Personajes
Jorge Rial
retrata la farándula vernácula
El
rialismo sucio
Hizo
sus primeras armas a las órdenes de Lucho Avilés. Pero
abandonó al Padrino del Chisme por una cuestión de principios.
Desde entonces pasó por diarios, revistas, radios y canales de
televisión, donde fue afilando cada vez más la puntería
hasta convertirse en el tipo donde convergen la farándula y la
política. Ahora, con programas nuevos en radio y TV, Jorge Rial
radiografía el hábitat en el que trabaja: de la Süller
y Shakira a Bolocco y los servicios.
POR
CLAUDIO ZEIGER
Ya
no cree, como unos años atrás, que meterse con ciertos
peces gordos de la televisión como Mirtha o Susana pueda costarle
que le levanten el programa. Y él, lógicamente, sabe también
que está mucho mejor plantado que unos años atrás.
Entre desenvuelto y un poco despectivo ese estilo que fue consolidando
en sus sucesivas apariciones televisivas da a entender que las
estrellas ya no son lo que eran, que ya nada es lo que era en los tiempos
eufóricos del menemismo cuando precisamente se empezó
a acuñar el término farandulización, clave en su
especialización periodística. Jorge Rial que
acaba de estrenar programa de televisión y programa de radio
en pleno verano luce agotado por tanto trabajo pero se muestra
contento de tenerlo, porque básicamente se define como un periodista
y no como miembro integrante de la farándula, con la que mantiene
desde hace años una ambigua, dura y sostenida pelea.
Como periodista, Rial es uno de esos curiosos casos de los que siguen
manteniendo contacto con la gráfica en la que se inició
a pesar de haber hincado el diente con fuerza en la televisión.
Empezó a trabajar en 1984 pasando sucesivamente por Diario Popular,
La Razón, Crónica, varias radios y trabajos de producción
en televisión. Estaba en Crónica trabajando con
Lucho Avilés en Espectáculos cuando Héctor Ricardo
García compró Canal 2. Lucho hacía la parte de
publicidad del diario y cuando salió Astros y Estrellas entré
en el circuito de la tele. En realidad, siempre mantuve el hecho de
estar en TV y gráfica, inclusive colaboré en la primera
etapa de la revista de Lanata. A mí me encanta la gráfica
y siempre me dan ganas de escribir.
Mientras en televisión de 13 a 15 por América
conduce Intrusos en el espectáculo (un magazine del
espectáculo muy divertido y por cierto más distendido
que el vertiginoso Paf!, donde daba la impresión
de que cualquier cosa podía pasar), Rial ocupa sus mañanas
en La Red con Fiebre de radio (lunes a viernes de 9 a 12).
Ahora estoy totalmente fascinado con la radio, donde podés
jugar con otras cartas que en la TV. La verdad, no me gustaba, y cuando
entré fue porque me obligaron por un contrato de TV que incluía
hacer radio, así que arranqué haciendo antirradio, que
es lo que no hay que hacer. Pero hoy tengo claro que puedo llegar a
dejar la tele pero la radio no, dice.
Todo comenzó a definirse cuando el sendero de Rial se bifurcó
del de El Padre De Todos Los Chismes, Lucho Avilés, a raíz
de su renuncia al equipo después de una nota para Indiscreciones:
una visita al hermano de Susana Giménez en el Borda
en la que Rial, según contaría después, se encontró
rodeado por los internos, desbordado y repartiendo cigarrillos para
poder salir. Poco después de irse de abajo del ala de Lucho,
Rial pasó a conducir El periscopio con Andrea Frigerio
y pronto tuvo claro que podía levantar vuelo. Lucho puso
al aire esa nota del Borda cuando pasó a Canal 9, casi seis meses
después de que se había hecho. Y sobre todo no me gustó
la actitud de utilizar la nota por una cuestión personal que
él tenía con Susana. Fue en gran parte ese hecho el que
me llevó a dejar `Indiscreciones; es cierto que había
aparecido la posibilidad de hacer un programa propio, pero también
ya estaba un poco cansado.
¿Hoy haría esa nota?
No... creo que no. La verdad, tampoco tuve otra oportunidad
tan dura como ésa. Pero se me presentaron oportunidades de hacer
cosas duras y no lo hice. Cuando nació la hija de Darío
Grandinetti que lamentablemente falleció, nunca le mandé
una cámara. Es más: di la orden de que no se cubriera
ese momento y se los dejara en paz. Una cosa es hablar del romance de
tal o de las cuestiones de alcoba, hasta casi es pelotudo hacerlo. Otra
cosa es meterse con una enfermedad o una cuestión familiar. Yo
que tengo una hija no me gustaría que se metan con ella. Esos
son los límites que me pongo con los demás.
