Por Sergio Moreno
No sonaban los teléfonos.
El presidente Adolfo Rodríguez Saá y sus colaboradores más
cercanos escuchaban, antenoche, la batucada de cacerolas de los inflamados
vecinos que se agolpaban frente la residencia presidencial de Olivos y,
a pesar del acompañamiento no deseado, la sensación era
de absoluta soledad. Ningún gobernador se dignó a llamarlo.
La capital se incendiaba frente la Casa Rosada y el Congreso, y los compañeros
del puntano optaron por ver la escena por la televisión de cable.
La soledad y la sensación de vivir la víspera del
Armagedón llevó a la reflexión. Ayer por la
mañana, todo el gabinete presentó la renuncia (que aún
no fue aceptada) y Rodríguez Saá anunció a las 21.30
una serie de medidas bancarias y que partía hacia Chapadmalal para
reunirse, hoy, con todos los gobernadores peronistas. Minutos después
de sus económicas palabras, las cacerolas volvieron a retumbar
en algunos barrios porteños.
Los escombros aún humeaban en el Parlamento cuando el Presidente
recibió a la cúpula de la Policía Federal, para felicitarla
por la performance de sus muchachos durante la madrugada y marcar diferencias
con la actuación del 20 de diciembre (ver páginas 10 y 11).
El comisario general Roberto Giacomino recibió la palmada del Presidente
y miró al (también renunciado) secretario de Seguridad,
Juan José Alvarez. Juanjo entendió la mirada
cómplice: había estado cinco metros detrás de la
puerta central de Balcarce 50, adentro de la Rosada, cuando los manifestantes
más exaltados querían derribarla, conteniendo a los azules
que se salían de la vaina y apretaban los nudillos en sus Itakas
cargadas supuestamente con balas de goma.
El acto fue rápido. A varios les quedó la duda sobre si
la próxima vez -porque todos creen que la agitación está
lejos de haber terminado la Federal acatará a los mandos
naturales.
Rodríguez Saá pidió temprano al secretario general
Luis Lusquiños que comience a llamar a su equipo y les pida la
renuncia a todos. Había comenzado la ronda de consultas con varios
gobernadores y todos pedían definiciones, verbigracia, un cambio
de gabinete, un nuevo gobierno que contenga a todo el peronismo, con figuras
más que presentables, la solución del corralito
(Aunque sea hay que decirle a la gente que no se puede levantar,
pero decírselo, dijo un alto funcionario a este diario),
y llamar a elecciones a corto plazo. La traducción de este paquete:
el Adolfo deberá dejar su sueño imperial para
otro momento. Debe quedar claro que éste es un gobierno provisorio.
Si Rodríguez Saá quiere seguir, que compita en las elecciones.
Pero hay que dar un mensaje de tranquilidad y unir al peronismo. De lo
contrario, no habrá elecciones el tres de marzo porque no vamos
a llegar al tres de enero, se quejó un importante gobernador
ante Página/12.
Para la gente, éste no es el gobierno de Rodríguez
Saá, es el gobierno del peronismo. Si se cae esto, nos caemos todos,
terció otro funcionario nacional consultado.
El flamante y ya desgastado Gobierno atesoraba una buena noticia: un vocero
del presidente George W. Bush había hecho público el apoyo
de Washington a la administración argentina. El Presidente argentino
había mantenido una comunicación con el mandatario norteamericano,
que descansa en su rancho de Crawford, Texas. Hubo plática, básicamente
un agradecimiento por el soporte brindado y promesas de trabajo duro para
salir adelante. Todo ello ocurrió antes de la renuncia masiva de
los ministros (ver aparte).
La alegría duró poco. A media tarde, horas después
de la conversación telefónica, un funcionario del Departamento
de Estado norteamericano se comunicó con Ceremonial de Presidencia
ante la ausencia de una voz autorizada en la Cancillería;
José María Vernet estaba en Olivos y, a esa altura, ya había
renunciado como sus colegas para requerir si Rodríguez Saá
había renunciado. En pánico, desde Olivos llamaron al embajador
norteamericano, James Walsh y lo invitaron a la quinta. Walsh llegó
media hora después del llamado y se encerró con el Presidente.
Vernet esperó afuera del salón de audiencias.
