A
DIEZ AÑOS DEL COMIENZO, OASIS SIGUE EN BUSCA DE LA INMORTALIDAD
Vivir
rápido,
(y para siempre)
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¿Qué
hay detrás del alcohol, los cigarrillos, las peleas fratricidas,
los divorcios, el culo de las azafatas, las declaraciones explosivas
y los dos pares de cejas más superpobladas del rock and roll? Una
banda que, a fuerza del talento dispar de los hermanos líderes,
cambió el ánimo de la Gran Bretaña rockera de la década pasada.
Ahora, intentando salirse de su curva creativa descendente, los
Gallagher prometen volver a conquistar el mundo con más estribillos
inolvidables.
POR
PABLO PLOTKIN
Al principio
hacían todo bien: bebían, tocaban, tenían una
historia desencajada y la idea de un futuro impreciso y resplandeciente.
Noel escribía las canciones, que eran muy buenas, y Liam
las cantaba. Las cantaba muy bien. Las letras no eran geniales,
pero ahí estaban narradas, en pocas palabras, las razones
existenciales del rocknroll: la necesidad de salir del
suburbio a los gritos y ganarse un lugar en la gloria a fuerza de
un puñado de canciones estremecedoras. El que se decide a
trabajar de estrella de rock, sabe que tiene que comportarse como
tal aun antes de serlo. Los Gallagher conocían esa regla
de un modo casi instintivo, geográfico, sólo por haber
crecido en una ciudad industrial, espesa y plana, donde sobraban
ejemplos de heroicos vecinos mayores (Buzzcocks, The Smiths, Stone
Roses, New Order, Happy Mondays) que torcieron el destino de sus
vidas gracias al rock. De eso se trataba. De eso sigue tratándose.
De cómo dos manchesterianos estrechos, copiones, antipáticos,
indomables, primitivos, armaron la banda de rock más grande
de la última década británica.
Era 1994 y el desencanto social en el Reino Unido abonaba a la esperanza
laborista que tres años más tarde desembocaría
en la asunción de Tony Blair. Tres días después
de que alguien encontrara el cadáver de Kurt Cobain en Seattle,
Oasis editaba su primer simple, Supersonic, en el que
les aseguraban a las dispersas masas de adolescentes británicos
que podían obtener todo lo que quisieran; el asunto era saber
cuánto estaban dispuestos a exigir. Todo lo bueno de Definitely
Maybe, su primer y más excitante disco, se resume en la idea
de que cualquier joven de la Inglaterra proletaria bien puede tomar
el toro por las astas. No da respuestas, pero sugiere la posibilidad
de trocar el tedio anónimo de la vida en la ciudad por una
aventura disipada, llena de drogas, cigarrillos, alcohol y promesas
de inmortalidad. Esa visión del mundo limitada, efervescente,
frágil, ilusoria, montada en canciones eléctricas
implacables, los subió a la histeria de un fenómeno
popular como no le ocurría al rock inglés desde la
beatlemanía. Esos dos tipos tenían algo, después
de todo. Pero, ¿qué? Bueno, Oasis nunca se avergonzó
de los sentimientos, y probablemente sea ésa su mayor virtud.
Opuso una fachada de criatura hosca, alcohólica y maleducada
para poder declarar más cómodamente sus sueños.
Ningún chabón de barrio, de infancia aparentemente
atormentada e incipiente prontuario, canta en público cosas
como quizás sólo quiero volar, quiero vivir,
pero no quiero morir, a menos que presuma no importarle nada.
Entonces llegó (Whats the story) Morning glory? y la
fiebre recrudeció. Wonderwall, Dont
look back in anger, Champagne Supernova... ¿Cuántas
de esas canciones daban vueltas por la etílica cabeza de
Noel? Con Definitely Maybe sabía exactamente que quería
un disco fiestero, que tuviera todas las influencias de mi generación
juntas, le dijo el Gran Hermano a Los Angeles Times. Para
Morning Glory puse algunas canciones buenas que habían sobrado
del primer álbum, pero el resto no iba para ningún
lado, igual que Be Here Now. Ser la banda más importante
de Inglaterra nos presionaba. El tercer disco no es tan malo
como dice la Historia. Es cierto: las canciones son inexplicablemente
largas, y hay una pretensión beatle por momentos embarazosa.