LA PESADA
Hablando de límites: cierta vez, a Rial experto
en eso de la paja en el ojo ajeno le intentaron poner un límite
físico. Una noche había terminado de hacer El paparazzi,
increíble pero Rial cuando a la salida del Canal 9 dos
tipos lo interceptaron y le rompieron el tabique. Pero al parecer el
palo no venía por los chimentos del espectáculo de la
tele sino por alguna revelación del libro que había aparecido
unos meses antes de la agresión, Polvo de estrellas. Una
vez hice un programa sobre San Luis y periodistas de allá me
dijeron que en la provincia se comentaba que el palo había venido
por el lado de Rodríguez Saá. Otros dijeron que había
sido Coppola. Yo hablé con Coppola y lógicamente me lo
desmintió. Todo apuntaba a que la agresión tenía
que ver con algo del libro, y bueno, debe haber sido por algo del libro.
Lo que pasa es que alrededor de la farándula hay una neofarándula
pesada: mucho chanta, mucho traficante, mucho gato. Hubo una época
muy jodida en la noche. Yo he visto resolver cosas en una mesa de políticos,
tipos que al día siguiente tenían que tomar decisiones,
con dos putas al lado en un boliche. Pero ya el poder no pasa por la
noche como, digamos, cinco años atrás. La muerte de Poli
Armentano cambió la noche. Cambiaron los dueños, desaparecieron
boliches. A mí me tocó cubrir la noche pesada en serio.
Había una impunidad política que ahora no hay. Los años
`90, `91, `92 fueron los años más fuertes de la frivolidad
menemista y la impunidad. Llegaban los monos a Trumps y había
que vaciar el VIP para que fueran a sentarse ellos.
ESTRELLAS
HECHAS POLVO
Por esos años también hablaba de intocables en la
TV que podían llegar a levantar un programa si se hablaba mal
de ellos. ¿Siguen existiendo intocables?
Creo que cambió el mapa, y que ya no hay tantos intocables.
Yo decía que si te metías dos o tres veces con Neustadt
o Susana te podía costar el programa. En todo caso, ahora lo
máximo que pueden hacer es no darte nota, pero no te van a levantar
el programa porque alguna estrella levantó el teléfono.
Y ya no hay tantas estrellas. No creo que Susana tenga peso para levantar
un programa. Y Mirtha menos. A Tinelli o a Suar no los veo en ese papel.
Ya son parte de una nueva generación con otros códigos.
¿Quién tiene poder hoy entonces?
Tinelli, Pergolini y Suar, porque tienen el poder de sentarse
a negociar con los canales. Tienen guita y propuestas, y pueden presionar
a los canales. De hecho, ellos tres son los que armaron el sindicato
de los productores independientes. Hoy no es una locura hablar de un
paro de productores, y si eso pasara los canales van muertos.
¿Qué opina de los reality shows que van invadiendo
la TV?
Me parece que es una manera de hacer televisión barata.
Expedición Robinson no fue tan cara como exageraron.
Dieciséis cámaras no es para tanto. Es un engaña-pichanga:
uno siempre peleó por que la gente tuviera acceso a la pantalla
de TV, y de hecho eso empezó con los talk shows inaugurados por
Mauro Viale. Y ahora en los reality shows la gente accede pero no tiene
influencia en lo que pasa. Hacen de escenografía. Además,
tienen un mensaje medio de mierda: vos cagás al otro y te salvás
vos. Cuando salió Expedición Robinson llevé
a Paf! a Carlos Páez, sobreviviente del accidente
de Los Andes y a un ex combatiente de Malvinas. Y enseñaron que
la sobrevivencia es algo muy distinto. Sobre todo tenés que ser
solidario, no eliminar al más débil. No me gustan ideológicamente
esos programas, aunque también sé que el show televisivo
no tiene ideología.
FARANDULIZANDO
TODO
Cuando Rial publicó Polvo de estrellas, el libro
vino a proveer de chisme puro y duro a los análisis sociológicos
que ya se hacían a mediados de los noventa sobre el fenómeno
de cruce entre la política y el espectáculo: la famosa
farandulización. A un año de gobierno de la Alianza y
de los esfuerzos por diferenciarse de la fiesta menemista(con la ya
clásica Dicen que soy aburrido), Rial sin embargo
sigue creyendo que la farandulización nunca morirá. Yo
pensé que se terminaba pero sigue. Primero sentí que se
terminaba una etapa, pero en este país es tan fuerte la farándula
que no. Fue uno de los hijos bobos que nos dejó el menemismo,
y su consigna Los políticos al gobierno, la farándula
al poder sigue estando a la orden del día. Lamentablemente no
hay diferencias. Lo de los hijos del Presidente lo demuestra: el padre
pide que veraneemos en Argentina mientras ellos se van afuera.
¿Antonito-Shakira es lo más fuerte que va a dar la
farandulización de hoy?