Revolución
Mientras el titular de Hacienda, Rodolfo Frigeri, y el ministro del Interior,
Rodolfo Gabrielli, fatigaban teorías en el ministerio de Economía,
rodeados de técnicos y economistas para cambiar el megaplán
del puntano por otro para capear la transición decretando,
de paso, la muerte del no nato Argentino (ver páginas
6 y 7), el Presidente y sus colaboradores más cercanos evaluaban
las propuestas que hacían llegar, teléfonos mediante, varios
gobernadores.
Los mandatarios no todos piden un acuerdo de unidad basado
en cinco puntos:
Marcar el interinato del mandato
de Rodríguez Saá, que quede claro que el tres de marzo se
va o compite en las elecciones.
Apelar a un renunciamiento
patriótico de los candidatos presidenciables del peronismo,
que en algún caso podría resignar sus aspiraciones e integrarse
al gabinete de emergencia. Anoche se hablaba de que sólo sobrevivirían
en la primera línea Gabrielli y Lusquiños. Incluso Frigeri
fue duramente cuestionado.
Resolver, a como dé
lugar, el corralito financiero heredado de Domingo Cavallo.
Terminar de matar al argentino.
En su lugar, emitir Lecop, por un monto que no debe superar los 3.500
millones. Si se tiene en cuenta que, actualmente, hay en circulación
unos 1.200 millones, la emisión quedaría restringida a unos
2.300 millones más.
Cerrar filas detrás
de ese gobierno interino y resolver la fecha de las elecciones, la modalidad
si será por Ley de Lemas o no y por cuántos
años sería elegido el Presidente que surgiese de ese comicio
(dos o cuatro años).
Este temario, será desguazado hoy en Chapadmalal, cuando el Presidente
se reúna con todos los gobernadores y autoridades parlamentarias
del PJ. La quinta vacacional de los jefes del Estado argentino fue elegida,
a sugerencia de José Manuel de la Sota, para evitar ruidos
molestos cercanos. Es, precisamente, el gobernador cordobés,
el electrón suelto que más preocupa al peronismo. El
Gallego siguió presionando ayer por la realización
de elecciones. Empecinado como pocas veces se lo vio, dobló la
apuesta y hasta sugirió que el comicio previsto para marzo debería
adelantarse. Un importante gobernador que ayer estuvo al otro lado del
teléfono con el mediterráneo, sugirió que De
la Sota sabe que hace falta un gobierno más amplio, de unidad,
incluso por fuera del PJ, pero no puede bajarse de las elecciones porque
cree que es la única forma de evitar que Rodríguez Saá
quede soldado al sillón.
Muchos conforman, en cambio, la mesnada que cree que De la Sota no sólo
hace que quiere, sino que quiere. Y redoblan esfuerzos para disuadirlo
de su testarudez. Estiman que si el cordobés resigna su ansiedad,
Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz y otro de los mandatarios
convencidos de competir en elecciones, podría bajar los decibeles
de sus críticas a Rodríguez Saá y sumarse al acuerdo
que englobaría a todo el PJ.
Contrariamente, el bonaerense Carlos Ruckauf estaría más
que dispuesto a apoyar la movida (ver declaraciones a este diario en página
5) e incluso a sumarse en calidad de Jefe de Gabinete. En cuanto a Carlos
Reutemann, fiel a su estilo, su aporte estaría condicionado. Lole
quiere tomar distancia de cualquier Gobierno que integren Vernet y Víctor
Félix Reviglio y analizar cuidadosamente lo que se ponga sobre
la mesa en Chapadmalal.
Sin sonrisa
Sin la sonrisa que supo derramar hasta el viernes a la noche, el Presidente
habló anoche desde los jardines de Olivos. Dijo que se había
reunido con los banqueros y había acordado que el lunes se atienda
a la gente de 8 a 20 para pagar a jubilados y empleados los 1.000 pesos
que les corresponden; agregó que les pidió especialmente
que les den un trato razonable y humano a los jubilados y
que hoy los banqueros se reunirán con las autoridades del BCRA
para acordar el operativo de mañana. Tras cartón, hizo referencia
a lo que está sucediendo y anunció la reunión
de hoy en Chapadmalal, hacia donde me dirijo ahora, aclaró.
