Estimado
lector, hoy es un día especial para nuestro país.
Podríase decir que es el fin de una época, y el inicio
de otra: quizá mejor, quizá peor, pero necesariamente
diferente. Con toda tranquilidad nos animamos a sostener que a las
fechas culminantes de la Historia, como lo fueron la caída
de Roma, la posterior caída de Constantinopla, y la mismísima
Revolución Francesa, cuyas fechas han sido, o serán
olvidadas (y eso en caso de que alguna vez fuesen aprendidas) por
nuestros insignes, aunque recortados en su presupuesto, estudiantes,
se agrega, a riesgo de hacer larguísima e incomprensible
esta oración, la fecha de hoy, la del último partido
en la Selección Nacional del Diez, de Maradó Maradó,
de OéOéoéoéoéoé DiegóDiegó,
o de cómo usted, lector, haya querido llamarlo.
Y junto a Maradona, se retira también la camiseta. La de
Kempes, la de Onega, la de Sanfilippo, la de Bochini. La Diez: la
diez no juega más en la Selección. Quizá la
reemplace la quince, la veintitrés, la dieciocho, la veinte.
Pero la diez, no juega más, se va con Diego.
Y estos dos retiros son hitos. Porque uno puede aportar un poco
más o un poco menos a la AFJP; es lo mismo, igual a la hora
de jubilarse algo le van a encontrar. Y uno puede tener o no un
bono de la deuda, o usar el de la doble hojita recortada, o el papel
tissue, para limpiar ciertas partes del cuerpo, como supo decir
la propaganda alguna vez. Y uno puede conseguir trabajo hoy, o nunca.
Pero Diego, lo que se dice Diego, se va de la Selección una
sola vez. Por eso, lector, los que hacemos Sátira podemos
entender el sentir nacional, darnos cuenta de que la crisis, la
recesión, las peleas con los gobernadores, el triste papel
internacional, el más triste aún lugar económico
del país, los votos anulados expresando mayorías inexistentes
pero presentes, todo eso, queda atrás, cuando Diego Maradóóó-Maradóóóóóóó,
y su compinche, la camiseta número 10, dejan la Selección.
Hasta la semana que viene.
Rudy
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