¡Cómo
pasa el tiempo, lector! Pensar que hace 4 semanas estábamos
en otro milenio, pasaron mil años, y para nosotros fue menos
de un mes. Raro ¿no? Todo cambia, lector, y el almanaque
ni le cuento. Estados Unidos tiene nuevo presidente, que sonríe
cada vez que parece no entender lo que ocurre. Uno lo ve y teme
que en el mismo gesto con el que agradece el aroma del café
recién molido podría bombardear medio mundo y después
decir ¡Ups! a manera de explicación, disculpa
y mensaje al mundo.
Pero ése no es el tema que nos ocupa. Hoy no hablamos del
poder, lector, o al menos, no de esa clase de poder. Hoy se trata
de poder ver. El top.less, vale decir las chicas sin
nada arriba (me refiero a las tetas, no al cerebro, queridas feministas,
así que please no protesten, o al menos no por esto), se
impone y se permite en diversos lugares del país. Lo que
no puede la campaña gubernamental, lo que no puede el patriótico
sentimiento nacional, lo que no pueden nuestros maravillosos paisajes,
lo podrán nuestras maravillosas, hermosas y nunca bien ponderadas
National Tets.
Y seguramente, esto que comenzó como una mera atracción
turística, va a seguir, no se va a detener, y ya vemos en
el futuro a los partidos políticos exhibiendo pecho a falta
de ideas o plataforma (ya una ex diputada hizo escuela mostrando
el tujes y diciendo Si te gusta, votalo hace unos años).
La hora de la teta ha llegado, y no hay blindaje que la detenga.
Nos vemos el sábado que viene, lector.
RUDY
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