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Jueves 8 de Noviembre de 2001

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JAMES LAVELLE, EL DJ EMPRESARIO DE SI MISMO

Otro padrino

Empresario discográfico influyente (suyo es el sello Mo’ Wax) y capitán del proyecto U.N.K.L.E. que reunió a Thom Yorke, Richard Aschcroft, Mike D y Jason Newsted. Pero ante todo Dj vocacional: Lavelle llega por primera vez a Buenos Aires con sus discos, renegando de los medios ingleses y prometiendo sorpresas.

POR ROQUE CASCIERO

Un tipo que armó su propio sello discográfico a los 17 años y lo mantuvo (mantiene) con éxito durante casi una década. Un tipo que grabó un álbum en el que participan Thom Yorke, Richard Ashcroft, Mike D (Beastie Boys) y James Newstead (ex Metallica). Un tipo que gira por el mundo pinchando discos. Ese es James Lavelle. Y por todo eso es que su nombre se destaca entre los de músicos y DJs que llegan a Buenos Aires este fin de semana con el malón Creamfields. Su sello se llama Mo’ Wax y alcanzó notoriedad por trabajar con artistas que mezclan jazz, hip hop, funk, lounge, tecno, rock: ahí publican sus discos Air, Money Mark, Howie B, Carl Craig y DJ Shadow, entre otros. Con Shadow (o Josh White), precisamente, armó un proyecto denominado U.N.K.L.E., por el que pasó la multitud de estrellas ya mencionadas para grabar el disco Psyence Fiction.
¿Imaginaría un futuro así el pequeño James cuando, con la idea de fundar un sello indie en la cabeza, le pidió prestadas mil libras esterlinas al dueño de la disquería en la que trabajaba? “En esa época me hice amigo de Giles Peterson y Galliano, gente de la escena del acid jazz con la que comencé a trabajar como DJ cuando era un chico. Era una escena muy interesante porque era diversa en términos musicales. Y fue una buena escuela: había crecido con el hip hop, pero como quería conocer de dónde venían los samples, me interesé en discos viejos”, explica el hombre orquesta en comunicación telefónica con el No. “Cuando descubrí mi propia identidad, me alejé un poco de esa escena, porque amo toda la música, no era que escuchaba sólo jazz. Mis primeras experiencias como DJ habían sido con bandas como Soul II Soul o Wild Bunch (que luego derivó en Massive Attack). Para mí, el acid jazz fue una oportunidad de sentirme parte de una escena durante un período de mi vida”.
–¿Por qué decidiste crear un sello?
–Uno necesita encontrar su propia identidad y por eso es que establece una búsqueda musical. Aunque debo decir que me siento más feliz que antes con la música que toco y que publico. Me siento más seguro de hacer lo que tengo ganas sin preocuparme de agradarle al resto de la gente.
–¿Los primeros discos que publicaste eran para agradarle a otra gente?
–No exactamente. Pero hay que pensar que yo tenía 17 años, entonces miraba a estos tipos y decía: “Mi Dios, es Giles Peterson, es mi héroe, lo único que me interesa es que él pase mi disco en su programa de radio”. Me preocupaba por cosas así cuando quizá debía haber pensado en que mis amigos pusieran el disco.
–¿Mo’ Wax cambió con la edición del primer disco de DJ Shadow?
–Fue importante para mí, porque cuando saqué ese disco (Entroducing) todo el mundo me decía que estaba loco, que era un pendejo estúpido, que cómo iba a sacar un disco instrumental. Pero era algo personal, porque amo ese disco. Los únicos a los que les gustaba entonces éramos mis amigos y yo. Pero creí en él, porque me parecía el mejor disco que había escuchado. Y como funcionó, eso me dio confianza.
–Hace poco que volviste a trabajar como DJ. ¿Te habías retirado debido al disco de U.N.K.L.E.?
–Sí, porque con ese disco me lo pasé en estudios, haciendo entrevistas o saliendo de gira, entonces no podía trabajar como DJ con regularidad. Ese es el problema con la industria discográfica: te aleja de aquello que hacés. Hasta que decidí que ya había tenido suficiente con los medios, especialmente porque la prensa inglesa a veces se pone difícil y es muy negativa. Entonces volví a hacer lo que disfruto y a volver a aprender música.
–Entonces, ¿tuviste problemas con los medios?
–Sí, se metieron conmigo de modo personal en lugar de hablar de la música, que es de lo que se trata toda esta industria. Entonces... ¡que se vayan a la mierda! Con Shadow hicimos un disco que la prensa de rock no podía entender porque no conoce de hip hop ni dance, y que la prensa de dance no podía entender porque no entiende de canciones. Pero, ¿sabés qué?Al final, fui yo quien hizo un disco con Richard Ashcroft, Thom Yorke, Mike D... Por eso me importa un carajo lo que digan. Además, todos esos artistas debieron soportar lo mismo cuando comenzaron a hacer discos. A ningún periodista le gustaban Radiohead o The Verve, pero a la gente sí. Y si hay gente a la que le gusta lo que hacés, entonces debés estar haciendo algo bien. No quisiera que esto fuera mal interpretado, pero si uno puede cambiarle la vida a una sola persona, entonces ha hecho más que la mayoría.
–¿Creés que tu trabajo está hecho, que le cambiaste la vida a alguien?
–Eso espero.
–Con antecedentes como los tuyos, cabe preguntarse qué te queda por hacer.
–Ser feliz. Quiero que mi vida cambie, en muchos sentidos. En cuanto a la música, tratar de evolucionar y de hacer mejores discos.
–¿Pensás volver a trabajar con DJ Shadow como U.N.K.L.E.?
–Este año hicimos la banda sonora de la película Sexy Beast. La dirigió Jonathan Glazer, que había hecho nuestro video de la canción que cantó Thom Yorke (“Rabbit in your headlights”). Nos propusimos crear música para la película, no para los charts o la MTV, como la mayor parte de las bandas sonoras actuales. Y con respecto al futuro, ya veremos qué pasa.
–¿Cómo será tu set en Buenos Aires? ¿Elegís los discos en el momento o tenés algo preparado que repetís en todos lados?
–Uno tiene que tener un set que funcione, porque ciertos discos se pueden mezclar bien y otros no, pero además hay que prestarle atención a la reacción del público. Pero no voy a adelantar qué música mezclo, porque es parte de la sorpresa. Es como una especie de viaje al que quiero invitar a la gente.

