Mañana, lector, es un día muy especial para todos los argentinos. Porque vamos a volver a votar. Algo que añorábamos en los tiempos en que no podíamos, y ahora que podemos, quizás le damos al acto menor trascendencia de la que tiene. Y seguramente, lector, no es por su culpa ni la mía sino que los que nos representan a veces no nos representan como decían que nos íbamos a representar si los votábamos para que nos representasen, entonces no nos sentimos representados por nuestros representantes, y si ellos se representan para que los volvamos a elegir, a nosotros se nos representan una imagen y unas palabras que mejor no las reproducimos aquí porque puede haber niños, o adultos, leyendo.
Digo entonces, lector, que después de haber usado el verbo representar en todos sus tiempos, modos, voces, personas y números posibles, quizás nos quepa la agridulce sensación “la viudita del valle del rey”, la del “arroz con leche”, y “yo quiero votar, y no sé a quién / con éste no, con éste no, con este candidato, no elijo yoooooo”.
Hay gente que está buscando nuevas maneras de no votar, ya que estuvo pensando en impugnar, observar, anular, cantar y todos los verbos que se le ocurran vinculados con su voto. Otros simplemente van a optar por el candidato que les disguste menos, otros van a votar “en contra de”, otros van a meter cosas extrañas en el sobre. Hay para todos los gustos.
Compartimos, lector, la desorientación. No nos gusta que un presidente nos diga “con democracia se educa, se come y se cura”, y después no. Ni que nos prometan la revolución productiva y el salariazo, y después tampoco. Ni que nos aseguren ser el médico de los médicos y el maestro de los maestros, y nada. Esperamos, queremos, como la mayoría de la gente, que nos prometan algo y lo cumplan, que podamos vivir mejor, todos. Es más: como humoristas, ansiamos el día en el que resulte difícil encontrar un tema de que quejarnos, por lo bien que ande todo. Pero, confíen en nosotros, lo vamos a encontrar. Es una promesa, aunque no preelectoral.
Vote con salud, y nos vemos el próximo sábado, lector.

Rudy