Demasiadas citas, pasteles mágicos, collages fotográficos
y una desesperada búsqueda de épica. Que un pibe de
Manchester aplastado por la rutina y el anonimato quiera ser John
Lennon es una idea aceptable, y hasta puede servir como combustible
para concretar las fantasías del rock. Pero que una estrella
prematuramente consagrada se ponga a jugar con el cancionero de
McCartney... bueno, eso no está del todo bien visto.
Por otro lado, la grandeza de los dos primeros discos residía
en ese instinto arrollador
de querer perpetuarse más allá de los ladrillos rojos
del norte inglés. Con el mundo a sus pies y el volante del
Rolls Royce entre las manos, Noel parecía un poco desconcertado
al momento de escribir. ¿Cómo decir me siento
una estrella de rocknroll cuando soy la estrella de
rock más grande del planeta? Así es que se dedicó
a escribir honrosas canciones de amor, pero no estaban a la altura
de las expectativas. De pronto los Oasis, a sus jóvenes veintipico,
ya eran una banda de rock veterana y conservadora. Para graficar
las diferencias cronológicas con sus colegas argentinos,
Noel se puso clásico, panzón y burgués a la
misma edad en que Cristian Aldana y Fernando Ruiz Díaz, por
ejemplo, empezaron a arañar la popularidad, poco antes de
los treinta. Las cosas pueden sucederte muy rápido en el
Reino Unido, sobre todo si tenés una banda resuelta a llevarse
el mundo por delante y las canciones necesarias para conseguirlo.
Otro enigma: ¿cómo es que Liam, ese despreciable ser
humano llamado Liam Gallagher, fanfarrón, ignorante y malagradecido,
que tuvo que esperar a que naciera su hijastro para componer una
mísera canción (Little James), se convirtió
en el cantante británico más representativo de su
generación? Hay algo estremecedor en la voz de Liam. Se dijo
que es la mezcla exacta entre Lennon y Johnny Rotten, que canta
como camina, que su conducta desdeñosa provoca un magnetismo
enfermizo, que te dan ganas de matarlo hasta que abre la boca sobre
un escenario, las manos en la espalda y el torso ladeado, antes
de agitar anodinamente una pandereta y ponerles cara de malo a los
espectadores de las primeras filas. Lo cierto es que Liam es, de
los Gallagher, el que peor la hubiera pasado si no fuera porque
Noel irrumpió una tarde de 1991 en la sala de ensayos de
esa mala bandita de rock para mostrarles una canción titulada
Live Forever. Imaginen la vida de Liam sin Oasis. Quizás
se resuma en una sílaba: pub. Tal vez por eso, entre otras
cosas, es que canta las canciones con tanto displicente sentimentalismo,
porque las quiere, suscribe a cada palabra, sabe de lo que está
hablando. Al fin y al cabo, esas canciones le salvaron la vida.
Y así logró erigirse en el parámetro estético
de muchos de sus compatriotas jóvenes. Postura de compadrito
lánguido, desmadejado, orgullosamente bruto y cervecero.
La última noticia artística del grupo, Standing on
the shoulder of giants (más allá del celebratorio
doble en vivo Familiar to Millions, grabado en Wembley), fue otra
obra algo decepcionante. Rock setentoso, manotazos psicodélicos,
algunas buenas canciones. Nada que no tenga remedio. Está
a punto de escribirse un nuevo capítulo de la aventura (ver
aparte), para la que Noel promete una vuelta a las fuentes: canciones
pegadizas, guitarras fuertes, estribillos para corear como hooligans
melancólicos, completamente ajenos a las corrientes de la
música moderna. Todo aquello que se le puede pedir a Oasis.
Lo que mejor saben hacer.