Buenas noches, remató Rodríguez Saá,
dejando a toda la prensa reunida con las muchas preguntas en la boca.
La brevedad e insuficiencia de su discurso impulsó a algunos vecinos
en Palermo y Caballito a ganar nuevamente las esquinas. No fueron muchos
los que aporrearon sus desvencijadas cacerolas. Pero saben que la Argentina
siempre da otro oportunidad.
Un llamado de apoyo
de George W. Bush
Poco después de las once de la mañana, el presidente
Adolfo Rodríguez Saá recibió un llamado de
su par de Estados Unidos, George W. Bush, quien le ratificó
su apoyo para con los países amigos, según
informó el vocero de la Casa Blanca, Scott McClellan.
El contacto telefónico duró apenas unos minutos y
fue una respuesta a un llamado de Rodríguez Saá de
la semana pasada. Bush enfatizó la necesidad de que
el gobierno argentino desarrolle un plan económico sostenible
y trabaje estrechamente con el FMI y otras instituciones financieras
internacionales. La declaración del presidente norteamericano
sintoniza con el reclamo de los jefes de Estado de otros países
y de los organismos internacionales, que vienen reclamando un plan
sustentable, lo que, traducido, implicaría darle
un respaldo político firme al programa económico.
Según informaron ayer fuentes de la Casa Rosada, la conversación
de ayer se realizó antes de que se conocieran las renuncias
de los integrantes del gabinete nacional. Bush le dejó en
claro que está al tanto de lo que sucede en Argentina
y está totalmente comprometido con la situación
del país. En los últimos días, Bush también
se comunicó por teléfono con sus colegas de Brasil,
México, Uruguay y Chile, para analizar la crisis que atraviesa
la Argentina.
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OTRAS
VOCES
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Eduardo Duhalde, senador nacional (PJ):
Yo vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo que la última
estación después de la recesión y la depresión
era la anarquía y el caos. Yo temo a hechos muy violentos,
a una especie de guerra civil en la Argentina. Yo fui criticado
porque desde hace tiempo vengo diciendo que de la depresión
es fácil saber cómo se sale, de la recesión
es mucho más fácil, pero del caos ya no sabemos cómo
se sale. Es imperioso hacer que los espíritus se vayan cambiando,
que los gobiernos no se equivoquen, no se puede hacer cualquier
cosa. Creo que el Presidente (Adolfo Rodríguez Saá)
va a escuchar y estoy convencido de que va a rectificar políticas.
Oscar Lamberto (PJ), senador nacional:
A todos los que golpean las cacerolas habría que darles
24 horas de gobierno para que tomen algunas de las decisiones sabias
que están proponiendo. Acá no hay soluciones mágicas,
más allá de quién gobierne: a todos los que
golpean las cacerolas habría que darles 24 horas de gobierno
para que tomen algunas de las decisiones sabias que están
proponiendo y seguramente no harían cosas demasiado distintas.
No soy quién para defender ni atacar al gabinete, creo que
es el que pone y saca a sus colaboradores, con muchos, no estoy
de acuerdo, pero la situación va mucho más allá
de quién es la cara del ministro. Venimos insistiendo en
que hay que elegir un presidente con el voto popular lo más
rápido posible. No hay salida política si la gente
no elige un presidente que exprese a la mayoría de los argentinos.
Néstor Kirchner, gobernador de Santa Cruz:
El Presidente tiene que plantear una rápida renovación
de la gente que lo acompaña. Hay personas que no sé
si fueron culpables o qué responsabilidad tuvieron, pero
están condenadas por la sociedad y para generar un gobierno
de salida nacional, después de la tremenda crisis que dejó
la Alianza, es necesario que el gobierno tenga figuras absolutamente
creíbles por la población. Hay tres tipos de funcionarios:
los buenos, que dicen lo que está bien y lo que está
mal; los que son amigos de uno y para verlo contento dicen que todo
está bien, y los que actúan en banda y cada vez que
hay un gobierno lo quieren asaltar. Hay que poner definitivamente
funcionarios idóneos.
