Plagas
Milenaristas
El Mal de las Vacas Locas Los pecados de la carne Técnicamente se llama Mal de Creutzfeldt-Jakob, pero todos lo conocen por su nombre de guerra: Mal de las Vacas Locas. Oficialmente ya se le adjudican 92 muertes, pero todos sospechan que la cosa es mucho más grave: Europa prácticamente dejó de comer carne, sacrifica innumerables cabezas de ganado y ve cómo sus gobiernos esconden los cadáveres. Rodrigo Fresán se juega el pellejo con este análisis descarnado de la situación. Por RODRIGO FRESAN, desde Barcelona Pensar
en titulares de primera plana con tipografía catástrofe:
SE HUNDIO EL TITANIC; HITLER INVADE POLONIA,
KENNEDY ASESINADO, SE SEPARAN LOS BEATLES. Suplantarlo
ahora por: EL GOBIERNO EUROPEO PROHIBE EL CHULETON DE BUEY.
Así estamos. Pánico en las calles, restaurantes y carnicerías.
El chuletón de res viene a ser el bife de costilla. Un cacho
de carne con hueso, a partir de ahora sin hueso. Porque el chuletón
limita con la columna vertebral del rumiante y mejor no acercarse a
esa columna. Nevermore, graznó el cuervo, ¿y de qué
se ríe esa vaca, si se puede saber? 1 Está pasando en toda Europa: gente que entra a un McDonalds o un Burger King con pupilas de yonquis en pleno síndrome de abstinencia, y piden papas fritas y coca-cola, y respiran profundo ese prohibido perfume vacuno. Por todas partes hay carteles garantizando nuestra seguridad y están esos avisos de televisión que intentan convencernos de lo insensato de nuestra psicosis. Pero nada de eso importa al que hace dos meses que no come carne y extraña masticar rojo y con fuerza. Ayer soñé que entraba a uno de esos restaurantes de Puerto Madero y pedía un bife de chorizo. Mis dientes están flojos de tanta pasta y verdura y sopita. Hay quien dice que yo y tantos otros somos idiotas rematados. John Adams, profesor del University College of London, lleva veinte años estudiando el fenómeno de la paranoia milenarista y acaba de publicar un libro titulado Cars, Cholera and Cows donde analiza los llamados riesgos virtuales. El Mal de las Vacas Locas es uno de ellos. Manías colectivas que -.según Adams-. las sociedades de Occidente desarrollan casi por reflejo y acaban convirtiéndose en graves problemas políticos y económicos. Dice Adams: A la hora de enfrentar estas situaciones aparece un grupo de expertos que afirma que es grave y otro grupo de expertos que asegura que no pasa nada. Pero ninguno de los dos se ha tomado el tiempo necesario para probar su posición con el rigor y la certeza que exige la ciencia. Para la gentecomún, todo acaba siendo una cuestión, no de verdad objetiva, sino de lo que uno cree. Y lo que uno cree depende de lo que quiere creer, en quién confía. Todos tenemos nuestros filtros perceptivos, producto de nuestra experiencia, y, cuanto más ambigua es la ciencia, más fuerte es la influencia de nuestros propios filtros. Es decir, en una época donde los noticieros nos han acostumbrado a secciones fijas sobre avances tecnológicos, optamos en masa por el reflejo oscurantista de persignarnos cada vez que vemos algo con cuernos que da leche. Aun así -.memo para John Adams-., ¿por qué será que Estados Unidos y Canadá no aceptan la sangre de donantes que hayan pasado más de seis meses en el Reino Unido o Francia entre 1980 y 1996? 2
Yo y un escritor español y un editor inglés. El español
-.vegetariano combativo desde hace años-. sonríe su satisfacción
después de años de que se burlaran de mí
y me llamaran idiota por no comer carne. Yo .argentino-. le digo
que nunca me burlé y que no joda con su hamletiana sed de venganza.
Yo, dice el inglés. tenía un amigo que
fue uno de los 92 que murieron en Inglaterra por el Mal de las Vacas
Locas. ¿Cómo fue? ¿Cómo es?, le preguntamos
nosotros con los ojos bien abiertos. Horrible, responde
él, comiendo sushi con la boca bien cerrada. 3 Titulares
selectos de mi dossier Vacas Locas: La Guardia Civil denuncia
más de 2000 violaciones del Plan de las Vacas Locas, Destituidoel
asesor que hizo pública la idea del ministro de Agricultura de
exportar las harinas prohibidas a países africanos o a Sudamérica.
