Decidido a ganar imagen ante
una eventual campaña electoral, Carlos Ruckauf intenta tomar una
medida con la que cosecharía unos cuantos aplausos en la provincia,
pero también en la Capital Federal: la reducción del 50
por ciento en el precio de los peajes a la costa atlántica durante
la próxima temporada de verano. El gobierno bonaerense ya tiene
redactado un decreto para establecerlo y ayer envió el texto a
las concesionarias con la idea de forzar un acuerdo. Las empresas, en
tanto, contestarán hoy si aceptan o rechazan aplicar la rebaja.
Según el texto del decreto que está a la firma del gobernador,
entre el 1º de enero y el 31 de marzo, los peajes de la autovía
2 y la ruta 11 deberán podarse en un 50 por ciento, aunque los
números finales que dispone representan por el redondeo una rebaja
levemente menor. El fundamento del decreto es la situación económica
del país y la necesidad de facilitar el turismo interno.
De esta manera, el costo total para llegar a Mar del Plata pasaría
de los 12,5 pesos actuales a 7. Ahora, para alcanzar ese destino es necesario
desembolsar 8 pesos en la barrera de Samborombón y otros 4,5 en
la de Maipú. Si prospera la embestida del gobierno provincial,
al pasar por el primer peaje habría que abonar 4,5 pesos y en el
segundo, 2,5.
En tanto, en la Ruta 11, los peajes pasarían a costar 4 pesos en
General Conesa, 1,7 en General Madariaga y 2 en Mar Chiquita.
Lo que pretende Ruckauf es lograr una rebaja similar a la implementada
a mediados de año en las concesiones viales nacionales, donde se
aplicó una disminución de entre el 30 y el 60 por ciento,
de acuerdo a la categoría de los vehículos. En la provincia,
de todos modos, el gobierno ya había acordado con las empresas
en abril pasado un descenso del 11 por ciento en promedio para las rutas
bonaerenses.
La embestida de ayer por la rebaja de los peajes en realidad no es nueva.
A principios de noviembre, el ministro de Obras y Servicios Públicos,
Julián Domínguez, intentó una negociación
con las empresas con la idea de que la reducción estuviera implementada
a mediados de diciembre. Pero finalmente no hubo acuerdo. Ayer, para forzarlo,
el gobierno envió el texto del decreto ya redactado a las empresas.
Se trata de Covisur, concesionaria de la llamada Autovía 2, y Caminos
del Atlántico, de la Ruta 11.
En ambas empresas, el decreto fue analizado con lupa por los directivos
y los respectivos equipos de abogados. Pero ninguna de las dos dio una
respuesta al Gobierno ni quiso adelantar si aceptará o rechazará
la iniciativa oficial. Un vocero de Covisur admitió a este diario
que la empresa recibió el texto, pero aclaró que se trata
de un decreto no ejecutorio, es decir, que todavía
no está en vigencia. Estamos analizando los alcances de la
medida y las consecuencias que tendría sobre la concesión,
sostuvo con suma cautela la fuente, que sin embargo aseguró que
hoy habrá una respuesta.
En ambas concesionarias se esmeraron en aclarar que ese texto no es fruto
de ningún acuerdo previo con el gobierno provincial y que entre
ayer y hoy se están limitando a estudiar los alcances del eventual
decreto. También en el Gobierno hubo cautela: ningún funcionario
implicado en el intento de rebajar los peajes quiso explicar ayer los
alcances de la medida.
Aunque de acuerdo al proyecto oficial la rebaja del 50 por ciento es por
90 días, las empresas no son muy proclives a aceptarlo si no hay
algún tipo de compensación ya que obviamente se trata de
los meses de mayor recaudación. Por los peajes de la Autovía
2 pasan 50 mil autos los fines de semana y en los días de cambio
de quincena.
Los altos precios en los peajes provocaron en su momento protestas de
los habitantes de ciudades cercanas a las cabinas, que realizaron innumerables
cortes en la Ruta 2. Finalmente, los vecinos de Castelli y Dolores lograron
una rebaja de entre el 30 y el 40 por ciento.
LA
OBRA DE CALATRAVA YA ESTA EN FUNCIONAMIENTO
Puerto Madero estrena puente
Por E. V.
El mismo día en que Buenos
Aires ardía en medio de la protesta y la represión, en Puerto
Madero se habilitaba, silenciosamente, el Puente de la Mujer, una obra
maestra de la ingeniería diseñada por arquitecto español
Santiago Calatrava. Se trata de un puente peatonal y giratorio, que conecta
la zona gastronómica del barrio con Madero Este, el sector del
barrio que está en pleno desarrollo, a la altura de la continuación
imaginaria de la Avenida de Mayo. Debió inaugurarlo Fernando de
la Rúa el mismo día en que se fue de la Casa Rosada en helicóptero.
La ceremonia oficial fue postergada para el 3 de marzo.
Pocos peatones utilizan por ahora el puente, más que nada curiosos
y empleados de la zona, interesados en visitar esa inmensa estructura
de acero, pintada de blanco, que cruza el dique 3. Tiene un mástil
oblicuo de 39 metros de alto, amarrada con 19 cables de acero de tres
centímetros de espesor a la estructura principal, dibujando una
suerte de arpa gigante. El piso es de tablones de madera dura abulonados,
a lo largo de los 160 metros de extensión. A cada lado, la estructura
tiene una doble baranda de acero inoxidable y una hilera de cada lado
de reflectores que apuntan al piso para conformar, de noche, el efecto
de una nube de luz sobre el puente.
El puente fue donado a la ciudad de Buenos Aires por la empresa Puerto
Madero Este, propietaria, entre otras empresas, del Hotel Hilton, ubicado
a 200 metros de su emplazamiento. Esto permitió reducir notoriamente
su costo original 8,5 millones de dólares, ya que la
donación le permitió a la empresa evitar los gravámenes
por la importación. La estructura fue realizada en España
mientras que aquí se realizó el montaje.
El puente consta de tres partes: dos fijas, en cada extremo, a los bordes
del dique, y una tercera la mayor giratoria, montada sobre
un pilote de cemento, enterrado e 26 metros de profundidad, en el dique,
que tiene 8 metros de agua, en promedio.
Aunque fue probado varias veces, el mecanismo todavía no funcionó
desde su estreno. El puente está preparado para moverse cada vez
que necesite pasar alguna embarcación, como la Fragata Sarmiento,
apostada en el dique 3, o los barcos turísticos que circularán
en un futuro no muy lejano por el circuito de Puerto Madero a la Boca.
En esos casos, sonará una alarma hasta que los peatones desalojen
el puente y se bajen barreras en cada extremo. Recién entonces
el puente girará. El proceso es automático y los comandos
están en el subsuelo, en el sector Este. Si alguien olvida accionar
la alarma, el sistema le da cuatro minutos a quienes se encuentren sobre
el puente para abandonarlo, mientras suena un alerta.
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