Ayer, en medio de tironeos entre
los diferentes sectores del PJ por la realización o no de las elecciones
de marzo, la Justicia de Mar del Plata dispuso no innovar
a raíz de una presentación impugnando la ley de lemas. La
resolución, la primera que responde a los numerosos reclamos, impide
por el momento que los comicios se realicen con el nuevo sistema.
La ley de lemas permite a cada partido político o alianza (lema)
presentar varios candidatos, que corresponden a las diferentes corrientes
internas (sublemas). El sublema que resulte más votado sumará
los sufragios obtenidos por los demás postulantes de la misma fuerza.
Esto significa que el ganador no necesariamente será el postulante
que haya obtenido más votos. Aunque su legitimidad es discutible
y la experiencia en otros países escasa, la nueva norma fue el
atajo que encontró el PJ para evitar una interna, ya que permite
resolver la primaria de un partido y la elección general en un
solo acto. Fue una movida impulsada fundamentalmente por los tres gobernadores
más poderosos el bonaerense Carlos Ruckauf, el cordobés
José Manuel de la Sota y el santafesino Carlos Reutemann
quienes presionaron para establecer el sistema.
Desde el momento en que se impuso la idea, en la Asamblea Legislativa
del fin de semana pasado, llovieron recursos judiciales impugnando el
sistema de lemas. Pero no hubo respuestas hasta que, ayer, el juez federal
subrogante de Mar del Plata, Mario Robbio, falló en contra de la
ley de lemas a raíz de un recurso presentado hace cinco días
por el abogado radical Eduardo Rodríguez Solanas, ex funcionario
durante la administración de Alejandro Armendáriz. En su
presentación, Rodríguez Solanas argumentó que en
la Argentina no existe Asamblea Legislativa como organismo
institucional, sino una reunión de ambas Cámaras
del Congreso, que no tiene facultades legislativas aunque
sí resolutivas. Para el abogado, la Asamblea no
tiene las mismas facultades que sí tienen ambas Cámaras
por separado. Por lo tanto, no puede legislar y menos decidir
en base a qué sistema se realiza una elección, ya
que su única atribución consistía en la designación
como presidente a Rodríguez Saá.
La ley de lemas no está incorporada en la Constitución ni
en el Código Electoral. En medio de la confusión que siguió
a la renuncia de Fernando de la Rúa, el PJ buscó modificar
el Código Electoral en las dos Cámaras, pero sus legisladores
no alcanzaban, ya que se requería una mayoría especial.
Finalmente, el peronismo hizo valer su superioridad en la Asamblea, que
emitió una declaración de tres puntos: la designación
de Adolfo Rodríguez Saá como presidente interino, la convocatoria
a elecciones en marzo y el establecimiento del sistema de lemas.
Este es el eje de la presentación de Solanas que motivó
el fallo judicial. El magistrado marplatense dispuso no innovar hasta
que se resuelva la cuestión de fondo y libró oficios al
Congreso de la Nación, por intermedio del presidente provisional
del Senado, Ramón Puerta, y del presidente de la Cámara
de Diputados, Eduardo Camaño, para que tomen todas las disposiciones
que fueran conducentes para el cumplimiento de la medida cautelar dispuesta.
COMO
FUNCIONA LA LEY EN URUGUAY
Los lemas orientales
Por Andrés
Alsina
Desde
Montevideo
La ley de lemas tiene la función
específica de asegurar la supervivencia de un movimiento político
que no logra funcionar como partido y carece de un liderazgo que lo mantenga
unido. Se introdujo en Uruguay para asegurarle la segunda presidencia
a José Batlle y Ordóñez (1911-15), y previendo su
eclipse, también la continuidad sin suficiente liderazgo de dos
fuerzas políticas que se jactan de ser los partidos políticos
más viejos del planeta, Blanco o Nacional y Colorado,
nacidos en la batalla de Carpintería en 1836. En términos
reales, las formaciones políticas uruguayas tradicionales no son
partidos sino movimientos de muy bajo contenido populista y una impronta
liberal que tiñe hasta al nacionalismo, y representan dos tradiciones
que debían sobrevivir para asegurar la unidad nacional compartiendo
el poder sin atomizarlo.
Una diferencia importante con la situación argentina es que los
corrimientos entre partidos por ventajas electorales no sucedían
en el panorama uruguayo. A nadie se le ocurría una alianza, un
lema temporario que está en la ley entre
un blanco y un colorado o un socialista, para dirimir cuál de ellos
tenía más votos para una intendencia al mismo tiempo que
se votaba por ella. El sistema establecía fundamentalmente cuál
de las dos grandes colectividades, blanca y colorada, tenía más
votos. El Frente Amplio nació en 1971 como expresión de
repudio a la ley de lemas, que rechazaba expresamente en su práctica
electoral. En la última década hizo algunas concesiones
y se sirvió de parte de sus mecanismos, aunque siempre manteniendo
el principio de un único candidato presidencial.
