avenida de Mayo y Recoleta pagan por poner las mesas en las veredas, ¿por qué no ellos?”, argumentan en el oficialismo.
Una reforma al Código Fiscal, que establece mecanismos para combatir la evasión fiscal y agilizar el cobro de deudas.
Una ley de emergencia económica que faculta al Ejecutivo a renegociar contratos –tanto en montos como en plazos de pago–, para reducir gastos.
Crear un fondo de Emergencia Social para canalizar recursos generados por empresas de la ciudad. Por ejemplo, AUSA, que tiene un superávit de 70 millones anuales, o el Banco Ciudad, cuyas ganancias ascienden a unos 5 millones. Este fondo estaría destinado a atender necesidades alimentarias, creación de fuentes de trabajo y planes de vivienda.
El oficialismo negociaba contra reloj con los bloques opositores el apoyo a estas medidas. Los diputados justicialistas –la segunda minoría– presentaron su propio proyecto, por el cual facultan a Ibarra a renegociar contratos para incrementar cánones –por ejemplo, de las empresas de multas fotográficas– y crear un fondo para jefes de familia desocupados, según explicó a este diario el jefe del bloque del PJ, Eduardo Valdés. También le ponen un límite al endeudamiento de la ciudad y obliga a que todos los contratos con empresas que sean prorrogados sean aprobados por la Legislatura. En cuanto al aumento de impuestos, la oposición está dividida: el belizismo y un sector del peronismo se oponen a esa medida, porque dicen que podría repercutir en los precios.
El oficialismo, en tanto, sabe que ese traslado a los precios por parte de las empresas de servicios podría ser una realidad. “Por eso, estamos trabajando el tema con el Ente de la Ciudad: las empresas nunca bajaron los costos cuando tuvieron reducción de aportes patronales y otros beneficios impositivos”, argumentó Vensentini.

 


 

LA CIUDAD SUSPENDE LOS PAGOS
Diciembre sin fondos

El gobierno porteño suspendió el pago de deudas a proveedores y reprogramaría la liquidación de los haberes de diciembre de sus empleados, prevista inicialmente para los primeros días de enero, debido a la caída en la recaudación del último mes, reconoció ayer el secretario de Ingresos Públicos, José Luis D’Ipolito.
“La recaudación impositiva de diciembre está casi paralizada en la Ciudad. Las proyecciones para diciembre, cuando faltan tan sólo dos días para que termine el mes, registran una caída del 46 por ciento respecto a diciembre del año pasado”, señaló el funcionario. D’Ipolito atribuyó esta caída a la crisis financiera desatada a principio de mes, cuando el ex ministro de Economía Domingo Cavallo decretó el “corralito” de los depósitos, agravado por el feriado bancario impuesto desde el jueves pasado por el Banco Central.
“Con ese nivel de ingresos, va a haber que reestructurar todos los pagos: el pago a proveedores ya está suspendido y los sueldos del personal seguramente se van a reprogramar, porque lo recaudado no alcanza para el pago de salarios”, señaló el funcionario porteño. D’Ipolito comentó que esta última medida “está en análisis” debido a la imposibilidad de obtener dinero dentro del circuito financiero y a que la Ciudad recibe una cifra relativamante exigua a través de la coparticipación federal de impuestos.
El funcionario señaló que la principal merma se registra en Ingresos Brutos, uno de los gravámenes que se abonan habitualmente a través de cheques, debido a que corresponden a cargas impositivas destinadas a empresas y profesionales. “Nosotros habíamos previsto una caída del orden del 15 por ciento para diciembre, en función de los indicadores de recesión de los meses de setiembre, octubre y noviembre, pero esto supera todos los pronósticos: en diciembre de 2000 recaudamos alrededor de 212 millones de pesos, mientras que este año apenas llegamos a 146 millones”, acotó.
“Más allá de que pudo haber mayor recesión de la esperada, el conflicto bancario llevó la situación a un límite en el que los impuestos se paralizaron. Esto va a tener implicancias graves, va a haber que tomar medidas de diferimientos de pagos, no queda otra alternativa”, se sinceró el titular de Ingresos Públicos del Gobierno de la Ciudad. D’Ipolito dijo que la recaudación porteña volvería a tener algún tipo de lógica recién a partir de la segunda o tercera semana de enero, “cuando vuelvan a funcionar correctamente los bancos”.

 

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