TURISMO BONAERENSE
Pampa y montaña
Una ventana a la montaña

En
las grandes llanuras del sur de la provincia, la tierra se levanta hasta
más de 1000 metros de altura. Este curioso cordón montañoso en medio
de la pampa está a unos 550 kilómetros de la Capital Federal. Y aunque
lo más curioso, raro y famoso es el hueco de La Ventana, el paisaje
serrano, con sus arroyos y campos de lavanda, invita a prolongar la
estadía de unas bucólicas vacaciones.
Texto
y fotos: Graciela Cutuli
Pampa
y llanura. De la Argentina para afuera, ésa es la imagen
de la provincia de Buenos Aires, la de los campos fértiles e
interminables donde el horizonte es una línea tan plana como
si un chico aplicado lo hubiera dibujado con una regla. Y, sin embargo,
no todo es tan llano, gracias a los sistemas serranos como el de Ventania,
famoso por el cerro de la Ventana, donde la montaña se abre y
deja ver el cielo de los dos lados. Una curiosidad, pero no la única.
Historia
vieja Las Sierras de la Ventana se formaron hace millones de años:
aparentemente están relacionadas con el antiguo continente de
Gondwana, cuando todavía Brasil, Uruguay, la provincia de Buenos
Aires y Sudáfrica formaban una sola masa de tierras y las laderas
donde hoy crecen plantas aromáticas estaban cubiertas de glaciares.
Lo cual resulta actualmente mucho más atractivo para el turismo,
que en el verano y durante los fines de semana largos hace vivir a este
pueblo de unos 1000 habitantes, cálido y agradable gracias a
sus paseos serranos, el trekking, los arroyos y los campings.
La fama de Sierra de la Ventana como región turística,
sin embargo, está lejos de ser nueva: ya a principios de siglo
se había construido un lujoso hotel, hoy lamentablemente en ruinas,
donde se daba cita toda la aristocracia argentina para pasar el verano
en un ambiente altamente recomendado por lo higiénico.
Casi paralela a la construcción del imponente complejo hotelero,
inédito para la época, avanzaba el tendido del ferrocarril:
la pintoresca estación que hoy lleva el nombre de Sierra de la
Ventana se inauguró en 1903, bautizada como Sauce Grande. El
hotel, sin embargo, era tan importante que tenía su propio trencito
de trocha angosta para llevar a los huéspedes desde la estación
de llegada hasta su punto de descanso.
El Cerro Ventana, seña de identidad indiscutida de la cadena
montañosa, está dentro del área del Parque Provincial
Ernesto Tornquist, cuya familia donó al estado, en 1937, más
de 3000 hectáreas que con el agregado posterior de otros terrenos
formaron las 7600 hectáreas protegidas. El paisaje de la región
conserva los pastizales típicos de la zona, aunque en las laderas
de los cerros se observa el avance de los pinos, una planta exótica
tan bien adaptada que su proliferación preocupa a algunos expertos
en la biología de la región.
Las excursiones a los distintos cerros parten del Centro de Interpretación
Ecológica en la entrada del parque, donde se puede recorrer una
pequeña muestra sobre el ambiente del lugar, la fauna y la flora.
Charlas y audiovisuales permiten conocer un poco más sobre el
ecosistema serrano. Para conocer el cerro Bahía Blanca, o la
Garganta del Diablo, hay que salir acompañados por un guía,
en recorridos que llevan entre tres y cuatro horas. Pero la zona es
muy conocida también por las cuevas, formadas en los sucesivos
pliegues y repliegues del terreno durante la formación de la
cadena. El hueco del Cerro Ventana es precisamente una antigua cueva
en la que los movimientos del terreno y la erosión del agua provocaron
la caída de una de las paredes, dejando el famoso agujero en
la cumbre.
Siempre saliendo del Centro de Interpretación, parte en vehículo
y parte a pie, hay excursiones a la Cueva del Toro y la Cueva de las
Pinturas Rupestres. También es guiada la visita al Cerro Tres
Picos, de unos 1200 metros, el más alto del cordón montañoso
de Ventania. El ascenso a la Ventana, en cambio, se puede hacer autoguiado
y, de hecho, es uno de los más populares entre los jóvenes
que llegan para hacer sus primeras prácticas en escalada y rappel
entre los picos de esta parte de la provincia. Claro que hay que estar
algo entrenado para caminar y trepar unas cinco horas hasta darse el
lujo de mirar por la ventana. Es decir, asomarse literalmente
hablando al paisaje que se extiende a los pies de los aventureros,
una serie de infinitos retazos de campo entre el verde y el amarillo.
El color contrasta con el rojo que se observa durante el camino, en
el abra de la Ventana, donde las rocas llevan el sello de los minerales
de hierro que la componen.