La ley de lemas fue diseñada por el belga Charles Borelli en 1870
quien la bautizó como ley de doble voto simultáneo,
en tanto se vota al mismo tiempo por el candidato y por el lema registrado,
o partido. Desde el punto de vista del desarrollo académico, político
y jurídico, es un invento uruguayo. En 1872, en Uruguay se enseñaba
en la cátedra de Derecho Público de la Universidad de la
República y en 1875 se presentó el primer proyecto para
establecer el doble voto simultáneo, que se implanta en 1910. Claramente,
más allá del origen en Borelli, es un producto típicamente
uruguayo, señaló el politólogo y director de
la empresa de medición de opinión Factum, Oscar A. Bottinelli.
Bottinelli recalca que en Uruguay el esquema del doble voto simultáneo
funciona y funcionó hasta la elección presidencial de 1994
y sigue funcionando para la elección de intendentes. Pero es un
país donde las pertenencias partidarias son muy firmes y los comportamientos
de los electorados son muy estables, hay pocos corrimientos. La
ley de lemas se derogó parcialmente en las elecciones de 1999 para
establecer una segunda vuelta en la elección presidencial e impedir
el triunfo de la coalición de izquierdas Encuentro Progresista,
que el Frente Amplio integra, y que es la primera fuerza electoral con
el 40% de los votos.
OPINION
Por Raúl Kollmann
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Patoteros
En los últimos días nos vienen patoteando con el
argumento de que no es tiempo de elecciones, las
campañas sólo les sirven a los políticos
y, sobre todo, El Adolfo se mueve mucho, déjenlo gobernar
hasta el 2003.
Además de esa patoteada, están los que quieren que
todo este proceso sólo sirva para salir un poquito mejor
parado en la interna del peronismo o salve a la UCR o al menemismo
de una votación catastrófica, aunque preservando las
aspiraciones para el 2003.
Por una vez, hagamos lo que corresponde hacer.
u El Presidente de la Nación que venga debe ser elegido por
el voto de la gente. Ese es el espíritu de la democracia
y de la Constitución. Si hay una euforia con Rodríguez
Saá que aparentemente se ve en el interior y está
más dividida en la Capital se reflejará en la
elección. Esto supone, además, que no debe tener ninguna
validez el pacto espurio del PJ, armado en secreto en los momentos
previos a su designación, por el cual el actual presidente
se comprometió a no ser candidato. Se necesita una elección
limpia, gane quien gane.
u No debe aplicarse la ley de lemas, un sistema que está
en decadencia en el mundo entero y que no sirve para nada a la hora
de gobernar. Hay decenas y decenas de candidatos, todos con pocos
votos, que no tienen poder cuando llegan al puesto en disputa. Además,
es manifiestamente inconstitucional y sólo apareció
sobre la mesa por la interna del justicialismo. Por lo tanto, corresponde
que todos los partidos y, por supuesto, el PJ también, hagan
su interna y elijan la fórmula como es debido.
u El presidente que resulte electo debe gobernar por cuatro años.
La idea de que se vote un primer mandatario que ocupe el cargo por
un año y medio es claramente inconstitucional: ni la Carta
Magna ni la Ley de Acefalía dicen algo taxativo sobre eso
y no mencionan de ninguna manera períodos parciales. La idea
de elegir un presidente hasta diciembre de 2003 -completando el
mandato de Fernando de la Rúa es sólo producto
de las internas del PJ y las aspiraciones de la UCR. Quieren que
Carlos Menem tenga su oportunidad y lo mismo sucede con todos los
candidatos que casi no tienen chances ahora, como por ejemplo Duhalde,
Ruckauf o cualquiera de los postulantes del radicalismo.
u Las elecciones deben convocarse de acuerdo con los plazos previstos
por la ley electoral o en su defecto que se reúna cada cámara
por separado y vote cambios en esa ley. Si estas alteraciones a
la norma no se aprueban como se debe, corresponde que se convoquen
los comicios con 90 días de anticipación, se publiquen
los padrones, se constituyan las juntas electorales y se haga una
elección transparente, austera y que ponga en el sillón
de Rivadavia a alguien que llegará con los votos del pueblo.
Parece que los dirigentes no entienden el mensaje de los votos nulos
y blancos del 14 de octubre y los cacerolazos y la rebelión
de la semana pasada. Ahora se suman los cacerolazos de este viernes.
El ciudadano común está podrido y harto de que lo
patoteen, repudia que de atropellada le pongan funcionarios con
prontuario, y encima queda en medio de los que no quieren hacer
una elección porque aspiran a quedarse con el poder de prepo
y los que proponen una elección dibujada de acuerdo con las
internas partidarias.
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