Se viene, se viene, lector, que se vienen, que se nos vienen, que
ya están, que ya estamos adentro, y no sabemos cómo
vamos a salir. No, lector, no es el FMI, el blindaje ni la desocupación,
ese es un tema del que se ocupa el gobierno, para mal o para peor,
pero la gente, la gente común, usted, yo, él, ella,
ello, nos vamos a enfrentar a algo nunca visto: ¡los reality
shows con actores desconocidos, cámaras hasta el tujes y
la privacidad reducida a la nostalgia!
Va a haber cholulos que le van a pedir un autógrafo a cualquiera,
por si luego aparece en Usted puede ser Maradona, Borges o
Balá, un programa que acabamos de inventar en el que
los participantes están 2 meses seguidos escribiendo, haciendo
jueguito, o diciendo Eapepé. Todos vamos a ser
famosos, menos los famosos de verdad, que no dan para
hacer de desconocidos. En la tele del futuro, ¡para ser actor
va a haber que demostrar que uno no es actor! ¡Es la venganza
por tantos años de buenos teleteatros! Ahora nos toca a nosotros
contar historias a las cámaras, que el público vea
cómo nos batimos contra la tía Clotilde por una medialuna,
como los verdaderos conflictos argentinos no pasan por una pareja
mal formada veinte años atrás, sino por lo mal que
prepararon las milanesas: que los conflictos entre hermanos no son
por cuantiosas herencias, sino por quién se come la porción
de muzzarella que quedó de ayer, aunque esté fría,
o quién usa el teléfono, o el e-mail.
Esta es nuestra verdad, lector, y como decía el general:
¡la única verdad son los reality shows!
Hasta el sábado, lector
Rudy
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