El
Presidente se fue a Roma, seguramente porque todos los caminos conducen
hacia allí, quizás para observar con sus propios ojos
la cuna de la civilización occidental. Se dice que nuestro
Presidente es especialmente sensible respecto de las cunas, camas,
divanes o todo aquello que de alguna manera pueda ser utilizado
para dormir. Pero además, también fue al Vaticano
que, como todos sabemos (o deberíamos saber), queda en Roma.
Tuvo una entrevista con el Papa, en la que seguramente intercambiaron
opiniones y experiencias en esto de ser gobernadores del espíritu,
mas no de lo material.
Mientras esto ocurría, en la Argentina comenzó a regir
el impuesto al cheque y sigue vigente, más allá de
que Cavallo prometa derogarlo alguna vez, la alícuota del
impuesto al bolú, que es cada vez más alta, porque
cada vez son menos los que la pagan. Mejor dicho, cada vez son más
los que la pagamos, sólo que muchos creen que están
exentos y terminan siendo más bolús que los bolús
conscientes de su condición, ya que al final la pagan igual,
pero no se dan cuenta. No sé qué es preferible.
Pero si el Presidente fue a buscar un milagro al Vaticano, el Mingo
de economía, mucho más pragmático, y quizás
realista, fue a buscarlo a donde de verdad pueden realizarse, a
los Estados Unidos, que no serán la cuna de la civilización
occidental, pero sí son los que tienen los mejores sonajeros,
corralitos, etc.
Así estamos. Mientras tanto, en Buenos Aires, un grupo de
humoristas procede a publicar el número 701 del suplemento
Sátira/12, lector. Puede usted leerlo tranquilo, que no va
a aumentar el riesgo país.
Nos vemos el sábado que viene. Felices Pascuas y Peisaj,
respectivamente.
Rudy
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