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MODA
Perfume
a Jazmín
El
nombre de Jazmín Chebar comenzó a sonar fuerte hace unos años, bajo
el ala protectora del de su madre, Susi, dueña de La Clocharde.
Pero la jovencita de rasgos delicados tenía otra cosa en mente:
ropa suelta, de colores, atrevida pero no por los tajos o los escotes
sino por no encajar en el perenne molde que requiere 90-60-90. |
Por Victoria
Lescano
Lograr
que cada prenda tenga un valor agregado, ya sea un lazo de lana en una
chaqueta de cuero, contraposiciones en las costuras internas o estampas
de flores en la forrería, todos detalles que no llaman la atención
desde afuera y sólo conoce el usuario. Mis colecciones no se
limitan a un solo concepto por temporada, surgen de un rejunte de información
y siempre incluyen ropa que me parece linda, que luce fresca, que a
mí me den ganas de usar y principalmente me dé ilusión,
dice sobre las ecuaciones que rigen sus diseños.
Abrió
la puerta de la oficina de la calle Pampa con pantalón y suéter
rojo y cinturón al tono con una estrella de Mujer Maravilla y
hace un tour por su perchero con las muestras de la colección
de verano, un corcho con abundantes corazones, fotos de celebraciones
todas irradian optimismo y los álbumes con bocetos
que reflejan su paso por la Parsons School Of Design.
Fue a mediados de los noventa que se instaló en las cuchetas
de un dormitorio universitario con estudiantes de Asia y en el tiempo
libre, cuando no esculpía figurines temáticos del siglo
dieciocho de sus prácticas, hizo pasantías en la firma
Donna Karan y también ofició de telefonista en el atelier
Valentino de Manhattan.
Por entonces se tomó revancha de años de vestidos franceses
con punto smock y la letra J bordada en el cuello, muy princesita de
Barrio Norte por otro, sin maquillaje, loafers y un acentuado desenfado
en las combinaciones de colores y básicos. Al regreso, luego
de sumarse al equipo de producto de Vitamina, se asoció con Carolina
Cichero, una amiga del Liceo Francés, y empezó su marca
propia.
La colección inicial, con abundancia de visos y romanticismo,
la convirtió en la elegida de la modelo Dolores Barreiro para
su traje de bodas y le siguió una apuesta por los tonos rosa
chicle, naranja y verde botella aun durante el reinado del minimalismo.
La versión del estilo casual con materiales nobles de Jazmín
Chebar empezó en un local en la calle República de la
India, agregó otro en el circuito de Barrio Norte Libertador
y Libertad y su actual producción de 14 mil prendas también
se vende en la Capital y el interior con modalidad al por mayor y en
las glamorosos percheros neoyorquinos de Barney`s, Neiman Marcus y Hedra
Prui.
Imposible omitir que sus primeras vinculaciones con la moda fueron años
de juego en los paquetes salones de La Clocharde, una tienda chic de
la calle Juncal fundada en los setenta por sus padres Susi y León
(ella lo define como ropa de muy buena de calidad para el día
y la noche con la premisa de nunca llamar mucho la atención).
Aunque me asocian con una marca muy exclusiva prefiero llegar
a bastante gente y no a una elite con diseños que no se limiten
a jeans y remeras blancas. Al principio tuve mucha prensa por el lado
de hija de, me sirvió pero también me tuve que bancar
que muchas clientas me dijeran esto no es lo mismo, los pantalones de
La Clocharde no se rompían, y tambiénescuchar comentarios
como que a ella le hace todo la mamá. Lo cierto es
que mi socia y yo abrimos con cero pesos en la caja, si queríamos
comprar un chicle a las 10 de la mañana era imposible, nadie
nos podía decir cuántas prendas hacer. Fue muy arriesgado
asumir esa responsabilidad, en un momento en que todas las marcas estaban
en los shoppings, agrega Jazmín sobre el comienzo.
Acto seguido confirma la pasión por el estilo americano. Desde
chica estoy obsesionada con lo americano y su fórmula de hacer
de todo lo sofisticado más accesible, para mí el americano
es el inventor del casual, hizo posible que te pongas zapatillas o abandones
el traje y no por eso nadie te tome menos en serio profesionalmente.
