El enfrentamiento se despliega
de tal manera que se parece día a día, cada vez más,
a una guerra. La secuencia no se hizo esperar: tras una reunión
del gabinete de seguridad del premier indio Atal Bihari Vajpayee, India
prohibió que desde el primer día del 2002 los aviones comerciales
paquistaníes sobrevuelen su territorio y dispuso la reducción
a la mitad de sus delegaciones diplomáticas. El argumento fue la
falta de acciones de Pakistán contra militantes extremistas antiindios
que actúan en la región de Kashmir y a los que se considera
culpables del atentado contra el Parlamento indio el pasado 13 de diciembre.
Horas después, Pakistán imitó las represalias con
medidas similares. Al mismo tiempo que la hipótesis de un conflicto
armado se vuelve más realista, aumenta la presión norteamericana
para preservar sus intereses: el secretario de Defensa Donald Rumsfeld
teme que Pakistán descuide su control sobre las fronteras y deje
ingresar a miembros de Al-Qaida que intentan huir desde Afganistán.
Al delicado escenario se sumó otro incidente: una comitiva policial
india que transitaba por el estado de Jammu en la parte india de
Kashmir fue atacada con una granada que hirió a 29 personas.
La tensión entre Pakistán e India que se disputan
desde hace 50 años la región de Kashmir viene aumentando
desde el pasado 13 de diciembre, cuando supuestos extremistas islámicos
ingresaron al Parlamento indio y causaron 14 muertes, entre ellas las
de los cinco atacantes. Por entonces, Nueva Delhi acusó a los grupos
fundamentalistas Lashkar-e-Taiba y Jaish-e-Mohammad (que anteayer fueron
incluidos por Washington en la lista de organizaciones terroristas), por
el atentado y acusó al gobierno de Musharraf de darles protección
y apoyo. A comienzos de esta semana, India retiró a su embajador
en Islamabad y cortó el transporte terrestre y ferroviario entre
los dos países en nombre de la lucha contra el terrorismo. Además,
ambos gobiernos enviaron en los últimos días tropas a la
zona fronteriza de Kashmir, en el despliegue más grande de los
últimos 15 años. Ya se desplegaron misiles y hubo intercambios
de disparos.
Ayer, el ministro de Defensa indio, George Fernandes, calificó
la situación de seria y señaló que en
los próximos dos o tres días se habrá completado
el despliegue militar y el ejército estará preparado para
cualquier eventualidad. Desde el otro lado, el general Rashid Reshi,
vocero militar paquistaní, le contestó que su país
cuenta con la capacidad de reacción y de respuesta por todos
los medios concebibles. El vocero de la cancillería paquistaní,
Aziz Ahmed Khan, justificó sin muchas vueltas la respuesta casi
idéntica con la que el gobierno de Pervez Musharraf contestó
la ofensiva india: Esas medidas sólo contribuirán
a aumentar la tensión y nos vemos obligados a tomar medidas equivalentes.
Una vez desatado el ping-pong de acusaciones, el canciller indio, Jaswant
Singh, declaró que India dispuso esas medidas en respuesta al intento
paquistaní de engañar a la comunidad internacional
con medidas cosméticas y antimedidas contra los grupos
extremistas que actúan en su territorio.
Singh, además, detalló que la prohibición de entrada
en el espacio aéreo indio tendrá efecto a partir del próximo
1º de enero, mientras que la reducción del personal de la
embajada se llevará a cabo en las próximas 48 horas. La
prohibición afectará, semanalmente, a unos 23 vuelos de
la Pakistan International Airlines y a cerca de un centenar de las aerolíneas
indias. A la vez, en Jammu dentro del disputado territorio de Kashmir,
la agencia de noticias UNI informó que fueron heridas 29 personas
al estallar una granada arrojada por presuntos terroristas musulmanes
al paso de una comitiva policial india. La misma agencia reveló
que también murieron cuatro extremistas paquistaníes en
la misma región, alcanzados por disparos de las fuerzas de seguridad
indias.
En medio de la escalada de los preparativos militares indo-paquistaníes,
el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, intenta promover
tratativas de paz. En las últimas 72 horas, Powell habló
ocho veces por teléfono con el presidente paquistaní Pervez
Musharraf y con Singh, para que se alcance una solución negociada.
Por su parte, Donald Rumsfeld advirtió: Seguimos de cerca
la situación y hemos señalado clara y cuidadosamente a ambas
partes la importancia que reviste este tema para nuestros intereses
y aclaró que lo alienta que pese al despliegue de tropas a lo largo
de la frontera india, Pakistán no haya retirado fuerzas del límite
con Afganistán en el oeste, donde soldados paquistaníes
buscan a combatientes de Al-Qaida y a los talibanes que intentan huir.
En el mismo sentido, el canciller británico Jack Straw declaró:
Estoy profundamente inquieto por el reciente deterioro de las relaciones
entre India y Pakistán y condenó a los grupos
terroristas ligados a Al-Qaida que operan en Pakistán.
LAS
NEGOCIACIONES EN MEDIO ORIENTE
Presión con distensión
Antes de que se discuta
un Estado palestino, debe ser discutido en el gobierno, dijo el
premier israelí Ariel Sharon a sus pares del Likud. Así
Sharon restó importancia a los encuentros que se están realizando
entre representantes palestinos e israelíes para poner fin a los
enfrentamientos. La noticia de que los contactos continúan fue
acompañada por gestos de distensión hacia los palestinos
y de presión hacia el líder de la Autoridad Palestina (AP).
Ayer se decidió levantar el bloqueo de Belén para facilitar
las festividades y a permitir a los cristianos trasladarse con más
facilidad a sus lugares santos. Sin embargo, Yasser Arafat no se
verá beneficiado por la medida.
La prohibición de desplazarse de Ramalá fue reiterada por
el portavoz del gobierno de Sharon, Ariel Mekel, que aseguró que
se trataba de una medida adoptada por el Consejo de Ministros y
que seguiría vigente hasta que Arafat detenga a los asesinos
del ministro de Turismo israelí Rehavam Zeevi. Por su parte, la
dirección palestina que reúne a miembros del gabinete
palestino y de la Organización para la Liberación de Palestina
denunció el silencio de la comunidad internacional sobre
los crímenes de Sharon.
Las conversaciones que llevan adelante el canciller israelí Shimon
Peres y el presidente del Parlamento palestino Ahmed Qrei, o Abú
Alá, tratan un plan que Sharon calificó de inválido:
es completamente opuesto a algo que yo expresé. Por
su parte, el movimiento palestino Hamas que manifestó su
decisión de suspender ataques suicidas condenó el
retorno a la vía de negociaciones y reuniones de seguridad con
el enemigo sionista.
Desde una perspectiva totalmente distinta, un grupo de palestinos expresó
su descontento hacia la Autoridad Palestina, creada ocho años atrás.
En un documento firmado por 31 personalidades palestinas con fecha del
20 de diciembre, se exigen reformas internas inmediatas para reforzar
nuestra lucha en esas condiciones de vida extraordinariamente difíciles.
El texto pide a la AP que luche contra la corrupción, la
mala gestión y la malversación de fondos públicos.
En tanto, ayer continuaron las operaciones de las tropas israelíes.
Soldados invadieron en la madrugada uno de los barrios más céntricos
de la ciudad cisjordana de Hebrón, para secuestrar a ocho militantes
del movimiento fundamentalista de Hamas.
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