Personajes
La verdadera historia de Chespirito (con Marilyn y todo)
no
contaban
con su astucia
Fue
bautizado Chespirito por un director de cine mexicano que lo consideraba
un pequeño Shakespeare (pronúnciese Chéspir). Desde
hace más de 25 años triunfa en países tan disímiles
como Brasil, Italia, Angola, Rusia e India. En Argentina, sus programas
compiten entre sí todos los mediodías. Lo idolatran desde
Mafalda hasta Bart Simpson. Y como si fuera poco, hay pruebas que indicarían
que Roberto Gómez Bolaño fue amante de Marilyn Monroe.
POR
SERGIO S. OLGUIN
Todo
lo que le falta de altura lo tiene de exitoso: Roberto Gómez
Bolaños es uno de los pocos artistas que se puede dar el lujo
de tener dos programas en distintos canales de aire en la televisión
argentina. El popular Chespirito volvió con El Chapulín
Colorado por Canal 13 y mantiene desde hace varias temporadas
a El Chavo en Telefé. Un fenómeno que no es
sólo argentino sino también internacional ya que el artista
mexicano sigue vigente en decenas de países tan disímiles
como Brasil, Angola o la India y es admirado por gente tan diferente
como el escritor mexicano Vicente Leñero, Ricky Martin y la familia
Simpson de Springfield. Actor, autor, compositor, director: Chespirito
sabe conjugar en su persona todos los oficios de la comedia, como William
Shakespeare. De hecho, su apodo artístico no significa otra cosa
que pequeño Shakespeare (pronúnciese a la
mexicana, Chéspir), tal como lo bautizó un director de
cine mexicano en los años 50.
Hijo de Francisco Gómez Linares, uno de los más populares
ilustradores mexicanos de la década del 20, Roberto Gómez
Bolaños nació en 1929 en la Ciudad de México. Creció
hasta el metro sesenta, hizo estudios de ingeniería, pero muy
pronto descubrió que lo suyo estaba en las letras. A los 22 años
se inició como redactor publicitario y al poco tiempo ya estaba
escribiendo para radio y televisión en programas humorísticos.
En los 60 su firma se convirtió en un éxito asegurado
al punto que entre 1960 y 1965 los programas más vistos de la
televisión mexicana eran Estudio de Pedro Vargas
y Cómicos y canciones, ambos escritos por Gómez
Bolaños.
Probablemente su única frustración como autor haya sido
no poder trabajar con Mario Moreno, más conocido como Cantinflas.
Hacia 1965 compartieron un proyecto en el que el actor más célebre
mexicano iba a hacer un programa de televisión con los guiones
del ascendente Gómez Bolaños. Pero el retiro del más
importante sponsor ante el astronómico cachet exigido por Cantinflas
impidió que el proyecto se hiciera realidad.
En 1968 un nuevo canal, TIM, le ofreció la posibilidad de hacer
lo que quisiera durante media hora los sábados a la tarde. Así
nació Los supergenios de la Mesa Cuadrada, un programa
en el que se perfilaba ya el Chespirito conocido por todos y en el que
debutó como actor.
Al año siguiente el programa pasó a llamarse simplemente
Chespirito y a ocupar una hora los lunes. Si algo singularizó
el trabajo de Gómez Bolaños fue la capacidad para crear
una variada galería de personajes estrafalarios y, lo más
llamativo, la versatilidad actoral de Chespirito para interpretarlos.
A comienzos de 1970 nació El Chapulín Colorado y al año
siguiente, El Chavo. El éxito fue inmediato, al punto que debió
crear un programa propio para cada uno de estos dos personajes. Primero
México, luego Latinoamérica, más tarde Estados
Unidos y finalmente el resto del mundo se rindió ante el humor
inocente, infantil, heredero directo de El Gordo y el Flaco y de la
Comedia del Arte. Chespirito se había asegurado la posteridad.