Los cuatro años viviendo sola en Estados Unidos fueron de mucho
crecimiento personal, yo había pasado un tiempo antes en un colegio
suizo donde nos trataban como a princesas y de repente me vi en el East
Village cuando no era tan cool como ahora. Llegué un domingo
a la mañana muy cansada, un chico que me dio la bienvenida me
dijo nena hasta la tarde no podés ingresar, me dio un mapa del
metro y una caja de preservativos. Luego, la facultad me enseñó
historia de la moda y corte pero también a hacer vidrieras, producción
de desfiles y mucho marketing. La tesis consistió en presentar
un proyecto para abrir tu propio negocio donde la clase y el profesor
simulaban ser los financistas. Mis diseños siempre fueron simples,
nunca pretendí hacer otra cosa porque sé que lo que mejor
me sale es lo casual para el día y la noche, que dure varias
temporadas, evito las tendencias muy fuertes y lo muy raro que se quema
en tres meses.
El otoño invierno de Jazmín incluyó sus emblemáticas
piezas de cuero y gamuza, esta vez en faldas cortas a veces en rayas
blanco y negras o gamuza beige o violetas matizadas con camisas de estilo
preppie, trajes de pantalón y chaquetas muy entalladas en corderoy
blanco o celeste lavanda y adornados con prendedores de abuelitas. Lo
presentó en el cierre de la Semana de la Moda con chicas transitando
la pasarela con botas
blancas en punta al ritmo de distintas versiones de Light my fire y
en lugar de una novia tuvo en escena a Ana Alvarez de Toledo, la primera
rocker patricia. Allí su propuesta más barroca fue un
vestido de encaje dorado, que ella acompañó con una polera
fucsia en los hombros y algunos de los invitados se fueron con un mini
cd con el soundtrack del desfile como souvenir.
Vale aclarar que en la pasarela, como en sus campañas nunca darks,
suele incorporar entre modelos a amigas arquitectas, amas de casa, psicólogas
con cuerpos más reales que las modelos. Responde a que
estoy convencida de que las mujeres no son de una forma, hoy el concepto
de limitarse a vestir a la ejecutiva, el ama de casa o la mujer que
practica deportes quedó obsoleto. La primera indicación
que doy a las modelos es que sonrían y no transiten la pasarela
con desgano, dice la diseñadora.
¿Cúal es el método Jazmín de diseño?
Todo
tiene que tener un sentido, no puede haber una prenda porque sí.
El corderoy blanco estuvo presente en mi colección de invierno
porque lo encontré entre telas de stock y me pareció maravilloso;
lo usé en trajes que fueron uno de los puntos más fuertes
de la colección preppie, mi lectura del estilo universitario
prolijito con algo más femenino y zarrapastroso. La del verano
va a ser estar más atenta a la nueva silueta, con remeras en
manga globo y el uso del algodón con formas más holgadas,
quiero que el look total refleje una chica que tiene algo diferente
sin ser raro. Propongo trajes de falda y pantalón que combinan
cuero y gabardina, versiones sutiles del punk y batoncitos. En el 2000
limitarse al concepto de lo que se viene es imposible, cada marca tiene
una propuesta diferente y se sabe que las mujeres no se visten más
de un solo diseñador. Pertenezco a la escuela de diseñadores
que entienden que el futuro de la moda pasa por la tecnología
y recupera materiales nobles como algodón, cuero y poplin.
¿Es difícil imponer un estilo sin escotes al ombligo
ni ropa ajustada como guantes?
Las mujeres argentinas tenemos un tema con lo físico gravísimo,
pareciera que priorizamos lo que está de moda a lo que te hacer
lucir mejor, aunque en los últimos años se incorporaron
otros modos y la vieja tortura de tirarse en la cama para que te suba
el cierre del jean suena a una broma arcaica. Yo aprendí de mi
madre a construir un estilo en base a la comodidad, siempre fui un poco
más varoncito y no sé llevar los tacos altos.
¿La producción a mayor escala impuso cambios en
sus apuestas de diseño?
Desde el invierno hubo un cambio, empezamos a incluir tonos beige
y negro que nunca habían estado en mis percheros, desafiando
un poco la abundancia de combinaciones remera verde pollera amarilla
y zapato naranja. El hecho de llegar más al interior y que la
gente sea más conservadora no me puso limitaciones porque cuando
un producto funciona tiene éxito en todos lados. No me gusta
proponer esto va con aquello, creo que eso resulta de un trabajo personal.
Jazmín juega con el corazón de acrílico rojo que
convirtió en pulsera, aclara que toda su casa está decorada
con abundancia de corazones y objetos pop, antítesis del estilo
francés y las estatuas orientales de la casa de su infancia.
Fin de la conversación condimentada con lemon pie y caramelos
confitados; ella se marcha a festejar un cumpleaños sorpresa
para su novio que impone comprar cotillón e inflar globos, por
supuesto norteamericanos y con abundancia de corazones.

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