Flores
y pesca En la región de la Ventana vale la pena visitar los
campos de la estancia El Pantanoso que, además de la explotación
tradicional agrícola-ganadera, abrieron hace algunos años
una nueva vertiente: el cultivo de hierbas aromáticas. Tomillo,
orégano, estragón y otras plantas de perturbador perfume
crecen al abrigo de las sierras, pero sin duda lo más bello y
llamativo son las plantaciones de lavandas. Miles de plantas azul-violáceo
se extienden con las elevaciones montañosas como único
fondo, perfumando el aire y regalando la vista con un paisaje que se
diría salido de una postal del sur de Francia.
Ya de regreso, se puede pasar el resto de la tarde disfrutando de la
frescura del arroyo Sauce Grande y llegar incluso hasta la Estación
de Piscicultura, a unos tres kilómetros desde el puente que cruza
el curso de agua. En la estación se crían truchas el
período de incubación comienza en junio para luego
sembrarlas en los ríos y arroyos de la zona, cuando ya tienen
unos tres meses (es decir entre noviembre y diciembre). El lugar es
para visitar durante la temporada de cría, ya que en verano las
altas temperaturas obligan a vaciar los piletones.
No muy lejos de la Sierra de la Ventana está la laguna de Chasicó,
una de las preferidas de los pescadores en toda época del año.
Pero la región tiene además un gran valor histórico:
por un lado se puede pedir conocer el Museo Arqueológico de la
estancia Don Natalio, un emprendimiento privado donde se conservan elementos
de las culturas indígenas que vivieron en esta zona. Por otro,
en el camino a Chasicó se encuentra el Fuerte Argentino, que
también debe visitarse con autorización de los dueños
de la estancia en cuyos terrenos quedó incluido. Hay que recordar
que hasta mediados del siglo pasado todo lo que hoy es una tranquila
zona rural era territorio indio, escenario de batallas en la Conquista
del Desierto. El fuerte se construyó en 1872, a la vera del arroyo
Sauce Chico, y era uno de los puntos de paso de la Zanja de Alsina,
de la que en los alrededores quedan todavía algunos restos. Las
modificaciones sufridas por el fuerte a lo largo de los años
y el hecho de que forme parte del casco de la estancia no le quitan
valor a la torre del vigía y los gruesos muros de ladrillo originales.
Terminada la Campaña, grandes cantidades de terrenos se dieron
en concesión para su explotación en forma de cultivo y
cría de ganado: así, como ésta, nacieron muchas
otras de las estancias de la provincia.
Del
castillo al dique En la región de Sierra de la Ventana, además
de su belleza natural, hay sin duda todavía mucho potencial turístico
para desarrollar. Es fácil comprobarlo: por un lado quedaron
abandonadas las ruinas del hotel, que pudo haber sido un Llao-Llao bonaerense;
por otro no se puede conocer, por problemas internos de los herederos
de la familia, el castillo de la estancia Tornquist. Muy pocos tuvieron
acceso en los últimos tiempos al edificio, una bella construcción
inspirada en la arquitectura medieval y cuya capilla es una copia de
la del castillo francés de Amboise.
También hay mucho para hacer en el circuito que lleva al dique
Paso de las Piedras, en total unos 100 kilómetros saliendo desde
Sierra de la Ventana (de los cuales más de la mitad son por camino
de tierra). Hay que pasar por Sandungaray y cruzar el arroyo Sauce Grande,
y después de algunas vueltas se accede al dique, construido para
que Bahía Blanca y sus alrededores no sufrieran la falta de agua
potable. Allí se puede practicar windsurf, aunque muchos prefieren
pescar pejerreyes, ya sea desde la costa o embarcado (no se puede, sin
embargo, utilizar embarcaciones a motor).

DATOS
UTILES
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Informes
turísticos sobre Sierra de la Ventana: teléfono (0291) 4915032.
Casino provincial: Drago y Bahía Blanca, Sierra de la Ventana.
Abierto entre abril y noviembre en el Hotel Provincial. Estación
de Piscicultura: se visita de lunes a domingo en temporada (junio-diciembre),
cierra al mediodía. Excursiones serranas: teléfono (0291) 491-5186.
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