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Aneta Armendáriz y Anabella Vitas son diseñadoras gráficas lanzadas ahora al diseño de carteras insólitas: con pasto, de hule, con materiales de construcción, con muñequitos playmobil, u ornamentadas con vallas perimetrales. Doce modelos locos de atar.

Por Victoria Lescano

Andar sin rumbo ni destino fijo, libre, pasear y vagar”, dicen Aneta Armendáriz y Anabella Vitas, diseñadoras gráficas, sobre la etimología de la línea de carteras temáticas que bautizaron Vagar y que, construidas con materiales ciento por ciento lúdicos, se pasean en los hombros de ejecutivas, artistas y arquitectas de entre treinta y cincuenta.
Durante la primera semana de septiembre hicieron una instalación en Curvo, la tienda-galería más pop de Palermo, cuyas vidrieras transformaron con puestas de escenas en la playa, el parque y simulacros de zonas de construcción. La colección de doce modelos que sorprenden aún a los espíritus surrealistas incluye el modelo bolso de charol verde con pasto sintético en el frente y el valor agregado de mariposas y langostas de utilería –y en el interior un textura de cuadritos verdes y blancos que adhiere al estilo picnic–, ejemplares bolsa de mercado o tote con muñequitos Playmobil, bolsas de hule con imprimée de flores y aditivos de mujercitas de cotillón con peinado garçonne. Otra propuesta de bolsa de almacén es una cartera con tiras de reposera como manijas y ornamentos de vallas perimetrales.
La versión más obra conceptual se llama cartera guante: consiste en una bolsa transparente que contiene un guante de la familia de los bañados en látex corrugado de uso industrial y con manijas de acero y tensores, que ya es uno de los favoritos de vestuaristas de actrices locales. En plan más funcional y sin dudas todo terreno, idearon la línea Corre, una variación de la bolsa de colgar con la particularidad de que su base reproduce distintos formatos de suelas de zapatillas –de las retro símil Puma, Flecha y Topper a otras con aspiraciones tecnosofisticado: allí las texturas varían de acuerdo a la suela–.
Las diseñadoras de Vagar no agregaron ningún bolsillo para celular, pero en cambio hicieron un modelo de bolso teléfono con disco; luego de comprar 20 modelos de ejemplares en extinción en una subasta, idearon la serie y un pequeño catálogo con sus instrucciones de uso. La colección con elementos tan ajenos al universo de la marroquinería empezó en los almuerzos del comedor del diario La Nación, donde ellas trabajan en la sección avisos, y luego participaron de un curso gratis de diseño de carteras.
“Empezamos el año pasado, hartas de no encontrar otra cartera ajena al furor de los bolsos deportivos ni los color camel de las últimas temporadas. La crisis nos benefició porque logramos que talleres que estaban acostumbrados a hacer desarrollos mínimos de 100 piezas para marcas como Pierre Balmain, accedieran a hacernos 10 de cada modelo. Otra parte fundamental fue la búsqueda de telas en la zona de Boedo: los hombres que atienden ahí nos preguntaban: chicas, ¿cuántos metros de niquelado quieren? Y nosotras no teníamos idea de los nombres de losremaches. Allí, luego de ver los cierres colgados en un sector se nos ocurrió la cartera cierre (otro de los hot ítems y para el que una aplicada costurera une 24 zippers de distintos colores para lograr texturas no menos multicolores que las paletas chupetín). En el proceso una de nosotras estaba construyendo una casa y de las idas diarias al Easy y corralones incorporamos materiales industriales con tonos insuperables”, agregan sobre los comienzos.
Ajenas al precepto de Judith Leber –la húngara autora de las carteras joya favoritas de Bjork y Demi Moore– de “una cartera debe ser apta para llevar las llaves, el rouge y un billete de cien dólares”, ellas se inclinan por piezas que sean resistentes al día a día y aptas para llevar agenda, libros y excesos. “Nos gusta la idea de no estar pegadas a los dictados de colores de la temporada”, dicen las diseñadoras, que reconocen influencias de la artista Cindy Sherman. “Así como ella juega con recrear distintos roles femeninos, con nuestras carteras intentamos que la usuaria pueda simularlos con las prendas, que si te ponés la de pasto podés pasar por ecologista o la de hule por un ama de casa perfecta”, agrega Armendáriz, cuyo currículum gráfico incluye un Primer Premio del concurso TN Platex fibra 2001 por un catálogo con muestras textiles y un texto de Borges sobre la ceguera.
Sobre los futuros desarrollos, adelantan: “El próximo paso son carteras personalizadas –para eso en estos días en su sitio deslizan un formulario con preguntas sobre gustos musicales, literarios y pictóricos–, carteras que se contengan entre sí como las muñecas rusas, continuar con la serie en homenaje a Juanita y Doña Petrona con piezas de cacerola y perillas de horno, la cartera con tarjeta musical y otra Cuatro Estaciones, enredaderas en crecimiento, hojas otoñales y flores que se puedan poner o quitar de un velcro cada cambio de temporada.