LOS
GALLAGHER, DE PEQUEÑOS
Street
Life
Todo lo que se
dice sobre infancia y juventud preOasis de Noel y Liam
está toqueteado por la sospecha, debido a las infinitas
notas, biografías y aportes de supuestos testigos,
tíos lejanos, docentes, compañeros de escuela,
ex novias y hasta de papá Gallagher y el hermano del
medio, el gordo Paul. Y eso sin contar las supuestas anécdotas
contadas por los propios Noel y Liam. Nacieron en Manchester,
en un hogar pobre mantenido por la madre y en el que el padre
no aparecía nunca salvo para curar resacas o para pegarles
a los chicos, especialmente a Noel. Hasta que mamá
Peggy un día se cansó, armó una valija
y se fue de la casa, con los tres críos a cuestas.
De adolescentes, hicieron vida callejera. Noel tuvo varios
laburos en fábricas y negocios, seguía
al Manchester City a todos lados, inhalaba pegamento y, de
vez en cuando, afanaba pasacasetes de autos. Una vez, junto
al luego bajista McGuigan, se llevaron una res de un camión
de carnicerías. Por su parte, a Liam, que de adolescente
era medio gordito, lo echaron del colegio y nunca terminaba
de conseguir trabajo; pero sí tenía una activa
vida social, con buenos resultados con las chicas. Aunque
ya nunca sabremos cuánto de todo esto es pura leyenda.
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SOBRE
EL NUEVO DISCO
Palo
y a la bolsa
Noel Gallagher
dijo que el nuevo disco de Oasis, a editarse en el 2002, es
lo más crudo que grabaron desde Definitely
Maybe. Es el mejor puñado de canciones que hicimos
en años. Lo grabamos muy, muy rápido. Y no pensamos
dos veces nada: Ese es mi amplificador, ésa es
la guitarra, enchufala y dale para adelante, contó
Noel a la revista inglesa Mojo. Estoy muy, muy feliz.
Es exactamente lo que esperás de nosotros, y eso no
significa que suene a mentalidad estrecha. Un montón
de bandas hoy se salen de su camino para no sonar como ellos
mismos. Nosotros estamos intentando desesperadamente sonar
como Oasis. Esto es lo que somos, sin experimentación.
Esta vez, la composición de las doce canciones se repartió
entre Liam, Andy Bell (bajo), Gem Archer (guitarra) y, por
supuesto, Noel. Mientras tanto, las localidades para los shows
del décimo aniversario, que se concretarán entre
el 7 y el 14 de octubre (dos en el Shepherds Bush Empire
de Londres, dos en el Apollo Theatre de Manchester y dos en
Barrowlands, Glasgow) están todas agotadas.
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LA
FUCKIN´ DÉCADA, AÑO POR AÑO
Ruido
y confusión
1991. En Manchester,
el cantante Liam Gallagher, el guitarrista Paul Bonehead
Arthurs, el bajista Paul McGuigan y el baterista Tony McCarroll
forman una banda, Rain. Noel Gallagher visita la Argentina,
trabajando como plomo de los Inspiral Carpets. Rain pasa a
llamarse Oasis, y Liam invita a su hermano a sumarse al grupo
como guitarrista. Noel dice sí a cambio
de tomar el control del grupo, aportar las canciones e imponer
un duro régimen de ensayos.
1992. Graban su primer demo, que suena a copia de U2 y los
Stone Roses, con canciones grises como Take me
y Colour my life. ¿Quién da una
libra por ellos?
1993. En un festival under en Escocia, al que llegan supuestamente
a dedo y sobre la hora, los Oasis son descubiertos
y fichados por Alan McGee, del sello Creation.
1994. Aparece su primer simple, Supersonic, y
poco después su primer disco, Definitely Maybe, que
se convierte en un clásico de los 90. Sus conciertos
en Inglaterra y su gira europea empiezan a construir el mito
de Oasis en vivo, y de sus after-shows a puro sexo, droga
y rock and roll.
Comparten gira con The Verve y Noel forja amistad con Richard
Ashcroft, en quien se inspira para la canción Cast
no shadow.
1995. Editan el segundo álbum, (Whats the Story)
Morning Glory?, y desatan la oasismanía con Wonderwall,
Champagne Supernova y Dont look back
in anger. Cambio en la batería: McCarroll es
expulsado porque es un desagradable hijo de puta.