CHESPIRITO
CONQUISTA EL MUNDO
El Chapulín Colorado nació como una parodia latinoamericana
a los superhéroes estilo Superman o Batman. Su traje y sus armas
son una clara muestra de su espíritu subdesarrollado: un uniforme
rojo que culmina en unas antenitas de vinil (que le permiten reconocer
la llegada de un enemigo y hasta traduce idiomas), un chipote chillón
de dudosa utilidad y la chicharra paralizadora, arma de avanzada que
congela a las personas que la escuchan. También tiene siempre
encima unas pastillas llamadas de chiquitolina que lo vuelven
mucho más bajo de lo que ya es. A diferencia de Superman, el
Chapulín es un alfeñique miedoso y enamoradizo de todas
las chicas que le piden ayuda, muy lejos de los musculosos, valientes
pero poco viriles superhéroes anglosajones.
El Chavo, en cambio, es un chico de la calle que vive en un barril del
patio de una vecindad, rodeado de vecinos pintorescos. De
la mismamanera que el Chapulín era un antihéroe,
el Chavo es antifashion, con sus personajes inmersos en
la pobreza o en una clase media baja y sus historias centradas en conseguir
comida al mejor estilo de las novelas picarescas. En una entrevista
realizada por un diario uruguayo, se le citó a Chespirito la
afirmación de Quino en la que decía que Mafalda, de haber
existido, habría sido una desaparecida. Chespirito contestó:
Admiro profundamente a Quino y a su deliciosa Mafalda. Pero el
Chavo era otra clase de niño. Y no sé qué sería
de él a los 35 años. Sólo puedo asegurar que, de
haber sido argentino, quizá no sería uno de los de desaparecidos.
Pero mucho menos sería uno de los desaparecedores.
Se calcula que más de 350 millones de personas disfrutaron con
las aventuras de estos antihéroes. Aún hoy se emite en
una veintena de países tan disímiles como Chile, Brasil,
Italia, Angola, Rusia e India. En Brasil, donde el Chavo se llama Chaves,
le ganó varias veces al Show de Xuxa.
La fama de Chespirito llegó a tal punto que Los Simpsons
hacen referencia al mexicano en veintisiete capítulos de las
nueve primeras temporadas, entre frases en español y referencias
a la cultura mexicana. En uno de ellos Chespirito llegó a destronar
al payaso Krusty en el gusto de los chicos de Springfield. Además,
es común ver de extra al Chapulín, salvo que
en Los Simpsons el insecto rojo se convierte en una abeja,
un spanish bee guy.
A la Argentina llegó de la mano del productor y actual dueño
de Racing, Fernando Marín. En 1979 el Chapulín hizo su
aparición estelar en Supershow infantil, un programa
que iba por Canal 9 y que conducían Berugo Carámbula,
Alberto Muney, Mónica Jouvet, Gachi Ferrari y una increíble
mona llamada Margarita cuya actuación principal era hacerse pis
en cámara (algo terrible para la limpita televisión argentina
de entonces). El éxito fue inmediato y hasta se generaron varias
polémicas por el lenguaje que utilizaban los personajes de Chespirito.
Se temía que los chicos de entonces terminaran utilizando palabras
o frases como menso, sale y vale, se me
chispoteó, que no panda el cúnico. Se
sospecha que aquellos chicos, adultos hoy, hablan, para bien y para
mal, en un lenguaje razonablemente argentino.
TIEMBLA
VALENTINO
El Chapulín y luego el Chavo volvieron populares, en mayor
o menor medida, a todos los actores que acompañaban a Chespirito.
Ramón Gómez Valdez se convirtió para siempre en
Don Ramón, el papá de la Chilindrina en El Chavo,
pero también fue el malo más famoso del Chapulín
con personajes como Tripa Seca, el Rascabuches o el pirata Alma Negra.
En 1981 se alejó de la troupe de Chespirito, reapareció
en 1986 y falleció en 1988.
La Chilindrina estaba interpretada por María Antonieta de las
Nieves, una actriz que tenía 20 años cuando comenzó
a trabajar en el equipo de Chespirito. Aún hoy se sigue presentando
como la Chilindrina con su circo, incluso en la Argentina.
La otra chica del grupo era Florinda Meza, Doña Florinda para
los seguidores del Chavo, pero también la enfermera del doctor
Chapatín y la encargada principal de exclamar Y ahora,
¿quién podrá defendernos? para que apareciera
el Chapulín. Tantas veces lo dijo que terminó casándose
con él. Florinda Meza se convirtió en esposa de Chespirito
y en los últimos años se ha dedicado a producir telenovelas
como La dueña.