Antonio Cafiero, ex senador nacional (PJ):
Los que detentan el poder en el justicialismo deben ratificar
lo convenido en la Asamblea Legislativa: que es elecciones y traspaso
del poder el 5 de abril. De esa forma, el gobierno va a tener los
elementos para poder sortear los hechos más dramáticos
de este proceso. Digo esto con mucha angustia y preocupación
y espero los acontecimientos.
Oraldo Britos, ministro de Trabajo:
Habrá que ver a qué es lo que está apuntando
a la sociedad, que puede tener razón porque la gente no se
equivoca generalmente. La lentitud de las transferencias bancarias
causó el malhumor de la gente, que se expresó en el
cacerolazo. En mi caso particular, no tengo ningún problema
en dejar el cargo.
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QUE
PLANTEARAN LOS MANDATARIOS PERONISTAS EN CHAPADMALAL
Como si fuese un Cabildo abierto
La reunión de hoy podría marcar el fin del sueño del Presidente
de quedarse
en la Rosada hasta el 2003. Elecciones, economía y gabinete serán
los temas centrales. Piden una modificación general de la administración
a cambio de apoyo.
Todos
los gobernadores del peronismo harán sus planteos al hoy Presidente
en Chapadmalal.
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Por Martín
Piqué
Después del cacerolazo
del viernes a la noche, los gobernadores del PJ recuperaron nuevamente
su rol central en el destino de la Argentina. Si el presidente Adolfo
Rodríguez Saá alguna vez soñó con seguir en
la Rosada por dos años, la ilusión se diluyó con
los ecos de las cacerolas. El puntano se resignó ante los hechos
y recurrió a los jefes provinciales, que lo instaron a cambiar
el gabinete, a implementar medidas económicas que puedan
bancar todos y a preparar el llamado a elecciones, que podrían
adelantarse para mediados de febrero. A cambio de esto, los gobernadores
defenderán la gestión de Rodríguez Saá, por
disciplina partidaria y por su propia supervivencia. Todo el funcionamiento
institucional del país está en discusión, confesaba
anoche a Página/12 el gobernador de una provincia chica que hoy
participará de la reunión con el Presidente en Chapadmalal
(ver nota central en página 2 y 4).
El sábado a la madrugada, cuando las pantallas reflejaban la protesta
frente a Plaza de Mayo, los dirigentes que representan a las distintas
corrientes del PJ alarmados comenzaron a analizar el nuevo
escenario político. El gobernador bonaerense Carlos Ruckauf se
encontraba en Villa Gesell, y la distancia lo obligó a hacer una
nerviosa ronda de llamados telefónicos a sus colaboradores más
cercanos: habló con el secretario de Seguridad, Juan José
Alvarez, quien ya era objeto de reproches por los incidentes en el Congreso.
Algunos legisladores del PJ habían empezado a pedir su renuncia,
que el ruckaufista presentó en Olivos cerca del mediodía
mientras sus asesores trataban de identificar a los impulsores de la dimisión.
Entretanto, Ruckauf hablaba con Jorge Sarghini (ministro de Economía
bonaerense), Ricardo Gutiérrez (titular del Banco Provincia) y
Alberto Descalzo (ministro de Seguridad), con quienes seguía los
acontecimientos y evaluaba un probable recambio ministerial. Ayer, Ruckauf
era el gobernador que más insistía en la necesidad de modificar
el gabinete, donde espera colocar a varios hombres de su confianza, cuando
no participar él mismo. Por otro lado, Eduardo Duhalde, el otro
bonaerense con poder en la interna del PJ, seguía los acontecimientos
con sus centuriones más cercanos: convocó a una reunión
de urgencia en la quinta Los Caudillos de su eterno amigo
y ex ministro de Obras Públicas Hugo Toledo. Allí se encontraron
Eduardo Camaño, Osvaldo Mércuri y José María
Díaz Bancalari, entre otros, quienes analizaron con Duhalde las
medidas de acción inmediata que le propondrían
al Gobierno. Se decidió que respaldarían a Rodríguez
Saá, pero éste, a su vez, tendría que cambiar
a los impresentables. Y se coincidió en que los gobernadores
aportarían funcionarios para el nuevo gabinete, aunque tendrían
derecho a veto sobre las figuras más discutidas.
