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SUPLEMENTO DE HUMOR DE PAGINA/12

 

 

Los argentinos hemos tenido muchos miedos a lo largo de nuestra historia. Algunos ancestrales y compartidos con el resto del mundo (el cuco, el Apocalipsis, el lobo feroz, asustarse si el papá de uno mata a un chancho), otros tambien compartidos pero más modernos (la bomba atómica, la vaca loca, el efecto invernadero, un cometa o meteorito que choque con la Tierra y nos deje sólo un momento que dedicaríamos al sexo).
Hay miedos muy locales, históricos: a los rosistas, a los caudillos, a los unitarios, al gaucho, al inmigrante. Miedos actuales: el quedarse sin trabajo, el tener más trabajo que el que uno puede hacer para poder llegar a fin de mes, que el Presidente se duerma, que el Presidente se despierte, que aumente el precio del arroz. Miedos pánicos, como el que los 7 años de la última dictadura militar instauraron en la sociedad.
Todos esos son miedos concretos, aun si se habla del cuco, alguien puede describirlo, aunque más no fuera desde su fantasía. Pero el último miedo, el miedo de moda, el “cagazo–fashion otoño–invierno 2001” es abstracto, es un numerito que los modistos del mercado del Norte cortan a su gusto (y como ellos están en primavera o verano no lo hacen acorde a nuestro clima, sino al de sus clientes) llamado “riesgo país”.
Que el riesgo país sube, que baja, que me queda corto de mangas, que me queda largo de industria, que si le cortamos un cachito de educación. Que si le alargamos un cachito de impuestos, que si le privatizamos el escote, y así. Del párrafo anterior podría deducir el lector que es éste un tema que se reduce a la sección “moda” de alguna revista mal llamada “femenina”. Pero no, no señores, el riesgo país está no sólo en la cartera de la dama, sino también, y mucho, en el bolsillo del caballero, en la mochila del niño, en la bolsa de las compras de toda la familia, en el supermercado, en la oficina y en el banco. Por ese numerito sube el costo de los créditos; por ese numerito un señor que vive en Canadá o en Australia decide si invertir o no sus dinerillos en nuestro país y transformarse en acreedor argentino; por ese numerito se les puede complicar la vida a las empresas nacionales, libradas por el país a su propia suerte, al igual que los ciudadanos. Nunca un numerito tuvo tanto poder.
Ahora Cavallo reclama superpoderes para bajarlo. Muchos dicen que fue él mismo quien lo hizo subir en otros tiempos. Este tema complica a diputados, senadores, economistas, políticos, sindicalistas, empresarios e incluso humoristas.
Nosotros seguimos en nuestra línea “satirodoxa”, porque si el riesgo país está en 900 o en 500 o en 350, y cambia cada día, Sátira, por su parte, llegó a 700. Sí, lector, son 700 sábados seguidos, desde septiembre del ‘87, que Pati, Mosqueto, Toul, Bianfa, Jorh, Daniel Paz, Wolf y Rudy estamos con usted. Y seguimos subiendo, de a un número por semana.
Hasta el sábado, lector

Rudy

DANIEL PAZ

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