Personajes
Gregory Dark, del porno a Britney Spears Mister Dark Descubrió a Traci Lords, dirigió El diablo en la señorita Jones y un sinfín de películas porno que lo convirtieron en el director más osado y perverso del circuito. Eso fue hace cuatro años. Hoy dirige los videoclips de Britney Spears, Mandy Moore y compañía. Sepa cómo fue que Gregory Dark pasó de la escuela de Cine de Stanford al mundo del porno y, de ahí, a convertirse en el director de clips más codiciado por la factoría de adolescentes virginales del mercado discográfico. Por TOM JUNOD, para Esquire Lo
conocí hace cuatro años, cuando hacía pornografía,
cuando era famoso por la clase de pornografía que hacía:
una que, más que glorificar el ejercicio del sexo, parecía
anunciar la muerte del alma. La gente decía que era el diablo.
A mí me pareció tan cortés como astuto. Hablaba
de surrealismo y de derribar la barrera entre espectadores y participantes.
Me cayó bien, muy bien. Entonces fui a una de sus filmaciones
y lo que vi me pareció tan irredimiblemente obsceno que pensé
yo también que Gregory Dark era el diablo. O, al menos, alguien
de quien había que mantenerse lo más lejos posible. Leslie Carter es de la familia Carter de Orlando: hermana menor de Nick Carter, el Backstreet Boy, y de Aaron Carter, el galán televisivo preadolescente. Su compañía discográfica es DreamWorks, la de Steven Spielberg. El presupuesto para el clip de su debut es de 400 mil dólares. El objetivo es meter el single (titulado Like, Wow!) en el Total Request Live de MTV y así lograr que Leslie empiece a competir con Britney, Christina y Mandy. Pero los ejecutivos de DreamWorks en el set no parecen muy satisfechos con la situación, y eso que todavía no empezó el rodaje del clip. Leslie se ha presentado con unos kilitos de más, y no hay elementos del vestuario que lo disimulen. Además, Leslie no parece estar vendiendo el tema como debería, en los ensayos fonomímicos. Leslie no parece divertirse lo suficiente. Leslie no parece rival para Britney, Christina y Mandy. Ellas son perfectas. El pelo, el maquillaje, el vestuario, la dentadura: todo es perfecto en ellas. Lo que les piden que hagan frente a cámara, lo hacen. Son verdaderas profesionales. Leslie, en cambio, apareció con unos kilos de más y no parece divertirse en absoluto. Los ejecutivos de DreamWorks se retiran a un rincón con Gregory Dark. Cuentan con él para que Leslie no parezca gordita, ni insuficientemente divertida, ni insuficientemente profesional en el clip. Cuentan con él para la vuelva perfecta. Como Britney. Como Christina. Como Mandy. Era
muy bueno en lo suyo. Era tan buen pornógrafo como director de
videoclips. Eso dicen de Gregory Dark. Él, por su parte, dice
que nunca se imaginó que el porno sería su acceso al mundo
del celuloide. Recién egresado de la Escuela de Cine de Stanford,
a mediados de los 80, empezó un documental sobre el mundo del
porno que iba a titular Angeles caídos. Uno de sus entrevistados,
un productor llamado Walter Gernert, empezó a hacerle preguntas
en medio del reportaje (¿Tienes auto?, ¿Cuánto
pagas de alquiler?, ¿Qué tienes en tu heladera?,
¿Con cuánto vives al mes?), y terminó
proponiéndole un trato: mi dinero, tu talento. Así nacieron
los Dark Brothers. Su primer éxito fue New Wave Hookers, en 1985.
No sólo porque su estrella era una chica de dieciséis
años llamada Traci Lords (por supuesto, por entonces nadie sabía
que tenía dieciséis) sino porque Gregory Dark lograba
que sus elencos hicieran cosas... diferentes. No sólo le interesaba
excitar, además le gustaba poner incómodo a su elenco
y a su público. Era muy bueno en lo mío. Y lo mío
era hacer quelos actores se comportaran como animales. Pulverizar sus
escrúpulos sociales, borrar de sus cabezas todo lo que les habían
enseñado sus padres desde la infancia. Ni siquiera me hacía
falta levantar la voz. Me bastaba apelar a sus egos. La gente es capaz
de cualquier cosa por orgullo, incluso bestializarse. Y eso era lo que
filmaba: el momento en que esos seres humanos se convertían en
algo no precisamente humano, dice hoy Gregory Dark. Era
como un antropólogo haciendo su trabajo de campo: probar hasta
dónde eran capaces de llegar mis actores. Me la pasaba esperando
el momento en que alguno me mandara al carajo. Nadie lo hizo.
Los
ejecutivos de DreamWorks le preguntan a Gregory Dark si puede vestir
de negro a Leslie. Por qué, pregunta él. Porque es el
color que más estiliza la figura, le dicen. Dark señala
a su alrededor, el decorado en colores brillantes y dibujos de juguetes
y flores a la manera de Roy Lichtenstein, que habla a gritos de candor
e inocencia. ¿Cómo voy a vestirla de negro con este
decorado?, dice. Y agrega: Les voy a decir qué pueden
hacer, qué necesita Leslie. Qué edad tiene: ¿catorce?
La edad perfecta para tener un fiolo y una buena adicción al
crack. Un año con un fiolo y haciendo crack y les garantizo que
nuestra Leslie estará tan estilizada como la quieren. O se me
ocurre otra idea: qué tal si la cortamos en dos con una sierra.
Si realmente la cortamos en dos y.... La
madre de Leslie Carter se acerca ahora a Gregory Dark y le presenta
a otra de sus hijas, una de dieciocho. La chica tiene la piel pálida
y dientes muy blancos y el pelo largo y aclarado con tintura, y la barriguita
al aire, y zapatos con plataforma y una chaquetita de cuero. La madre
dice que ésta no canta sino que actúa, y ofrece enviarle
a Dark un video de uno de sus castings, mientras la susodicha enrojece
y baja la mirada. Cuando madre e hija se alejan, Dark me comenta que
ése era precisamente el aspecto que tenían las chicas
que usaba en sus películas porno: Esa combinación
de encanto y vulnerabilidad, como si estuvieran hechas para divertirse,
sólo para divertir y divertirse. Y agrega que, en aquella
otra vida, no se privaba de ir a la cama con ninguna de ellas. Pero
ahora soy otro. Cambié. Me corregí. Ahora soy un caballero,
dice Gregory Dark. Mientras lo miro sin decir una palabra pienso hasta
qué punto ha dejado Gregory Dark de disfrutar lo que disfrutaba
antes: a fin de cuentas, si de algo trataban sus películas era
de la grotesca persistencia del deseo y de la persecución de
éste hasta la perdición. Yahora Gregory Dark está
diciéndome: Está bien, hice porno. Brian de Palma
también y nadie le dice nada. ¿Estoy orgulloso de haberlo
hecho? ¿De haber vuelto más putas a las putonas que incluí
en esas películas? Lo más importante en la vida es encontrar
a alguien que crea en uno. El tipo este que me metió en el porno,
Walter Gernert, era la persona más abyecta y cruel y codiciosa
que he conocido. Sin embargo, creyó en mí. Me creó,
para bien o para mal. Y eso es lo que propongo hacer yo. Encontrar a
alguien y darle mi confianza y permitirle que haga algo con su vida. |