Sushi en deditos Como parte de su completísimo informe sobre Hannibal, la revista inglesa Empire publicó una nota sobre un caníbal real, tan culturoso e ilustrado y tan en libertad como el personaje interpretado dos veces por Anthony Hopkins. Se trata del japonés Issei Sagawa, hijo de un industrial multimillonario, que se ha autoproclamado Padrino del Canibalismo y que tiene en su haber al menos dos papeletas significativas: un doctorado universitario y un prontuario policial que comienza en 1981, con el asesinato y la posterior ingestión de una chica de 25 años que osó rechazar sus avances románticos. Después de aquel episodio, Sagawa pasó un tiempo en la cárcel, pero antes de salir en libertad (por motivos que no están demasiado claros) comenzó a desarrollar una intensa relación con la escritura. En sus textos, por supuesto, no se privó de describir meticulosamente su plato preferido (Parecía un bife, sin olor ni sabor; se deshizo en mi boca como pescado crudo en un restaurante de sushi). Con el tiempo Sagawa obtuvo cierta celebridad, apareciendo recurrentemente en la televisión nipona y llegando a firmar con regularidad una columna en un diario de Tokio. En una de sus últimas declaraciones públicas, Sagawa anunció que planea abrir un restaurante vegetariano y que le gustaría morir devorado por una mujer. Interrogado acerca de Hannibal, Sagawa fue contundente: Me lo como crudo. Una película que va a hacer ruido El éxito de Billy Elliot, la película inglesa que se estrenó esta semana en Buenos Aires, está inspirando nuevas historias cinematográficas sobre chicos con vocaciones artísticas conflictivas. En la película de Stephen Daldry, el protagonista es el hijo de un minero que quiere ser bailarín en un pueblo donde los varones se dedican al fútbol o al boxeo. En el proyecto destinado a sucederla, la vocación del purrete es un poco más obtusa. Financiada por la productora Pathé y dirigida por el británico Peter Hewitt (de quien acá se conoció Dos vidas en un instante), la película llevará por título Thunderpants (algo así como Pantalones de trueno). ¿De qué trata? De la fantástica historia de Patrick Smash, un chico que obtiene fama y fortuna gracias a su inigualable capacidad para producir flatulencias. Dicen quienes leyeron el guión que es para cagarse de risa. El
imperio contraataca George Lucas ya trabaja 24 horas al día en el Episodio 2 de La guerra de las galaxias. Según los rumores, Lucas ha reescrito el guión media docena de veces con la férrea intención de revertir la sentencia casi unánime de los seguidores de la primera trilogía, que consideraron el Episodio 1 un verdadero bodrio. Y quienes están tan preocupados como Lucas son los actores, obligados por contrato a participar sin chistar de los nuevos episodios. Hasta ahora, se sabe que la película girará alrededor del exterminio de jedis por parte del flamante imperio, que a los fans se les hará agua la boca con el nuevo sable de fuego y que más de uno va a alzar la ceja cuando se entere que quien lo empuñará será Christopher Lee. Hombre grande, pensará alguno. Pero después de todo no es más grande que el gran Alec Guiness cuando encarnó a Obi Wan Kenobi. Cuenta las malas lenguas que cuando Guiness leyó el guión, quedó tan pasmado que internó a Lucas en conversaciones maratónicas para convencerlo de que lo mejor para su personaje era morir lo antes posible. Y, hablando del guión, el que ahora está bastante preocupado con el nuevo es Ewan McGregor (que encarna, ni más ni menos, el mismo personaje que Guiness): parece que su personaje se pasa más de la mitad de la película bajo el agua. Consultado por los rumores, el joven Jedi se limitó a responder: Bueno, este guión es mucho mejor que el anterior. Aunque tampoco hacía falta demasiado, ¿no?. A lomejor, después de estas declaraciones, el Tío Lucas decide que el agua no sólo le llegue al cuello sino que también le tape la boca, ¿no?
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