Crece el temor en Italia tras el primer caso de encefalopatía,
Naciones Unidas alerta del riesgo de que las Vacas Locas se extiendan
a otros continentes, Estados Unidos confirma que 1200 reses
comieron harinas prohibidas, Ganaderos españoles
piden que Londres pague por haber exportado piensos cárnicos
pese a conocer su peligro, España se opuso durante
cuatro años en Bruselas al Plan de las Vacas Locas, Bruselas
culpa a España del retraso del Plan contra las Vacas Locas,
El Poder Ejecutivo ofendido por la inclusión de España
como país de riesgo, Portugal es el mayor foco de
Vacas Locas en Europa continental, Las grasas para piensos
animales pasan más controles sanitarios que las destinadas al
consumo humano, La industria del calzado propone comprar
piel de reses sacrificadas, El Reino Unido exportó
a once países sangre de enfermos del Mal de las Vacas Locas,
La Unión Europea ratifica la prohibición del chuletón
de res mayor de un año, permite el consumo del rabo de toro,
Las Vacas Locas no animan a Argentina: el precio de la carne que
exporta a la Unión Europea cae un 18,9 por ciento. 4 Continúa así: el sector ganadero en crisis y en pie de guerra; masacre de vacas porque, si se descubre una contagiada, es obligatorio matar a todas sus compañeritas; gobiernos mirando para otra parte cuando los ganaderos los miran fijo reclamando a-res-muerta-res-paga con dinero de las arcas públicas; reformulación de ritos folk (ahora, después de la corrida, el toro no se come sino se quema, por las dudas, antes que lo sometan al test y descubran que hay que matar a todos los toros); construcción de crematorios en masa donde disponer de los cada vez más abundantes restos; modificación de fiestas religiosas como la de la Pascua musulmana donde ya no podrán ser sacrificados en casa los seis mil corderos que, esta vez, deberán pasar por el matadero municipal; crisis del negocio de los taxidermistas taurinos, a quienes ya nadie les lleva una cabeza de toro para colgar en la pared del living; se destinan fondos para la investigación y la mejora de un test a realizar en el animal vivo (y no, como hasta ahora, una vez muerto); se abren sites en Internet para informar lo poco que se va sabiendo y las fuentes oficiales no divulgan; se anuncia el pago de fortunas en indemnizaciones. Mientras tanto, entramos en el siniestro terreno del casi, del puede ser, del no se sabe hasta que se pruebe lo contrario. Se critica la actitud de los políticos que optaron por la estrategia de calmar los ánimos antes que por una investigación a ciencia y conciencia. Se señala que la enfermedad tiene un período de incubación de entre cinco y diez años y ahora vas a ver. Se resta importancia al temor atávico que tiene que ver con el culto alalimento y cuyos efectos reales están siendo exagerados porque basta con comparar el número de víctimas con los de cualquier otra enfermedad. Se habla en voz baja sobre las posibilidades de que la leche deba ser sometida a controles más estrictos. Se mira con sospecha a pollos y pescados y liebres porque vaya a saber uno qué comen esos bichos. Se susurran los riesgos por contacto con el material afectado, el peligro de contagio por transfusiones o mucosas (ojos, nariz, encías), las mutaciones genéticas (el Mal, de rápido contagio entre el ganado, podría estar evolucionando para tomar por asalto a la especie humana, y aquella primera versión de Creutzfeldt-Jakob, que atacaba mayoritariamente a personas entre 55 y 75 años, a partir de 1996 parece preferir a los menores de 30). Se asegura que nos enfrentamos a una proteína anormal actuando, al igual que un virus informático, como agente infeccioso y modificador de proteínas normales, cuya verdadera función en nuestro organismo es todavía desconocida (experimentos realizados con ratones a los que se les ha eliminado dicha proteína siguen vivitos y coleando sin problema). Hipótesis inquietante: que la sola función de esa proteína sana sea la de ser infectada por esa proteína enferma. La actitud general es la siguiente: si esto es lo que nos dejan saber, qué será todo lo que no sabemos. Mientras tanto, en mi televisor, el Cartoon Network mastica el último episodio de La vaca y el pollito y, desde la radio, muge Atom Heart Mother, aquel disco de Pink Floyd con vaca en la tapa. 5
El nuevo pequeño gran libro (transcripción de dos conferencias)
del escritor sudafricano J.M. Coetzee se titula The Lives of the Animals
y, en sus páginas, una novelista de nombre Elizabeth Costello
aboga por los derechos de los animales, por el justo castigo a los crímenes
a los que los hemos sometido durante miles de años. Costello-Coetzee
compara el apocalipsis cotidiano de las vacas con el holocausto judío
y concluye .ante un público hostil-. que, a la hora de la verdad,
los animales acabarán ganando el partido y los roles se invertirán
para siempre. De ser así -.de estar ocurriendo lo mismo que le
ocurrió a esos médicos estilo Mengele con sus tendencias
a la manipulación genética y la superación
de la especie-., parece que ha llegado el momento de sentarnos en el
banquillo de los acusados. |