Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Stira

SALUD

Derechos primeros

“Callate y pujá” es el primer video de Dando a Luz, una asociación que reúne a madres, parteras y obstetras que buscan que el parto y el nacimiento sean una forma más amorosa y menos violenta de llegar al mundo.

POR SANDRA CHAHER

Primer plano de la vagina de una mujer en la camilla de parto. La bata celeste, las piernas atadas. Manos que tajean la piel, sacan al bebé del vientre y cortan el cordón. Música ritual de tambores nerviosos y una voz en off: “Esta mujer tiene derecho a ser tratada con respeto y amor; a decidir qué se hace con su cuerpo; a estar acompañada de una persona de sus afectos; a elegir libremente la posición que prefiera para parir; a expresar sus emociones y necesidades; a permanecer con su hijo desde el instante del nacimiento”.
Imagen de un bebé recién nacido sobre una mesada. Manos que le tocan los labios, lo estiran, le ponen tubos de plástico en la boca, la nariz, el ano, y sobre los ojos una sustancia plateada que lo hace llorar. Le dan una inyección, lo bañan y peinan con fruición. Voz en off: “Este niño tiene derecho a permanecer en el pecho de su madre desde el nacimiento, a ser tratado con respeto y amor, a no ser objeto de prácticas y procedimientos rutinarios invasivos y muchos innecesarios, como el corte inmediato del cordón, la aspiración de secreciones, la sonda nasogástrica, la sonda anal, la vitamina K inyectable y el nitrato de plata en los ojos; a respetar sus tiempos de encuentro con su mamá y su familia. No hay ningún apuro para pesarlo, medirlo, ni bañarlo”.
Cuatro minutos nada más. Cuatro minutos de alto impacto. Si el tratamiento de las imágenes y el texto no fueran tan asépticos, Callate y pujá podría ser catalogado como un video sensacionalista. Pero no, y además las imágenes son reales, fueron tomadas hace menos de un año en un hospital de la provincia de Buenos Aires, casi clandestinamente. No se muestra la cara de quienes intervienen en el parto y en las rutinas del bebé. Sólo los actos. Actos que dos textos impresos aclaran que son violatorios de la Convención de los Derechos del Niño y no respetan recomendaciones de la OMS.
Callate y pujá es el primer video de Dando a Luz, una asociación que reúne a madres, parteras y obstetras que buscan que el parto y el nacimiento sean una forma más amorosa y menos violenta de llegar al mundo. Sus realizadores son Sonia Cavia y Eduardo Díaz Cano. Sonia es, formalmente, la presidenta de Dando a Luz, pero sobre todo es kriptonita en envase de mujer. Práctica, concreta, de las que van a los bifes, es el centro sinérgico de una entidad que se volvió un referente en su área en menos de un año. A comienzos de 2001 la lanzaron con una actividad mínima: un encuentro mensual para quienes quisieran conocer sus derechos en el parto y el nacimiento. Se resistían a aceptar la inercia de las “rutinas”: episiotomías, peridurales, separación de madre e hijo, etc. Y había campo fértil. La ciencia ya no es reina; ahora el amor, el respeto al dolor, en fin, las emociones, se filtran como mercurio entre bisturíes y fármacos, y los poros de instituciones y especialistas se abren de a poco. Dando a Luz hoy también da cursos en colegios, trabaja en la concientización de los agentes de salud y... en el caldero mental de Sonia fermentan mil ideas más.
Callate y pujá fue producto de la casualidad, dice esta mujer de 33 años obsecada y persistente, madre de Serena, una beba “superpoderosa” que motivó la potencialización cualitativa de su propio sentido del poder,”sentía que podía hacer lo que quería, tenía fuerza. Antes de Serena no tenía idea de lo que quería hacer con mi vida”. Varias mamás que parieron para la misma época que Sonia dieron forma a Dando a Luz a comienzos de 2001. Y en agosto, ella estaba en la isla de edición de un amigo, Eduardo, tratando de editar entrevistas con sus compañeras de parto y sus familias para armar un video que concursaría en un festival de derechos humanos. No le encontraba la vuelta hasta que en una noche iluminada decidió que lo haría sólo con las imágenes del hospital. Eduardo coguionó el material y en tres noches salió Callate y pujá. Fue premiada por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos “por su contundente búsqueda estéticoexpresiva puesta al servicio de derechos inalienables del ser humano”, y elegida mejor documental en el Concurso Nacional de Video Independiente Cipolletti 2001.
–Me costó mucho incluir las imágenes del bebé, porque la mayoría de los papás y mamás no saben qué les hacen a sus hijos cuando se los llevan. Yo misma me enteré de muchas de las prácticas viéndolo. Pero me parecía necesario para que empecemos a preguntar. El nitrato de plata, por ejemplo, no debería usarse porque durante un rato el bebé no puede ver, y existe un antibiótico que cumple la misma función, pero como es más caro los hospitales no lo tienen, y algunas clínicas tampoco. De todas formas creo que el tema trasciende las rutinas, tiene que ver con el amor y el desamor.
Aun reconociéndose principista al extremo –”porque creo que hay cosas que deben ser de una manera y no de otra; los derechos de la madre y del hijo, por ejemplo, son una cuestión de justicia, me parece muy loco que suene idealista que se cumplan tus derechos constitucionales”–, Sonia admite que en este último año aprendió “a construir desde un lugar más pacífico. No hacer la denuncia inmediata: ‘Vos sos un violador de los derechos humanos’, sino primero tratar de ver qué pasa. Si yo no quiero que penalicen, tampoco tengo que penalizar. Encontramos a personas dentro del sistema de salud que trabajan por lo mismo que nosotros. No creo que sea gratis para ningún profesional trabajar como lo hacen”.
También este año empezó a estudiar cine documental en la Universidad de las Madres. Desde chica hizo trabajo social y muchas veces en formato visual. Callate y pujá es retomar ese camino desde un tema que hoy la conmueve profundamente. Al final del video aparece un texto: “La violencia ejercida en cada nacimiento sigue sembrando la violencia en el mundo”. Pero ¿qué pasa después? ¿Un nacimiento más amoroso es garantía de buena crianza? “Es cierto, no son familias necesariamente ideales, el vínculo con los hijos siempre es complejo”, admite con sentido común, pero su constancia para perseguir valores es más fuerte: “Si un chico tiene derechos desde que nace porque sus padres se ocuparon de eso, para mí empezamos a construir otra historia del mundo. Cada día estoy más convencida de eso”.