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Ppolíticas
de la letra
Leer y escribir, ella dice
La
aparición de Pasado y presente de los verbos leer y escribir de Emilia
Ferreiro en la colección Popular del Fondo de Cultura Económica plantea,
como todos los volúmenes de la serie dirigida por Enrique Tandeter, los
desafíos políticos más importantes de la actualidad.
Por Daniel Link
Hay muchas cosas para celebrar en la aparición de un nuevo librito
de la colección Popular del Fondo de Cultura Económica,
cuya serie Breves está a cargo de Enrique Tandeter.
En principio la continuidad de una de las mejores colecciones (de paso,
con uno de los nombres más bellos) dedicadas al pensamiento contemporáneo,
que alcanza con su última entrega, Pasado y presente de los verbos
leer y escribir, el número 590.
A la vez que presenta las principales líneas del debate intelectual
contemporáneo Marginalidad y exclusión social de José
Nun, Siete ensayos sobre Walter Benjamin de Beatriz Sarlo o Pan y afecto.
La transformación de la familia de Elizabeth Jelín, para
mencionar sólo a los autores argentinos, son algunos de sus últimos
títulos, la Colección Popular lo hace brevemente y
en palabras que cualquier lector no especializado puede comprender. Y
líneas de debate intelectual quiere decir, en este
caso, sobre todo el modo en que el saber teórico se piensa a sí
mismo como intervención política. Porque más allá
del rigor y la actualidad académica de los libritos
de esta colección, lo que de ellos se recibe con mayor felicidad
es el modo en que interpelan al presente, como conjunto de preocupaciones
políticas.

Tal el caso Pasado y presente de los verbos leer y escribir de Emilia
Ferreiro, reconocidísima investigadora en pedagogía de la
lectoescritura, que ha reunido en este volumen tres intervenciones sobre
los procesos de adquisición del lenguaje escrito bien alejadas
de la ñoñería escolar y de la aridez metodológica
que suele ser el fardo de los especialistas en esta área
de capital importancia respecto de la definición de nuestro
horizonte político y cultural. Ferreiro (especialista argentina
que reside en México) ha desarrollado una sofisticada teoría
de los procesos de adquisición de la lengua escrita que reposa
en dos convicciones sencillas de entender: que los procesos de alfabetización
(en contextos escolares o fuera de ellos) implican mucho más que
la adquisición de una mera técnica de transcripción
y que los sujetos de esos procesos (se trate de chicos o de adultos no
alfabetizados) poseen un pensamiento sobre la escritura que pedagogos
y políticos del área no pueden ignorar.
Tantas son las virtudes que tiene el libro de Emilia Ferreiro que conviene
comenzar por sus pocos defectos: la Introducción (bastante
insustancial) y el mismo ordenamiento de los tres artículos, que
no sólo invierte la cronología según la cual fueron
escritos sino el grado de especificidad que cada uno plantea.
El libro hubiera perdido en progresión dramática (Diversidad
y proceso de alfabetización: de la celebración a la toma
de conciencia es sin duda la más patética de estas
contribuciones, en el sentido de que allí se lee el pathos de la
escritura y de las políticas con ella asociada con mayor fuerza
que en los otros dos artículos), pero hubiera ganado en eficacia
argumentativa, sobre todo en lo que se refiere a las opciones políticas
que fundamentan las hipótesis teóricas y metodológicas
de la autora. Afortunadamente, con sólo sugerir la lectura invertida
del libro (empezando con el tercer artículo y terminando con la
Introducción) ambos defectos desaparecen como por arte
de magia y lo que queda ante el lector es la maravilla de un pensamiento
bello, clara e intensamente presentado y muy coherente en el modo en que
articula preocupaciones metodológicas, posiciones teóricas
y opciones políticas.
Se trata, naturalmente, de ampliar al máximo el campo de eficacia
de los sistemas escolares respecto de la adquisición de la escritura
(para lo cual la autora hace un uso ejemplar de la historia de la escritura).
Pero, también, en un universo cultural que naufraga en las aguas
heladas del cálculo egoísta, de devolver al sistema escolar
los contenidos políticamente progresistas que hoy sólo él
puede sostener. No intento hacer el típico discurso antimedia
para lamentar que la cantidad de horas que pasan los niños delante
del televisor compite, en su ventaja, con la cantidad de horas que pasan
delante de una maestra y un pizarrón. Por el contrario, creo que
el modo de existencia de la TV en el mundo contemporáneo nos da
una ocasión privilegiada para repensar la escuela y para descubrir
otra misión: la de ayudar a todos los niños del planeta
a comprender y a apreciar el valor de la diversidad, declara la
autora.

La conferencia Pasado y futuro del verbo leer fue pronunciada
en el Congreso Interamericano de Editores (México, 1997) y Leer
y escribir en un mundo cambiante ante el Congreso de la Unión
Internacional de Editores organizado en Buenos Aires el año pasado.
Es importante destacar que Ferreiro haya hablado ante los amos del libro,
porque nadie tanto como los editores deberían ser conscientes de
la importancia de la escuela (y, por lo tanto, de los procesos de transmisión
de la escritura) respecto de la formación de un público
lector: Está claro señala la investigadora
que estar alfabetizado para seguir en el circuito escolar
no garantiza el estar alfabetizado para la vida ciudadana (p. 17).
Los editores que en estos días se reunirán en una nueva
edición de la Feria del Libro de Buenos Aires podrían aprovechar
la circunstancia, y las enseñanzas de Emilia Ferreiro, para decidir
de qué lado quedará el libro (y la cultura con él
asociada) en el complejo panorama que la investigadora presenta: ¿del
lado de la escuela o del lado de la televisión? ¿Del lado
de la vida ciudadana o del lado de las leyes de mercado? ¿Del lado
de la equivalencia en la diferencia que constituye el
problema central de la educación del futuro inmediato o del
lado del desprecio hacia las diferencias culturales que implica
la idea supuestamente neutra llamada modernización y globalización?.
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