MAGIA
NEGRA
Música
Durante los últimos años,
los debuts de Erykah Badu, Lauryn Hill y Macy Gray fueron la punta de
lanza femenina dentro de lo que hoy llaman el Ñu Soul, una suerte
de compendio de la historia de la música negra nutrido del ritmo
del hip hop, la elegancia del R&B, la manía parlanchina del
rap y la vitalidad del funk. Radar ofrece una selección para
iniciarse en el tema.
POR
MARCELO MONTOLIVO
Como
un espontáneo resumen de toda la música negra existente
hasta ese momento, a fines de los 50 (cuando en el mundo aún
no existían los Beatles, los Stones, ni muchas de esas cosas
que hoy nos parecen tan familiares) comienza a surgir ese sonido rítmico
y carnoso que terminará bautizado como soul (alma). Combinando
blues, gospel y rhythm & blues, el nuevo estilo no tardó
en transgredir las barreras de la race music (música
racial) hasta llegar al público blanco (hasta ese momento poco
adepto a los sonidos negros), conquistando los rankings de ventas. Con
artistas como Sam Cooke, Otis Redding, Marvin Gaye, Aretha Franklin,
The Supremes, Smokey Robinson, Temptations, Sam & Dave, sellos como
Atlantic, Stax y Motown, y un cancionero repleto de melodías
adhesivas, vocalizaciones humeantes, ritmos provocativos y palabras
acaloradas, el soul se convirtió en una de las corrientes creativas
más atrayentes y rentables de los 60. Cuando ese impulso inicial
comenzó agotarse (en un medio ya invadido por el beat, la psicodelia
y los albores del hard rock y el rock sinfónico), el soul responde
con una serie de álbumes-concepto como Whats Goinon
de Marvin Gaye, Music of my Mind de Stevie Wonder y Back to the World
de Curtis Mayfield, cargados de referencias sociales y búsqueda
sonora.
De ahí en más, con el soul como timón, el sonido
negro continúa transformándose hasta conformar una larga
cadena que incluye (cronológicamente) funk, Philadelphia sound,
disco music, hip hop, break dance, house, acid jazz, trip hop y downtempo,
sin olvidarnos de eso que los norteamericanos llaman R&B (siglas
de rhythm & blues), donde, desde hace años, se agrupa a todo
ese pop negro elegante, normalmente sobreproducido y hambriento de rankings
que tantos Grammy atrae año tras año (Janet Jackson es
el perfecto ejemplo). Entre todo este caldo de cultivo, en los últimos
tiempos se habla del Ñu Soul, pero... ¿de qué se
trata?
EL
NUEVO SOUL
Conservando el ritmo reptante y trabado del hip hop, la elegancia
de R&B, las cuerdas típicas de Philadelphia, la sensualidad
de su versión 60, algo de la manía parlanchina del rap
y la vitalidad del funk, el ñu soul es, a 45 años del
nacimiento del soul inicial, una renovación estética que
se ubica en el centro de la escena pop actual. Nuevamente, se trata
de un compendio de la historia del sonido negro y, como en su primitiva
versión, está dando artistas de indiscutible calibre creativo
como Dangelo, Lynden David Hall, Cunnie Williams, Rahsaan Patterson,
Bilal o Maxwell. Pero, entre tanta voz masculina, hay una camada de
divas que se ha convertido en una de las aristas más atractivas
del género. Armadas de una sensualidad natural (aunque, como
en el caso de Macy Gray, Missy Elliott y Angie Stone, sus figuras no
las ayuden demasiado), voces distintivas y repertorios pletóricos
de canciones memorables, están editando una serie de trabajos
que marcan el ahora mismo del sonido actual.