Lejos de los hechos que transcurrían en Plaza de Mayo, el santacruceño
Néstor Kirchner pasó el sábado en Río Gallegos,
donde recibió llamados de casi todos los gobernadores a excepción
de Ruckauf. Habló largamente con José Manuel de la Sota,
con quien coincidió en que las elecciones previstas para el 3 de
marzo debían anticiparse al menos quince días. Dialogó
también con Duhalde y con el misionero Ramón Puerta, y luego
hizo lo mismo con los gobernadores Gildo Insfrán (Formosa) y Carlos
Manfredotti (Tierra del Fuego). Todos coincidieron en que lo que está
en juego es la gobernabilidad y que hay que iniciar urgentemente
un proceso de reconstrucción del poder político.
Estamos en un proceso de fuerte anarquización, después
vienen los líderes autoritarios, alertaba uno de ellos en
diálogo con Página/12.
Los gobernadores también concordaban en torno a un balance político
sobre la figura de Rodríguez Saá. Lo responsabilizaban por
errores muy graves (el nombramiento de funcionarios acusados
de corrupción y el anuncio de la tercera moneda). Y la conclusión
era drástica: El país estaba para el duelo y Adolfo
hizo un cumpleaños, señalaba anoche a este diario
uno de los mandatarios provinciales del PJ. En cuatro horas secargó
toda su carrera política, evaluaba, más terminante,
uno de los operadores del Frente Federal. Según estos análisis,
las chances de Rodríguez Saá para seguir en la Rosada después
del 5 de abril habían quedado absolutamente archivadas con el cacerolazo
de la clase media.
Dos de los referentes del Frente Federal, los gobernadores de Jujuy y
Salta, Eduardo Fellner y Juan Carlos Romero, siguieron las novedades desde
sus provincias. El jujeño estuvo hablando con sus pares de Tucumán
(Miranda), Formosa (Insfrán), La Rioja (Angel Maza) y Misiones
(Carlos Rovira), con quienes al final consensuó tres posiciones
comunes que defenderán hoy en la reunión de Chapadmalal:
Que se establezca de una vez
la convocatoria a elecciones anticipadas. Acá hay que llamar
a elecciones, la gente quiere votar. Además, si no votamos al Presidente,
lo van a voltear con tres cacerolazos, argumentaba ante Página/12
uno de los gobernadores del Frente Federal.
La puesta en marcha de medidas
económicas que podamos bancar todos. Lo que equivale a resolver
el dilema del corralito bancario, un tema que obligará
a bancos o depositantes (según la opción política
que asuma el Gobierno) a pagar un alto precio. Kirchner, por ejemplo,
propone la eliminación definitiva del candado para sueldos y jubilaciones,
y que el sistema financiero enfrente de una vez la realidad que está
contenida por la salvaguarda oficial.
La constitución de un
Gabinete que represente a todos. Aunque esa representación
puede no incluir a Carlos Reutemann, quien está enfurecido por
la inclusión en el Gobierno de sus comprovincianos José
María Vernet y Víctor Reviglio. Dos de los principales operadores
del gobernador santafesino dijeron a Página/12 que el Lole descarta
de plano sumarse al Gabinete. Aunque sabe que si sus pares lo secundaran
en esa decisión, el país explotaría en segundos.
Por todo esto, el ex corredor de Fórmula Uno volverá a exhibir
su cautela en la reunión de Chapadmalal. Se mostrará equidistante
y luego definirá qué hacer.
Esta renuencia de Reutemann puede complicar los planes de Ruckauf. Porque
el bonaerense quiere que varios gobernadores se sumen al Gabinete como
flamantes ministros. Sin embargo, la idea del bonaerense deberá
sortear varios obstáculos, como los artículos de varias
constituciones provinciales que prohíben a los gobernadores ser
miembros del gabinete nacional.
RUCKAUF
CRITICA AL GABINETE Y PIDE UN NUEVO PLAN
Hace falta un nuevo equipo
El gobernador bonaerense, Carlos
Ruckauf, mantuvo ayer, luego de la renuncia masiva del gabinete de Adolfo
Rodríguez Saá, un diálogo con este diario. A continuación,
sus principales definiciones.
Rodríguez Saá
tiene buena voluntad pero no tuvo equipo que acompañara sus ideas.
Debe explicar la crisis. Tener un plan de gobierno. Y un equipo que pueda
ejecutarlo.