Lo reemplaza Alan White. El desagradable hijo de puta demanda
a los Gallagher y se lleva una buena torta. Estalla la Tercera
Guerra Mundial. Bah, en realidad, Oasis y Blur se tiran mierda
a través de los medios. Noel les desea la muerte a
Damon Albarn y a Alex James.
1996. En la entrega de los premios MTV de Estados Unidos,
Liam escupe
cerveza desde el escenario y dice que todos los grupos
presentes son una mierda menos los Fugees y Oasis. Tocan
en Knebworth, el 11 de agosto, en el que quizás sea
su show más famoso. Graban su acústico para
MTV, pero Liam deja a todos plantados por un supuesto dolor
de garganta. Igual se aparece en un palco tomando cerveza,
mientras Noel canta y lo mira mal desde el escenario. Suspenden
su gira por Estados Unidos porque Liam regresa a Inglaterra
a comprarse una casa. Los rumores de separación, a
full. George Harrison califica a Liam de idiota
y Liam le responde pezón (?). La lista
de mandadas de fruta a través de la prensa
alcanza a Mick Jagger, Keith Richards, Kurt Cobain, Eddie
Vedder, Sonic Youth, las Spice Girls, INXS...
1997. Giran por Estados Unidos como soporte de U2. Comienza
un idilio y un intercambio de flores entre Bono y los Gallagher.
Aparece su tercer disco, Be Here Now, con el actor Johnny
Depp como violero invitado. La expectativa es tal que tres
radios inglesas violan la prohibición de pasarlo antes
de las 18.30 del día del lanzamiento, que aparece en
el disco: jueves 21 de agosto. ¿Fecha histórica?
¿Histérica? Noel graba junto a los Chemical
Brothers Setting Sun. Liam y Noel se putean en
el escenario en Suecia. Los rumores de separación no
paran. Ambos se casan.
1998. La gira mundial de Be Here Now los trae por primera
vez a Buenos Aires. Dos shows demoledores en el Luna Park,
con un volumen más demoledor aún: algunos oídos
todavía zumban. Escándalos de toda clase: en
aviones, en hoteles, en la calle, entre ellos, con fans, con
otros músicos, con periodistas, con fotógrafos.
¿El mejor? Liam apaga un cigarrillo en la mejilla de
un fan en Australia. Editan el compilado de simples y lados
B The Masterplan.
1999. Noel dice haber dejado las drogas y el alcohol, pero
que no sabe bien por cuánto tiempo. Para
enfrentar la abstinencia, toca en vivo como baterista del
grupo Tailgunner. Para desintoxicarse, ensayar y grabar el
nuevo disco lejos de la prensa, alquilan un castillo en Francia.
Fue un error, reconocería Noel al volver
a Inglaterra. Nace el hijo de Liam. ¿Su nombre? Lennon.
2000. Nace Anais, la hija de Noel. Noel optimiza el plantel.
Se van los amigos del barrio Bonehead y McGuigan y los reemplazan
los músicos Gem Archer (guitarra) y Andy Bell (bajo,
no confundir con el cantante de Erasure). Aparece Standing
on the Shoulder of Giants, cuarto disco de estudio, por sello
propio: Big Brother. Las entradas para sus dos shows en Wembley
se agotan... seis meses antes. Liam y Courtney Love se muestran
juntos y dicen haber estado escribiendo canciones. En tanto,
Robbie Williams desafía a Liam a boxear en un ring,
para la TV. Liam rechaza la invitación, pero advierte
que lo va a embocar cuando se lo cruce. Después hacen
las paces. Aparece el doble álbum en vivo Familiar
to Millions, grabado en los shows de Wembley.