Yo esperaría. Para mí sólo es la punta
del iceberg. Pero ojo: Antonito sale con Shakira y Carlitos Menem, en
vida, no salió con ninguna estrella internacional, y Zulemita
tampoco. Creo que hay que hablar más de farándula que
de espectáculo. Tomaron auge nuevos personajes, como las modelos
y los futbolistas. Pero el problema central no es ése sino la
frivolización de la clase política. Lamentablemente a
De la Rúa le tocó ser comparado todo el tiempo con Menem,
y él se esfuerza por no ser Menem pero también por no
ser aburrido, y entonces fue a Videomatch, otro típico
gesto menemista: Menem cerró la campaña en 1995 en Videomatch,
no en una plaza. Es patético que el que le salve la vida al Presidente
cuando no sabe para dónde disparar sea el oso Arturo. Todos los
funcionarios andan con el síndrome Menem: el otro día
me llamó alguien del Gobierno, alarmado, para preguntarme si
era verdad que Menem se había casado con la Bolocco. El problema
es que aquí se utiliza la farandulización para despolitizar
todo.
¿Cuál es su papel en definitiva? Convengamos que su
tema central es la farándula. Como dicen en Fugitivos:
Usted ¿de qué lado está?
Yo estoy del lado de los buenos. Trato de estarlo. Yo hago
un programa que puede servir para la causa farandulera pero al mismo
tiempo aviso Ojo muchachos que ésta no es la realidad. Básicamente
esto es un laburo. Yo gano guita con esto, pero mi vida privada y mi
ideología son otra cosa. Por eso también hago un programa
de radio totalmente diferente al de televisión. La televisión
es un show y yo tengo rating, así que me ofrecen esto. Yo soy
un soldado del trabajo. A mí me buscan porque yo puedo generar
cosas. Por eso que me acusen de chimentero me da un poco de risa, porque
en realidad es algo más de nosotros, de la interna periodística.
Muchos de los que me critican después me llaman para pedirme
datos.
¿Cómo hacían para chequear la catarata de datos
y chismes que pasaron por Paf!?
Paf! empezó como un talk show sobre el
espectáculo y la farándula y después empezamos
a abrirlo a la política. Yo lo que descubrí como algo
sorpresivo fue la cantidad de services que se te acercan a este tipo
de programa a venderte carne podrida. La cantidad de servicios que atendí
en este bar donde estamos hablando ahora no tiene nombre. Me querían
vender desde fotos de Yabrán, las manos de Perón en formol,
me ofrecían llevarme a Brasil para ir a contactar al que puso
la bomba en la AMIA. Pero olfateás si es trucho: te das cuenta
de sólo verlos, y sobre todo cuando vienen con unas historias
terribles. ¡Una vez hasta me ofrecieron simular un atentado contra
mí mismo! Paf! me sirvió para conocer una
fauna que yo sabía que existía, pero no tan activa.
Se supone que a mucha gente del espectáculo le viene bien
que hablen de ellos para figurar, aunque sea mal pero que hablen. ¿No
siente a veces que en vez de criticar la farandulización le hace
el juego?
Siempre hay algo de eso. De hecho, la mejor información
es la que no se da. Pero al mismo tiempo yo no tengo mucho contacto
con el ambiente y no soy de tener amistades que me puedan ablandar.
A los monstruos que andan por la vida y que yo he inventado no les ando
exigiendo nada a cambio. La Süller, Mónica Ayos...
Aun entendiendo que le daba rating a usted y a varios más,
¿con la Süller no se les fue la mano?
No es que se me fue la mano, se me fue de las manos. Ella
se escapó. En realidad ella generó todo a partir de ella.
Y yo me vi envuelto en las llamas. El Comfer me quería matar
pero la gente se enganchaba. La Süller tiene algo a favor: mientras
muchas vedetes quieren dar la imagen de que son damas de caridad, la
Süller sale a decir que no, cuenta con quién se acostó
y dice guarangadas. A la gente le gusta porque, a su manera, dice la
verdad. Es sincera, como la Pradón es sincera. Y a la Süller
la quieren las mujeres. Yo he visto mujeres que le ponían al
marido al lado para sacarle fotos.
¿Nunca le atrajo la farándula más allá
del trabajo?
No, y no es que no me guste. Hay gente que también
vale la pena, pero me parece horrible estar en pose y glamoroso todo
el tiempo, así que no voy a comer a los lugares que van las estrellitas.
¿Mantiene un bajo perfil para preservarse?
La verdad es que soy muy aburrido. Soy un tipo re-común:
salgo de trabajar, me voy a comer con los compañeros y de ahí
me voy a casa, estoy con mis hijos y mi mujer. Cuando me tuve que cuidar
me cuidé. De hecho, muchas veces colegas que tenía del
otro lado del mostrador me pusieron guardias periodísticas y
tipos que me seguían. Me mostré un poco más a fin
del año pasado por haber adoptado una hija, porque sé
que es un tema que le interesa a mucha gente que quiere adoptar. Pero
soy aburrido: a mí sabés dónde encontrarme, siempre.
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