EL TAMBIEN LOS TIENE
Muñecos

No sólo KISS, Metallica y los Doors tienen su muñequito: James Lavelle también. Se trata de un muñeco articulado diseñado por Futura 2000, artista del grafitti del sello Mo’ Wax. Pero la réplica plástica del DJ y empresario tiene una particularidad: mediante algunos accesorios se convierte en una especie de mono extraterrestre. Por supuesto, el muñeco es made in Japan. Si lo querés, se puede pedir por correo en http://shop.store.yahoo.com/artoftoy/djshadow.html. Mientras tanto, vestí a tu Barbie como para ir a Creamfields.

 

Calidad y energía x Hernan Cattaneo

Mi primera participación en Creamfields ocurrió hace tres años, en el viejo aeropuerto de Liverpool, un lugar gigantesco al que habían ido unas 40 mil personas. Este año, ahí mismo, creo que había unas 50 mil. Es un festival increíble, con siete u ocho carpas enormes, y las noches y los clubes más importantes de Inglaterra están todos representados ahí: Cream, Bugged Out!, The Boutique. El line up siempre es impresionante, lo mejor de lo mejor, tanto en bandas como en DJs. Es muy diferente de lo que la gente conoce como una rave; es decir, todo pasa en un campo enorme, la gente se dispersa por diferentes lugares, va y viene, consulta las guías, calcula qué le espera en las próximas horas. Ahí se pueden ver los distintos tipos de público de acuerdo con la clase de música que se pasa en cada carpa. La organización es realmente increíble, al igual que la puesta en escena, el sonido, las pantallas. Uno suele asociar la idea de rave con una multitud apiñada, la parte más molesta del asunto. Esto es lo contrario. Afortunadamente, a la gente le gustan diferentes cosas, y acá hay carpas para todos los gustos. Yo toqué tres años seguidos en Liverpool y este año también actué en Irlanda. Lo de Dublín fue muy bueno: una puesta en escena casi idéntica a la versión inglesa, en un campo abierto, con la gente superentusiasmada. Ese día Oakenfold tocó cerca de la una de la mañana, puso “Beatiful Day”, de U2 (que en Irlanda tiene doble significado), y era asombrosa la excitación que tenía la gente. Estos festivales logran el equilibrio justo entre la calidad artística y la energía del público, son mucho más que la manifestación de un montón de gente saltando, y la oferta es tan abundante que uno a veces no sabe a qué carpa acercarse. De hecho, ya me está pasando acá: el otro día curioseaba el programa para el sábado y, a la diez de la noche, por ejemplo, en todas las carpas hay algo buenísimo, y a todos los querés ver. En ese sentido, las guías son muy útiles para no caer en la desesperación, hacerse un mapa mental y no dramatizar si no podés ver a todas las figuras. Quizás tendrás que ver un rato a cada una. Pero eso es lo bueno: tener a los mejores del mundo tocando en un mismo lugar. Obvio: vos querés escuchar a Layo & Bushwacka! y también a Satoshi Tomiie y también a Oakenfold y a Justin Robertson y a Dave Seaman. Sin mencionar a la posibilidad de tener todo el sonido de los disc jockeys argentinos en una misma tarde. Es como cuando el técnico tiene a tres delanteros buenísimos y no sabe a quién poner. Bueno, mejor así. Yo creía que pasaría mucho tiempo hasta que la Argentina pudiera vivir un festival de este nivel. Por suerte se dio bastante pronto. No puedo esperar hasta el sábado.