2001. Se presentan en el festival brasileño Rock in
Rio, que tiene su atracción principal en la reaparición
pública de Axl Rose. A Noel le preguntan cómo
imagina un mundo mejor y él responde: Un mundo
sin Guns nRoses. Vuelven a Buenos Aires y se presentan
junto a Neil Young en el Campo de Polo. El volumen, esta vez,
un poco más bajo. Salen de gira por Estados Unidos
junto a los colgadísimos Black Crowes. Nace un nuevo
intercambio de flores. Meses después, caen las Torres
Gemelas y Liam asegura que no volverá a Estados Unidos
nunca más. Se encierran en estudio para
grabar y editar un nuevo disco, pero postergan su aparición
hasta el 2002 (ver aparte). Para festejar su primera década
de vida, anuncian discos en vivo, shows en Londres, Manchester
y Glasgow, bajo el lema Diez años de ruido y
confusión. J.A.
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OTROS
CASOS DE HERMANDAD ROCKERA
In
Utero
Los Gallagher
son el mejor ejemplo de hermanos al frente de una banda, pero
no el único. Repasemos algunos de los otros casos, en riguroso
orden alfabético:
Aldana.
Cristian y María Fernanda, los sureños, ríspidos
e independientes embriones de El Otro Yo. El es uno de los
personajes más viscerales del rock argentino de los
90; ella ya es mamá, dibuja y escribe poesía.
Puro nervio, los chicos.
Cavalera.
El baterista Igor y el cantante Max, los hoy desunidos hermanos
de Sepultura. Sus diferencias llevaron a que Max buscara nuevos
horizontes (Soulfly), y a que su mujer sea sindicada como
la Yoko Ono del heavy brasileño. O algo así.
Davies.
Im a loser, baby, dicen Ray y Dave, de los
legendarios Kinks, campeones sin corona del rock inglés
de los 60. Ray es el genio que escribe las canciones
y las canta, y Dave... bueno, Dave es el único integrante
que lo acompañó durante ya casi cuarenta años,
que ya es bastante, che.
Hanson.
Versión rubia de los Jackson 5, y con algo más
de dignidad que los Backstreet Boys o los NSync por
el relativo mérito de tocar instrumentos, el
grandote Isaac, el mediano Taylor y el pequeño Zack
deben haber sido el gran orgullo de sus tías.
Iglesias. Tanque y Tete, nacidos en realidad Jorge y Gabriel,
son la base de La Renga no sólo porque tocan batería
y bajo sino porque son el núcleo Los mismos de
siempre sobre el que se apoya el gran songwriter de
más allá de Rivadavia, el león Chizzo.
Jackson.
Ejemplo de familia numerosa, los setentosos Jackson 5 fueron
el semillero del que brotaron desde el astro Michael, por
supuesto, hasta el ignoto Toto, digno merecedor de protagonizar
tu próxima remera kitsch.
McNamara.
Los hermanos Danny y Richard, del grupo inglés Embrace,
para 1998 pintaban como sucesores de Oasis. Pero, la verdad,
quedaron más cerca de suceder a Bonehead y McGuigan
que a Liam y Noel.
Reid. Jim
y William, de Jesus & Mary Chain. Oscurísimos y
muy cabrones, su elogio del bardo solían decir
que nunca habían tenido sexo bajo techo y sus
peleas públicas hasta en el escenario los convirtieron
en antecedentes directos de los gallagherismos.
Rodríguez.
Este caso tal vez no lo tenías... Son Adrián
Dárgelos y Diego, de Babasónicos.
También comparten una hermandad en los alias a la hora
de dirigir sus clips, cuando se metamorfosean en Enzo y Benito
Scorza.
Ruiz Díaz.
Fernando y Gabriel, de Catupecu Machu. Reparten sus áreas
de influencia en voz, guitarra y carisma (Fernando) y en bajo,
producción y gabinete en las sombras (Gabriel).
Van Halen.
Eddie y Alex, obviamente de Van Halen. El guitar virtuoso
Eddie fue la otra buena razón, junto a David Lee Roth,
para entender la importancia de Van Halen en la historia metalera.
Y Alex vendría a ser como Natalia, la semi-invisible
hermana de La Sole.
Wilson.
Brian, Dennis y Carl, de los notables Beach Boys, a quienes
podríamos agregar, ya que estamos en esto de las cuestiones
familiares, a su primo, Mike Love. Premio McCartney para Brian,
Premio Bien Igual para los demás.
J.A.
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