¡Grande Tito! El
nuevo Neil Amstrong, Yuri Gagarin, Bill Gates y Laika, todos juntos.
Porque este hombre, no sólo se fue al espacio, sino que,
cual Cristóbal Colón del siglo XXI, descubrió
¡el turismo interplanetario!
Piénselo lector, ¿cuántos argentinos que no
van de vacaciones ni a la esquina, podrán ahora vanagloriarse
y decir bah, él se fue al espacio una semana, pero
yo hace años que estoy en la Luna?
¡Cuántas empresas locales nos ofrecerán, a precio
de ganga: Siete días seis noches, pensión completa,
en Marte o en Samborombón, según cupo, y aunque
los incautos que adquieran el paquete terminen en Samborombón,
siempre podrán decirles a sus nietos: Yo estuve a punto
de ir a Marte, pero no había más lugar. Inclusive
la empresa les podrá dar, por un leve costo adicional, una
carta que acredite dicha afirmación.
Se abre un nuevo mercado, lector. Piense en la posibilidad de comerse
un choripán en la Luna, donde engordan mucho menos, gracias
a la gravedad. ¡Imagine las publicidades, los tiempos compartidos,
los dominios de Internet que pueden establecerse gracias a Tito!
¿Cuántos bancos establecerán en el espacio
su casa central? ¿Cuántos sindicalistas argentinos
irán de veraneo al Nuevo Caribe, donde seguramente
estarán a salvo de los paparazzis? ¿Cuántos
maridos y/o esposas les dirán a sus cónyuges querida/o,
lo siento, tenemos una junta de la empresa en la Luna, en una semana
vuelvo, y se irán de joda por ahí? ¡El
mundo será el mismo de siempre, pero con un poco más
de diversión, y eso no es malo! ¿O qué quería,
lector, que hiciéramos otro suplemento más sobre el
riesgo país?
Nos vemos el próximo sábado, en el mismo planeta,
lector.
Rudy
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