Para ese equipo debe
elegir personas que sean conocidas por su experiencia de gobierno y no
por su prontuario.
No doy nombres de los
impresentables. Todos los conocen. Son resabios del pasado. Son las viudas
de Menem. No pueden estar en el gobierno en un país que no tolera
la Armada Brancaleone.
No se puede pagar la
deuda pública ni la privada. Hay que declarar el default público
y privado y solucionar la situación de los ahorristas. Los economistas
del gobierno deben definir y hacer público el plazo y condiciones
en que se devolverán los ahorros.
Veo al Presidente muy
atento a la crisis, no como De la Rúa que vivía en otro
planeta. Pero fue demasiado caritativo con los que huyeron. Debería
contar la verdadera magnitud de la crisis.
Es necesario lanzar un
plan de crecimiento concertado con los sectores productivos. El plan de
la UIA es realmente serio. Como hubiéramos dicho hace tres décadas,
un verdadero plan de la burguesía nacional.
¿Elecciones? Es
hora de gobernar y no de votar. No estoy en contra de que se vote pero
no imagino columnas que vengan de Avellaneda pidiendo votemos, votemos
sino pidiendo laburo, laburo.
Si hay elecciones, me
presento y las gano.
OPINION
Por Horacio Verbitsky
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Los lobos andan sueltos
Es posible que haga falta la perspectiva del tiempo para evaluar
la gravedad de los episodios de ayer, con la evaporación
del Estado a la vista del país y del mundo. Tanto que desde
el Departamento de Estado de Washington se inquirió a Ceremonial
de la Presidencia argentina quién estaba a cargo del gobierno.
El asesinato a mansalva de tres pibes del barrio de Floresta por
un policía retirado es un salto en la escalada de violencia
que se inició hace diez días en la Plaza de Mayo.
Un cuarto pibe, que logró escapar, contó que estaban
viendo por televisión en el maxiquiosco de una estación
de servicio la transmisión de las refriegas de la Plaza de
Mayo. Cuando vieron al policía caído y rodeado por
manifestantes que le patearon la cara, lo celebraron.
Uno de ellos dijo que se lo tenía merecido, por la represión
de la semana anterior. El policía desenfundó su arma
y gatilló.
Las imágenes de la Plaza de Mayo y el Congreso dieron cuenta
del odio profundo contra todo lo que tenga que ver con las instituciones
políticas y, en especial, con sus fuerzas represivas. El
castigo a los dos hombres caídos fue despiadado y el secretario
de seguridad Juan José Alvarez tuvo que empeñar toda
su autoridad para que la policía no respondiera con sus armas.
Pero bastó la inocente expresión de los pibes frente
al televisor, para que otro policía los matara, en una actitud
idéntica a la que sus colegas tuvieron en el microcentro
el jueves 20.
La actitud de Alvarez no fue imitada por ningún funcionario
de la Nación ni de la Ciudad de Buenos Aires, cuando los
vecinos de Floresta llevaron su indignación a la comisaría,
donde estaba detenido el homicida. Un oficial de civil no tuvo mejor
idea que explicar que los chicos estaban asaltando la estación
de servicio. Esa es la mentira habitual de la policía del
gatillo fácil, pero en el clima de ayer encendió una
reacción que se derramó por las calles del barrio.
El único rostro del Estado, aparte de la policía brutal
que gaseó a los vecinos con encarnizamiento, fue el de un
funcionario de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad. Muy
poco para tanto encono.
Que el gobernante partido justicialista estuviera a esa hora dedicado
a discutir el reclamo del gobernador de Córdoba José
De la Sota por acelerar una convocatoria a elecciones que nadie
sabe si podrán realizarse, en oposición a la hipotética
prórroga de la imaginada presidencia imperial de Adolfo Rodríguez
Saá, sugiere un grado de autismo no muy distinto del que
caracterizó la presidencia de Fernando de la Rúa.
La euforia malvinera y las irritantes sonrisas de siete días
atrás se han disipado y eso no sería necesariamente
negativo, si implicara una toma de conciencia de lo que está
sucediendo. Pero el traslado de la reunión de gobernadores
a Chapadmalal, se parece demasiado a una deserción, doblemente
peligrosa porque los lobos andan sueltos.
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