Hoy, lector,
un ex presidente está preso. Mejor dicho, hay más
de uno, si contamos los de facto, mal que nos pesen. ¿Será
éste el fin de la impunidad, como a veces queremos creer,
o una más dentro de las tantas cosas increíbles que
ocurren en nuestro increíble país? Hay quienes dicen
que todo es un bluff... desde que Colón descubrió
América para acá...
El hecho es que en la quinta de Don Torcuato hay un nuevo huésped
de lujo que en realidad está allí en calidad de preso
domiciliario. También su esposa, con las latitas aún
colgando del auto junto al cartel de just married (en
inglés como manera de adherir al boicot anti-España).
Hay quien le envidia la prisión 5 estrellas a nuestro ex.
La verdad, no nos incluimos en ese grupo de gente. Una cosa es estar
en una quinta con los amigos comiendo un asadito porque uno
tiene ganas y otra cosa es no poder moverse de ahí
por orden judicial. Por supuesto que peor es la cárcel
de verdad.
Quizás en esa celda de lujo nuestro ex tenga tiempo de reflexionar,
o de desarrollar, ahora sí, la revolución productiva
y el salariazo que nos había prometido cuando al grito de
¡Síganme, no los voy a defraudar!, conquistó
la Rosada hace 12 años y una esposa. No lo sabemos.
No nos pone contentos que un ex presidente vaya preso. Preferimos
que los que dejan nuestro gobierno tengan luego cargos internacionales.
Y que todos los que emigraron quieran volver, porque acá
pueden estar mejor que en cualquier otro país del mundo.
Y que también los europeos, japoneses, estadounidenses, gente
de toda raza, credo, sexo, color y equipo de fútbol quieran
venir a esta tierra. Y que Aerolíneas Argentinas vuelva a
ser una de las mejores líneas del mundo. Y que se termine
la recesión y el desempleo. Y que el colesterol no haga daño
a las arterias. Y... (acá el lector puede desear a su gusto
y placer). Pero la realidad es otra. Mejor dicho, ojalá fuera
otra, es ésta.
Por eso, nuestros chistes de esta semana tienen que ver con la prisión
ex presidencial.
Hasta el sábado, lector
Rudy
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