LAS
DIVAS
Diva: diosa, divinidad. El diccionario no se equivoca a la hora
de definir a estas mujeres capaces de retorcer nuestra sensibilidad
a su antojo, mientras destilan glamour a montones. Sin olvidarnos de
visionarios como los hip hoperos Roots (grupo de Philadelphia característico
por utilizar instrumentos acústicos en vez de los clásicos
samplers y de invitar en sus discos a futuras reinas como Amel Larrieux
o Erykah Badu), el trío Fugees (que nos legó a la premiada
y ahora silenciosa Lauryn Hill), o al rapero ex Gang Starr llamado Guru
quien, con su proyecto Jazzmatazz, aportó su espíritu
visionario a la hora de soulear el hip hop (su tercer álbum,
Streetsoul, contiene un apabullante seleccionado de vocalistas Ñu
Soul), el Ñu Soul tiene a Neneh Cherry y Mica Paris (indispensable
su Black Angel de 1998) comoindiscutibles adelantadas. Dejando de lado
a las populares Erykah Badu, Mary J. Blige y Macy Gray, o a la ex Spice
Girl Mel B (cuyo debut como solista, Hot, fue absolutamente ignorado,
pese a su sorprendente calidad), nos ceñiremos a las siguientes
chicas:
AMEL
LARRIEUX
Oriunda del Greenwich Village neoyorquino, ex miembro del
dúo Groove Theory, fue la vocalista de Sweetback (proyecto del
grupo de acompañamiento de la cantante Sade, otra pionera del
soul arrullante) en su único álbum hasta la fecha. Invitada
por los hip hoperos Roots a cantar en su álbum lladelph Halflife
(1996), Amel consiguió grabar Infinite Possibilities (su álbum
debut) el año pasado. Su voz sedosa a veces llega a convertirse
en un hilito que produce un extraño efecto en la piel. Los constantes
juegos de voces entrelazadas y el timbre del piano eléctrico
consiguen un clima de elegancia y relax en perfecta consonancia con
el sentimiento religioso de algunas de sus letras. De todas formas,
entre tanto confort y espiritualidad, le queda tiempo para ocuparse
de los problemas cotidianos, como en Get Up (6am/
saliendo de la cama nuevamente/ y no puedo volver, porque el sueño
no paga el alquiler/ día tras día/ me tienen trabajando
como una esclava). El resto es el placer midtempo de Even
If, el funk agazapado de Shine o el jazz bossa de
Down, donde su voz gana cuerpo. El mundo soul espera su
nuevo álbum.
KELIS
Chica dura, nacida en el Harlem
neoyorquino, dejó su casa a los 16 años para hacer su
propia vida. Conoce al grupo de productores The Neptunes, quienes la
conectan con el rapper Ol Dirty Bastard para grabar a dúo
Got Your Money. El año pasado debutó con Kaleidoscope,
un disco carnal, sexy, en donde se saborea su desenfado callejero. Desde
la tapa (Kelis con el torso desnudo y la cara pintados a la usanza psicodélica,
haciendo juego con su afro rojizo) advertimos que estamos ante un álbum
que se impone. La producción de los Neptunes (atentos a In Search
Of, el álbum que han editado bajo el nombre de N.E.R.D., uno
de los lanzamientos más interesantes del hip hop actual) aporta
unos ritmos quebrados con golpes de bombo demoledores (Suspended),
notable inteligencia para el contrapunto rítmico (Mars)
y sintetizadores ululantes en la impactante Caught Out There,
uno de los temas definitivos del Ñu Soul (con ese inquietante
estribillo ahora mismo te odio a morir). La influencia del
hip hop es notoria. Hace pocos días, Kelis ha lanzado (por ahora
sólo en Europa) su segundo álbum (Wanderland), más
variado estilísticamente (y con una tapa horrible) que la muestra
más que nunca abocada a buscar la canción recordable.
Abundan los uuuhs y aaahs como demostración
de placer y sorprende el hard soul de Perfect Day, la estructura
exótica de Get Even y, sobre todo, el demoledor single
Young, Fresh and New, con unos sintetizadores distorsionados
que erizan la piel.
