EXPOSICIONES
la
época dorada
del diseño argentino
En
el Museo de Arte Moderno se puede ver la muestra de diseño que reúne
las mejores piezas generadas por argentinos entre los ‘40 y los ‘60.
Muebles originales de casas como Interieur Forma o Stilka, sillas y
objetos cotidianos surgidos de brillantes arquitectos y la gráfica con
la firma de Tomás Gonda son las mayores atracciones..
Por
Felisa Pinto
Acaba de inaugurarse
una muestra de la Colección de Diseño Argentino, que incluye
además la obra de diseño gráfico de Tomás
Gonda. Testimonios vivos que han sido expuestos, gracias a las donaciones
hechas por sus autores y coleccionistas al MAMBA (Museo de Arte Moderno
de Buenos Aires) y a la tenacidad y pasión de su directora Laura
Bucelatto. Todo lo que se ve se ha convertido en objetos-testigos
de épocas en que la falta de fe, casi no se notaba, y la memoria
se cultivaba. Al tiempo que el talento y la creatividad de los arquitectos
y diseñadores de la vida diaria era apoyada por las empresas,
equivalentes a lo que hoy serían las pyme, se entusiasma
la directora del museo. Para Bucelatto, la colección de diseño
argentino, curada por Ricardo Blanco, con producción y fotos
de Patricia Lascano, escapa a la melancolía, desechando
la hipercrítica tanática de los argentinos y demuestra
que se puede tomar riesgos, aún en tiempos de crisis. Para
ella, todavía debería ser posible saborear la vida cotidiana,
con buen diseño. Por ejemplo, a partir del sillón BKF,
que los arquitectos Bonet, Kurchan y Ferrari Hardoy crearon en 1938
y que ahora ha sido reeditado y difundido masivamente.
A esa pieza emblemática de los 40 y 50 se suman en
el MAMBA muebles, textiles, objetos y diseño gráfico,
de casi cincuenta autores, la mayoría arquitectos célebres
con ganas de diagramar la vida diaria, desde los 50 hasta hoy.
Entre ellos se presenta la silla que Pepe Rey Pastor y Leonardo Aizemberg
crearon para Harpa, a fines de los 50, y la que Celina Aráuz
llamó Correntina, para el Grupo Charcas, que proponían
estéticas singulares que iban más allá de la tendencia.
Más adelante, la fuerte personalidad del arquitecto Horacio Baliero,
se reflejó en el sillón Madrid, de elegante cuero negro,
y que ahora se puede ver cerca de la silla de Herman Loos, que encierra
un cierto código del Bauhaus, en su sobrio perfil.
Otro acontecimiento que unió el talento local con el mundo del
diseño internacional de interiores, fue la inauguración
de Interieur Forma, dirigida por Susi Aczel y de donde se pueden ver
diseños memorables. Tanto como los de Stilka, en los 60
y 70.
En la muestra se pueden rever maravillosos textiles de Tetela Castro
para Stilka, algunos en colaboración con Margarita Marotta, plenos
de imaginación y buena factura. El toque pop, de los años
del Di Tella, se descubre en los muebles y objetos de la vida doméstica
(vajilla, vasos, saleros, ceniceros, encendedores) que Edgardo Giménez
creó para Fuera de Caja, en 1968-69. En esos mismos años,
Héctor Compaired inventó elencendedor Magiclick, y Silvio
Grichener la calculadora FATE 211, mientras otros toques de autor se
descubrían en la electrónica. Son los diseños del
arquitecto Roberto Nápoli para el televisor y la radio Giulia,
de Noblex, que los iniciados en el buen diseño compacto compraban
para ver u oír las noticias.
Otras voces,
otros ámbitos
Los escritorios, mesas de directorio, sillas y sillones de los
ejecutivos de entonces eran de Buró, adonde todo estaba diseñado
por Reinaldo Leiro y Arnoldo Gaite. Algunos de esos ejemplares pueden
verse en la muestra. Dentro de los diseños que datan de la última
década del siglo XX, en cambio, se descubren otras voces para
otros ámbitos. Son buenos ejemplos las formas minimalistas del
sofá Sensual Pampa, de Diana Cabeza, que contrasta con el despojamiento
del banco de cartón con el que Alejandro Sarmiento ganó
un premio en el Japón en 1992. De 1991 es la silla sólida
y sobria de Ricardo Blanco, para la Biblioteca Nacional. El propio Blanco,
curador de la muestra, cita al pope del diseño, Tomás
Maldonado, para definir la tarea del diseñador industrial. El
diseño industrial parte del principio de que todas las formas
creadas por el hombre tienen la misma dignidad. El hecho de que alguna
forma esté destinada a realizar una función más
específicamente artística que otras, no invalida la certeza
de este principio (Tomás Maldonado, Diseño Industrial
y Sociedad, CEA, 1949).
Artes gráficas
La donación de algunas obras gráficas de Tomás
Gonda, que ya son patrimonio del museo, recuerdan el talento de quien
es considerado como uno de los iniciadores del diseño gráfico
local. A partir de 1958, su trabajo en la Argentina influyó en
la comunicación y la publicidad. Su paso por Estados Unidos e
Italia registró sus huellas inconfundibles en la imagen de las
tiendas Rinascente y Pirelli, entre otras. Poco antes de morir en Nueva
York, en 1988, su estudio Gonda Design, reunía como clientes
a IBM, Champion Paper y Hamilton Xerox. Nadie mejor que Carlos Méndez
Mosquera, su compinche en el diseño y en la vida para definir
a Gonda: Su personalidad y obra gráfica siguen un itinerario
que apasiona cuando se lo relaciona con los distintos ámbitos
y culturas que transitó, desde su Hungría natal hasta
el Río de la Plata. Un trabajo que refleja su ironía y
sentido del humor fue el mensaje In gold we trust, en una campaña
gráfica importante, transformando a Dios en oro, y de paso, comunicando
una mirada crítica e irónica al medio norteamericano.
Ronald Shakespear, el otro padre de los nuevos diseñadores gráficos
argentinos, exhibe en esta muestra sus talentos en el arte de comunicar.
Se puede ver y recordar su celebrada señalización para
los subtes y el sistema de Señales para Hospitales Municipales,
verdaderos oasis estéticos que lograron en parte ordenar por
un tiempo el caos visual de la ciudad de Buenos Aires.