ARQUETIPAS
POR SANDRA RUSO
La
feroz
POR
SANDRA RUSSO
Es una mujer
a la que se le despertó el indio. Una mujer en guerra. Pertrechada
aunque sea con un changuito o una agenda. Una vengadora urbana o de
barrio. Una iracunda y huracanada hembra que grita a voz en cuello porque
algo la hizo salir de sus casillas. Una fiera.
Pueden verla,
en estos días, exasperada en la cola de un banco, después
de haber permanecido horas en silencio. Fueron horas de decantanción,
de observación. Ella habrá ido tomando nota mentalmente
de los viejos y viejas que sudaban a su lado, de los hombres cabizbajos,
de las otras mujeres perturbadas como ella, de su propio fastidio porque
en esas horas había previsto hacer otra cosa. Y entonces, ante
un tono de voz desagradable que el cajero del banco puede haberle dirigido
a ella pero también a otra persona, ella se transfigurará
como el increíble Hulk y, de su cuerpo de gacela o de jirafa,
de mona o de pajarito, surgirá la tigresa, ante la que el cajero
retrocederá espantado, porque sólo Dios sabe de qué
es capaz esa mujer. Si la provocan, puede arrancarle al cajero diente
por diente y muela por muela.
O puede y ojalá que esto no llegue a sucederle nunca
que alguien haya cometido una injusticia con su hijo o con su marido,
con su madre o con su padre, en fin, con sus seres queridos, y que ella
haya intentado solucionar el problema por las buenas, civilizada, académica
e inútilmente. La tigresa esta vez dará paso a la Ira
de Alá o las Siete Pestes, que azotarán a quien corresponda
con la fuerza que debió soportar Krakatoa, al Oeste de Java.
Esa mujer, cuando es feroz, es más feroz que un lobo. Ríanse
del lobo. Ja, ja, ja, pobre lobito. Esa mujer, cuando la ficha le hizo
contacto adentro y deja sacar su furia, es una amenaza pública,
un vendaval descapotable, una loca reloca, peor que Carrie, que hace
trizas el chaleco de fuerza y vuelve a la carga. Si no saben de qué
hablo es porque nunca se han topado con una. O mejor dicho: ninguna
de las que ustedes conocen todavía ha perdido la peluca.