ANGIE
STONE
Pese
a su figura poco estilizada (perfectamente disimulada en la glamorosa
tapa de Black Diamond, su álbum debut), Angie Stone destila clase
y seducción. Con una propuesta más tradicional que sus
compañeras de género y muchos elementos del soul original
de los 60 y el R&B habitual en las radio-fórmulas norteamericanas,
en su primer disco incluye un cover de Trouble Man (Marvin
Gaye). Además, cuenta con el padrinazgo y la ayuda de DAngelo
y Lenny Kravitz. Entre elegantes pianos eléctricos y guitarras
con wah wah, la influencia gospel es altamente evidente, mientras el
aro del tambor marca el ritmo de manera impasible. Lo verdaderamente
seductor en Black Diamond es la garganta de la Stone, con un vibrato
que destila sabor negro, perfectamente representado en momentos como
Visions. Recientemente, Angie lanzó Mahogany Soul
(su nuevo álbum), un trabajo más opaco que su debut, con
un cover de Curtis Mayfield, pero en el que su garganta sigue dando
que hablar.
MISSY
MISDEMEANOR ELLIOTT
Luego de facturar un opus tan definitivo como Supa Dupa
Fly (de 1997) y una secuela del calibre de Da Real World (1999), Missy
regresa en este 2001 con ...So Addictive, otro de los grandes álbumes
del Ñu Soul (notable el arte cibernético en la tapa).
Nuevamente con la ayuda de Timbaland (junto a los Neptunes, el productor
del momento atentos a su álbum solista Tims Bio,
y también responsable del sonido de Ginuwine o la desaparecida
Aaliyah), Missy ha facturado un álbum caliente, sucio, seductor,
con ritmos provocativos, gemidos por doquier, guitarras funk, sintetizadores
carnosos, influencia hip hop, golpes de bombo penetrantes, un envidiable
gusto para el hit (One Minute Man, Lickshots),
paseos por el house (4 My People), la originalidad rítmica
absoluta de Whatcha Gondo y la sorprendente influencia
hindú en Get Ur Freak On. Timbaland realiza un trabajo
de producción milimétrico, obsesivo, donde los arreglos
se organizan en una extraña sincronía, siempre novedosa,
ya sea con timbres inesperados o golpes de efecto rítmicos o
vocales. Discos como ...So Addictive serán recordados con el
correr de los años.
JILL
SCOTT
Nacida en Filadelfia, en 1999 fue invitada por el baterista
de los raperos The Roots para grabar el tema You Got Me,
que se convirtió en un hit. Al año siguiente consigue
editar su debut solista (Who is Jill Scott? / Words and Sounds vol 1).
Se trata de un disco cool, con el beat (marcado en el aro del tambor)
implacable. Los juegos de voces se retuercen y arrullan, entre bajos
profundos y piano eléctrico gatuno. Las letras se internan en
las relaciones de pareja de manera cotidiana, casi explícita,
como en Exclusively (Esta mañana mi hombre
me regaló un poco de amor extra/ lamió y chupó
en cada parte de la forma en que acostumbra/ ese amor extra fue bueno/
nos quedamos tirados sudorosos, entre el olor a sexo/ felices de tenernos
el uno al otro/ mi hombre y yo amándonos en las noches y las
mañanas). Esta semana acaba de salir Experience, el nuevo
trabajo de Jill, que consta de dos discos (un prematuro álbum
en vivo y otro en estudio). En el primero, el material pierde bastante
del glamour que le conocemos, entre desbordes de virtuosismo general,
tanto vocales como por parte de su banda, empañando el resultado
final. Permuta hip hop por jazz rock y la elegancia sale perdiendo.
En el álbum en estudio las cosas vuelven a su lugar (está
claro que Jill necesita un productor) gracias a unas canciones bien
enfocadas, donde se destaca Gotta Get Up junto a los otrora
cultores del drum & bass 4 Hero.
ALICIA
KEYS
Joven
y bella, Alicia se presenta como una artista completa y decidida, ya
que produjo, escribió y arregló (algo poco común
en el género) su debut Songs in A minor (Canciones en La
menor). El repertorio está guiado por su piano (acústico)
y los fraseos tipo soul sister de su voz (un perfecto ejemplo es la
notable Falling). Alimentado a base de gospel y R&B,
el trabajo cae, por momentos, en la intrascendencia (como ocurre en
Jane Doe). Se incluye una versión de How Come
You Dont Call me de Prince.