La relación más conflictiva de Gómez Bolaños
con un integrante de su troupe la tuvo con Carlos Villagrán,
Quico en El Chavo y otro malo de comic en El Chapulín
(el Cuajinais, el Zopilote Mojado, entre otros). Villagrán abandonó
el grupo en 1979 y quiso armar su propio programa con Quico como protagonista,
pero los derechos los tenía Chespirito y no se los cedió.
Luego, comenzó un peregrinar por distintos países deLatinoamérica
llevando personajes similares y hasta llegó a usar el nombre
de Kiko.
Entre los actores figuran además Rubén Aguirre (El profesor
Jirafales), Edgar Vivar (el señor Barriga) y Angelines Fernández
(la bruja del 71), fallecida en 1994 y enamorada, tanto en la ficción
como en la realidad (según confesión de sus propias hijas),
de Don Ramón.
La separación de Gómez Bolaños y Villagrán
parece tener un origen personal más que profesional: Villagrán
era pareja de Florinda Meza cuando la actriz decidió abandonarlo
para casarse con Chespirito. Lo cierto es que los dos actores se reencontraron
y se abrazaron en público durante un especial de doce horas que
realizó la televisión mexicana en homenaje a los treinta
años de la creación del Chapulín.
Su fama de seductor de mujeres esconde una historia que de ser cierta
alimentaría mucho más el mito de Chespirito: en un libro
de fotografías de Marilyn Monroe, Chespirito (llamado erróneamente
como el escritor Roberto Bolaño) aparece junto a
la actriz; bajo la foto se hace referencia al amante mexicano
y se agrega una declaración de Marilyn en la que declaraba no
preocuparle que estuviera con el realizador de los peores programas
mexicanos. Todo lo demás lo hace muy bien, declaraba.
¿Realidad o sensacionalismo? Chespirito no habla mucho de su
pasado anterior a Florinda Meza (de hecho, la responsable de manejar
su imagen pública) y prefiere mostrarse, antes que como seductor,
como buen padre, buen abuelo y hasta cristiano ejemplar.
CHESPIRITO
2001
Si bien el Chavo y el Chapulín son los personajes más
inolvidables de Chespirito, los seguidores de la serie recuerdan también
al doctor Chapatín, a los Chifladitos, al Chómpiras: siempre
la ch como impronta indeleble de Gómez Bolaños.
El final de la realización de los programas de Chespirito estuvo
marcado por sus diferencias con la conducción de Televisa. En
1995, después de veinticinco años ininterrumpidos y más
de 1250 capítulos grabados, Emilio El Tigre Azcárraga
(el hombre fuerte de Televisa, fallecido en 1997), levantó a
Chespirito. Se dijo que el actor ya no tenía estado físico
para seguir correteando como un chapulín o un chico, pero lo
cierto es que había serias diferencias entre Azcárraga
y Gómez Bolaños que se integró a Televisa cuando
TIM fue absorbida por la cadena televisiva. Igualmente, le dieron una
especie de jubilación de oro al darle un cargo en el área
de producción fílmica.
Sin embargo, la realidad demostró la vigencia de sus personajes
que se emiten actualmente en tres señales mexicanas. El 2000
encontró a Chespirito interpretando una exitosa obra teatral
(que lleva ocho años en cartel) y recibiendo homenajes que seguramente
se extenderán a este año cuando se cumplan las tres décadas
del Chavo. En el homenaje realizado por los treinta años de su
aparición con el programa Chespirito estuvieron presentes
todos los actores sobrevivientes de sus series (incluso Quico) y asombra
ver algunos nombres que manifestaron su admiración por el comediante:
Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, Enrique Krauze y Germán
Dehesa, entre los más conocidos.
También durante el 2000 realizó un hecho inédito
en su carrera: apoyó la candidatura de Vicente Fox para la presidencia
de México. Y eso que alguna vez había dicho que la palabra
política era tan fea que si se juntaba con una palabra
tan hermosa como madre terminaba dando la palabra suegra.
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